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domingo, 23 de enero de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXII)

                              AVENIDA EL PUENTE: Moderna vía con un amplio sentido de expansión y adaptación a las necesidades de desarrollo de la capital insular. A lo largo de su trayecto encontramos un gran espacio perimetral de la calzada, contando con numerosas modificaciones urbanas, que imprimen un nuevo sello de prosperidad en una etapa de cambios y de proyectos urbanísticos prometedores de interés ciudadano. Debido a su ubicación, pensamos que se pueden encontrar diferentes motivos para hacer en buena compañía. Es una zona muy interesante y sugerente por los muchos y variados negocios de distinto contexto.

                              El barranco de los Dolores, que hoy se halla soterrado, nos augura un mejor desenvolvimiento del tráfico rodado y vida comercial, con vista al futuro y conocimiento de nuestras páginas de historia local y, así, comprender más el esfuerzo realizado por nuestros antepasados, que gobernaron con precisos y meditados criterios de actuación y responsabilidad política en lo social y cultural con decisión.

      El emplazamiento de la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación constituye un referente emblemático fundamental y fundacional. Es la primera construcción religiosa del bando este de la isla y, segunda, después de la de San Miguel Arcángel en Tazacorte. Terminada la conquista y establecidos los primeros colonos en el entorno antes dicho se levantó un primitivo templo, que funcionó entonces como improvisada parroquia, hasta que el centro de la población se concibió a la vera del cauce del barranco soterrado.

                              La Villa de Apurón, como se le conocía, a la Muy Noble y Leal ciudad de Santa Cruz de La Palma, comenzó a surgir como el primer sitio habitado. Pasado algún tiempo se trasladó más al sur, donde se fabricó la iglesia de El Salvador.

           Habiéndonos situado en los orígenes y con respecto a lo que nos atañe, comenzamos a ascender desde la homóloga de Marítima y, lo primero, a la izquierda, vemos tres grandes caserones de estilo canario con ventanales alineados con puertas en la planta principal, patio en su interior con abundantes plantas ornamentales, zaguán y rígidas líneas arquitectónicas aprovechando los vanos y vacíos dejados entre los elementos creados en sus fachadas. El que da frente al mar, durante muchísimos años fue la sede del Club Deportivo Mensajero, que compite en categorías nacionales y tiene el patronazgo de la Virgen Nuestra Señora del Rosario por ser fundado en el barrio y calle de San Telmo.

                              A la derecha, nos colocamos delante de lo que era la casa natal de Guillermo Sautier Casaseca (1910-1980), que fue un popular escritor español de guiones radiofónicos y novelas entre 1958 y 1978. Recibió tres Premios Ondas nacionales de Radio, en 1954 y 1967 como mejor autor y en 1969 como mejor director.

                              La Palma cuenta, desde hace más de un siglo con una estrella de las ondas hertzianas. El escritor palmero está considerado como uno de los guionistas más importantes de la radiodifusión española.

             Fue el rey de los folletines, con ellos consiguió cautivar a toda una generación de españoles. Sus seriales llegaron a paralizar el país. Todo un fenómeno de masa. Algunas de las novelas habladas durante las retransmisiones de las mismas en la década de los 50, 60 y 70 de la pasada centuria, establecieron audiencias insospechadas.

                              “No vino mucho a La Palma, pero siempre aludía con orgullo a su lugar de nacimiento”. En 2010, en el Centenario de su nacimiento, el Cabildo Insular de la Palma le colocó una placa de bronce en la fachada de la que fue su vivienda familiar hasta su juventud, que dice:

EL CABILDO DE LA PALMA

A

GUILLERMO SAUTIER CASASECA

“ESCRITOR RADIOFÓNICO MÁS FECUNDO DEL MUNDO”

DISTINGUIDO TRES VECES CON EL PREMIO ONDAS

QUE NACIÓ EN ESTE SITIO

EL 24 DE JUNIO DE 1910

EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

                              El nombre de Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, nos traslada al memorial de dicha institución benéfica-sanitaria de tanto arraigo social en los habitantes de una población necesitada de medios de primera necesidad, su fundación, que data del 30 de junio de 1514, es inusual, y lugar de acogida de niños abandonados a sus puertas, de ahí la Casa Cuna. Por ese entonces se padecía una escasez económica pronunciada y expuesta a las dificultades surgidas de los inconvenientes presentes en la época reseñada. Ha estado, siempre, al servicio de La Palma.

                              Estaba ubicado en donde se haya la Recova, peculiar edificación de estilo colonial y sobre las ruinas calcinadas, incendio ocurrido en 1827, del viejo cementerio y jardines de un extinto convento de las Hermanas dominicas. A petición de los católicos reyes Fernando II de Aragón y V de Castilla (1452-1516), Rey Católico, y por Juana I de Castilla (1479-1555), Juana la Loca, hija del anterior y de Isabel I de Castilla, Reina Católica, se emitió la bula de autorización por la Santa Sede a través del PP. León X (1475-1521).

              Situado al borde del barranco y junto a la capilla del mismo, denominado, actualmente, Teatro Chico Municipal, fue adquirido por la Sociedad Terpsícore y Melpómene en 1866 y remodelado para el nuevo cometido, siendo decorado su embocadura por el pintor madrileño Ubaldo Bordanova Moreno (1866-1909), con alegorías del mundo teatral, musical y emblema de los nuevos propietarios. La condición imperante consistió en colocar el escenario en el punto contrario de lo que había sido presbiterio, que, en su zona oculta, aún, prevalece un arco apuntalado rojizo, que fue su entrada principal al templo por el Paseo de Cuba. Enfrente se guarda los restos del arco toral, que hoy es el acceso al recinto por Díaz Pimienta, calle Cuna.

                              La Voz de la Isla de La Palma, estación radiofónica perteneciente a la Cadena de Emisoras Sindicales del franquismo, que emitió desde 1960 hasta 1978, cuando se incorporó a Radiocadena española. Se abre una etapa histórica de la radiodifusión canaria. Con mucha exhaustividad y desde perspectivas que rebasan ampliamente el entorno insular, bajo tales parámetros, se han abordado el proceso comunicativo articulado por el ente, desde los medios técnicos y los recursos humanos y financieros disponibles, hasta el impacto de las emisiones entre la audiencia, distinguiendo en la programación el componente propagandístico franquista del cultural y de entretenimiento. En la actualidad dicho recinto está dedicado a sala cinematográfica, que acapara la atención de un público infantil y adulto, selecto y amante de grandes proyecciones nacionales e internacionales.  

                 En diciembre de 1822, Manuel Díaz Hernández (1774-1863), conocido por el cura Díaz, beneficiado de la parroquia Matriz de El Salvador, expuso ante el pleno del ayuntamiento la necesidad de trasladar el centro hospitalario, concedido por Real Orden de 14 de junio de 1842, al cenobio de Santa Águeda de las monjas claras, alegando que en tales fechas se suprimiría a causa de la desamortización, 28 del mismo mes de 1837 y por motivos de insalubre calidad y estar en el centro de la ciudad, lindando con el cauce, cuyas corrientes habían puesto en peligro y consternación al vecindario, teniendo cortada la afluencia de los alisios por la manifiesta orografía.

                              La plaza del Mercado frente a la Recova, dando vida a la ciudad y en la más pura tradición mercantil, Mercado Municipal, es uno de los lugares más característicos de la actividad comercial y un punto de visita obligada para todos los que desean conocer de cerca la variedad de la gastronomía palmera. Está en un hermoso y singular edificio de arquitectura neoclásica y como principal elemento, su lucernario central, que aporta luz natural a todo el recinto.

                              En 2005 fue sometido a un proceso de remodelación de todo el conjunto, mejorando notablemente sus instalaciones. Consta de 13 lonjas y 12 puestos en los que puede encontrarse una variedad de productos frescos de la tierra como frutas y verduras, pescados, flores y plantas, vinos, repostería, etc.

                              En el instante de la Coronación de la Virgen Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de la Isla de San Miguel de La Palma, se produjo un atronador sonido de cohetes y salvas de honor a los que se unieron los cañonazos del Castillo, las sirenas de los buques anclados en el puerto, los aplausos y los vítores de la enfervorizada multitud, según cuentan las crónicas de entonces.

          El historiador Alberto José Fernández García (1922-1984), nos recuerda con estas palabras aquellos históricos momentos cargados de gran emotividad: “este gran deseo de todos los palmeros fue una realidad en la espléndida y luminosa mañana del domingo, 22 de junio de 1930. En este día, una vez terminado el pontifical, el Nuncio de S.S. en España y arzobispo de Lepanto, el Excmo. y Rvdmo. Don Federico Tedeschini y Serina, más tarde príncipe de la Iglesia, coronó canónicamente a la Virgen y al Niño […]. En las dos piezas está representada, de una manera especial, la más alta y sublime expresión de fe y cariño que los hijos de La Palma ha tributado, desde siempre, a su querida Virgen de Las Nieves”.

                              La primigenia Rambla de Cuba acogió la tan anhelada Coronación Pontificia de la Patrona de La Palma y los palmeros en una preciosa mañana. Se hizo realidad el sueño. Tanto aquella avenida, las calles adyacentes, como todos los balcones y ventanas de las casas colindantes, aparecían repletas de feligreses y ciudadanos que miraban hacia la esquina de Pérez Volcán, a espalda de la Matriz de El Salvador. En una gran lápida de mármol blanco está testimoniado tal acontecimiento, diciendo:

EN RECUERDO DEL 75 ANIVERSARIO DE LA

CORONACIÓN CANÓNICA

EN ALTAR LEVANTADO EN ESTE MISMO LUGAR

DE NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES

PATRONA DE LA ISLA DE LA PALMA

ACTUÓ COMO DELEGADO DE SU SANTIDAD EL PAPA PÍO XI

MONSEÑOR FEDERICO TEDESCHINI Y SERINA

NUNCIO APOSTÓLICO EN ESPAÑA

1930-22 DE JUNIO-2005

       En la subida a la calle Adolfo Cabrera Pinto nos situamos delante de la casa de Manuel Díaz Hernández (1774-1863), Beneficiado del templo parroquial, cercano a su domicilio, fue un personaje excepcional de imperecedero recuerdo en la historia decimonónica, sobradamente conocido por sus conciudadanos. Por herencia intestada de su hermana, soltera y a la vez lo era de su tío bienhechor con quien se había criado, adquirió como residencia por venta la “casa que radica en la calle de la Simonica de esta población con la que linda por delante, por detrás el barranco que denominan de Dolores, por un lado, callejón que va de dicha calle al citado barranco”. Y se componía “de sala, dos cuartos, un granero, comedor y cocina, y dos piezas bajas (almacenes o lonjas) por la calle del costado del precitado barranco y tiene una superficie de treinta y seis pies de frente y cincuenta y siete de fondo. Se compone de un solo piso con un granero en uno de sus costados en la parte de la calle de la Simonica y de dos pisos por la del Cincuenta y Siete”. Este último acceso era un estrecho pasaje, que partía desde Álvarez de Abreu, bordeando el cauce, todavía sin cubrir, hasta la esquina de la construcción propuesta.

                              En la actualidad presenta puerta y ventana acristalada, al igual que el resto, con moldura abocelada en la subida a San Sebastián y en la trasera, avenida El Puente, nº 19, convertida en fachada principal por ese lado dos puertas de cantería roja. Su reforma data del XIX, aunque llegó estar casi en ruinas, hasta que a principios de este mismo milenio los nuevos adquirientes la rehabilitaron con esmero y poseen un reto comercial con el mundo turístico.

                       Es penoso confesar el continuo desconocimiento por la población civil de su identificación, porque no hay una placa que la relacione con una de las figuras claves del saber palmero. El ilustre personaje no ha tenido el reconocimiento merecido por parte de la Isla, a la que tanto amó y a la que tan bien representó en todos los ámbitos sociales y culturales. Es la realidad palpable de un total abandono de nuestro pasado, que fue eslabón de grandes hechos dignos de mencionar.        

                              Con estas pinceladas del insigne presbítero, imagen del mítico siglo de Oro insular, finalizo dando las gracias a las personas de buena fe, que aman y ensalzan la labor, arte y humanidad y ven lo más altruista y fundamental de alguien que sembró el bien, amor a los demás y justicia.

                              Dejamos la plaza del Mercado y, enseguida, encontramos la de José Mata, frente al enclave en donde estuvo el cine Avenida, una de las tres salas cinematográficas. Fue una era dorada para muchas generaciones con proyecciones y de un sinfín de espectáculos de variedades, música… convertidos en clásicos e inolvidables, carrusel del mundillo artístico.

      “José Mata García (1937-1971) en el recuerdo”, es el pensamiento idóneo de recordar a una persona, que, con sus sentimientos, amor u otras cualidades, merecedoras de considerarlo Hijo Ilustre de La Palma, forma parte del sentir general y cuyo contingente no desaparecerá jamás de nuestra mente. Nunca olvidó el terruño, que le vio nacer. Excelente torero, que supo interpretar con maestría y con peculiar estilo los diferentes esquemas del lance de la lidia con capote, muleta, espada y banderillas con habilidad.

                              A mi mente como ráfagas de viento, soplando aprisa, me surgen las ganas de manifestar la añoranza de lo vivido, para adornar el dulce momento en que se escuchaba el nombre de nuestro paisano.

                              Fue ardiente en sus deseos como un hombre de pasión e inquieto en las posibilidades de su vida de triunfos y en los momentos actuales confronta el dilema de ser o no una leyenda para las nuevas generaciones.

            Fatal verdad que trunca el entusiasmo de alguien para revalorizar la influencia posterior como ídolo, que supo elevar el deseo hacia los toros, a los más encumbrados niveles taurinos de cualquier edad. Su fama viajó como relámpago por las venas ardientes de su isla y de su natal Las Tricias de Garafía.

                              La muerte sucedió después a la sombra del resonante silbido del ronco impacto, que acalló la posibilidad de agitar la lucidez de seguir oyendo el latido del corazón, de elevar un grito hasta un profundo y misterioso cielo. Es el abismo sepultado entre la arena del ruedo y la indescifrable evocación. La pesadumbre de que todo acaba y que las susceptibles palpitaciones fueron taladas en una de tantas tardes, aviva la llama sentimental que suscite inconscientemente y puede perdurar. En la base de la estatua de bronce, erigida a perpetuar su memoria, se lee:

LA ISLA DE

LA PALMA,

AL TORERO

JOSÉ MATA

JUNIO DE 1999

                              Más arriba y a la derecha está el CEIP Gabriel Duque Acosta, que se halla al comenzar la calle José López, lleva el nombre de un prestigioso médico. Es público y tiene una matrícula bastante grande de alumnado. Su creación fue condicionada, probablemente, por el cierre del homólogo Pérez Andreu, Sector Sur, para ser uso el ayuntamiento de sus instalaciones en beneficio de sus escuelas municipales de teatro Pilar Rey, folclore, biblioteca Antonio Abdo, música y banda Gabriel Gómez, danza Maika Lerín y de otras actividades lúdicas y administrativas.

                  Gabriel Duque Acosta (1930-1987), realizó sus primeros estudios de bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media de la calle O´Daly o Real, licenciado en Medicina y Cirugía en la universidad de Madrid en 1956.

           No tarda mucho en conocerse como “el médico de los pobres”. Este título ya lo había ostentado en el XIX y primer tercio del siguiente Francisco Abreu García (1861-1912), será Gabriel Duque quien lo posea hasta hoy.

                              Tuvo, también, una faceta política, siendo consejero del Cabildo Insular y en el periodo de 1964 a 1970, alcalde de esta ciudad. A instancia de la Corporación de la que fue su máximo regidor y para perpetuar su memoria, después de su fallecimiento, se llamó así al colegio de El Puente.

       Girando la mirada hacia la izquierda nos recreamos con la presencia de la Quinta Verde, que se halla casi al final de la avenida, en el meridiano o línea divisoria del entramado ciudadano. Por su propio origen es un paraje emblemático y enigmático. Ofrece una magnífica vista panorámica junto a los riscos e inexistente cauce. Sin lugar a dudas, se integra totalmente en el marco renovador urbanístico. Desafiando la expansión del desarrollismo de la década de los años 70 de la centuria pasada.

                              La presencia imperecedera de esta hacienda construida en el último tercio del XVII, contrasta con las grandes edificaciones y centros comerciales, al igual que sus hermosos palmerales y jardines, que envuelven sus alrededores, se yerguen y oxigenan el cemento dominante.

       Llena de leyendas recreadas por músicos y poetas, con un amplio y bello paseo por su fachada principal dando acceso a un patio interior, pervive como una foto fija de una enorme potencia estética con vivencias reales o imaginadas, fruto de los furtivos pensamientos humanos creados por el más leve misticismo de diversas creencias y movimientos sociales, culturales y libres pensadores, pero huérfana de una finalidad de uso, de una vida coherente con el valor patrimonial que posee, siendo la finca un inmueble tan entrañable y sentimental declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

                              Tiene en su haber un rico bagaje histórico y literario con reminiscencias masónicas, en donde el silencio te susurra al oído y la mirada se paraliza sumida en lo más hondo de tu ser. En ella se respira los ruidos y cantos primaverales, embalsamadores de vida y de plena libertad, manifestado con la brisa de montañas que apresuradamente circulan hacia el cercano mar, que en un antaño fuera interrumpida en tiempos invernales, por el brusco saltar entre las piedras, de las aguas torrenciales venidas desde las cumbres.

                  La rotonda con el monumento a los Molinos de Bellido nos inculca la añoranza a un pretérito no muy lejano, hablándonos de sacrificios y de recursos aprovechables por medio de construcciones hidráulicas. Son edificaciones del XVI, impulsados por la caída de la canalización del agua, que servía para la molienda del cereal, popularmente conocido por grano, y a la obtención del gofio, exquisito alimento canario.

                              Llegamos al final del itinerario prescrito, que no es otro, sino llegar al Nuevo Estadio Silvestre Carrillo, con césped artificial y que pertenece al Club Deportivo Mensajero. Fue inaugurado en 1977 y remodelado durante la primera década del siglo XXI para construir en sus bajos un área comercial y de oficinas, siendo reabierto en 2007. El estadio llama la atención por estar ubicado en la parte superior de un edificio situado junto al risco de un barranco.

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