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domingo, 13 de septiembre de 2020

PROGRESO Y VINCULACIÓN

Varadero junto al Risco de La Luz. Santa Cruz de La Palma. Bahía
                              La ocasión de haberme puesto a imaginar tantas cosas, mientras paseaba un día cualquiera por la dársena portuaria de nuestra ciudad, me fue grata y oportuna. Grata, porque me dio la oportunidad de contemplar la bella que es Santa Cruz de La Palma. Construida como en anfiteatro. Y oportuna, porque me alienta a escribir sobre algo que hace algún tiempo me hubiera gustado comentar. 
                              Nació de la bahía y esta realidad fundacional ha marcado su historia con un sello indeleble en el transcurso de los siglos. Desde siempre vivió para el mar y gracias a él, que teje perennemente sus encajes de espuma a sus orillas y la acaricia con dulces arrullos, un encanto indescriptible, que a través suyo la isla se propagó por los mares y las tierras conocidas.
                              Adentrarnos en el mundo de la navegación, desde la existencia del hombre es constatar con nuestra memoria marinera a partir de varias centurias, que han dejado huellas para la gloria y conocimiento de la construcción naval.
Astilleros a nivel de playa. 1937
                              En los astilleros a nivel de playa surgió una industria floreciente de competición y vanguardia, que en la carrera de Indias cosechó grandes éxitos. Sus barcos hechos por fabricantes locales, carpinteros de ribera y por armadores, surcaban los océanos y unían puertos tan distantes como los de La Habana y Amberes. Para comerciar la Corona de Castilla creó en nuestra capital, si bien por breve tiempo, el primer y único Juzgado Oficial de la Contratación de Indias en las islas Canarias, muy al principio de 1564, al tiempo que las naves isleñas transportaban vinos y brea a los puertos de Hispanoamérica y traían de estos mismos lugares y de Flandes pieles, barcos, plata y objetos suntuarios, especialmente de estilo religioso.
                              Esta cultura se traduce en el establecimiento de verdaderas dinastías de maestres, fabricantes y pilotos, como las sagas de los Canos, Díaz Pimienta, Arozena Lemos y Henriquez, Casas Lorenzo, Rodríguez González, Fernández y otros, que constituyeron auténticas familias de constructores y navieros. Se trata de una transmisión, que con altibajos llega a los albores del novecientos con gran arraigo en la crónica colectiva de los palmeros, cuando la hechura de naves a vela decayó a favor por la competencia de los vapores que monopolizaron el  tráfico nacional e internacional.
                              Sin tener en cuenta la añoranza que puedo sentir al recordar los años de mi infancia y juventud con una visión muy distinta a la actual, podría decir que el núcleo urbano presenta una fisonomía diferente, aparentemente más moderna.
Playa del Roque. Zona portuaria
                              Sin embargo, guarda una armonía de conjunto, combinándose las nuevas construcciones con aquellas más antiguas. Incluso muchas son de la época fundacional. No se rompe, según mis observaciones, el cuidado siempre presente de lo característico de cada estilo arquitectónico, fiel exponente de una etapa de nuestras efemérides, conjugándose entre la modernidad de sus recientes edificaciones y la señorial magnificencia de su arquitectura pretérita.
                              La proyección de futuro por ser bañada por las azules aguas del océano Atlántico, abierta a las influencias o corrientes culturales, económicas, sociales y comerciales marcan la pauta de un presente progresista, asentado en los pilares de un pasado próspero, que brilló con luz propia y en la mira de no quedarse estática, surgió la ambición de los isleños.
Remodelación actualizada. 2020
                              Por su ubicación con respecto a la isla ha estado vinculada a Europa y América, con la vista puesta en aquellos hijos, que viven en el exterior por diversas razones, que con el turismo forma una fuente de propagación de nuestro acervo socio-cultural más allá de nuestra frontera, donde se cultiva las ideas y los sentimientos más puros. Es una población enlazada a su rica cronología y tradición, parece crecer indiferente, siendo sencilla, afable y recoleta en su abolengo. Vive el encanto de sus propios recuerdos y del lento bullicio que late en sus calles principales. Ha sido el punto de encuentro de novedosas corrientes intelectuales, uniéndola al mundo exterior. Rodeada de alcores abre los brazos para acoger con mil colores la luz y los albores para vincularlos en la mente: “Traigo a mis niños para que no pierdan el vínculo con su origen”.
                              El objetivo no es otro, sino promover el reconocimiento con ansias de cambio y ser espejo de las virtudes, que tanto nos orgullece y ver como el sol se difumina al amanecer y atardecer en el contraste de claridad y sombras.

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