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domingo, 3 de julio de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXXVIII)

                  CALLE PEDRO POGGIO: esta céntrica vía se llamó así desde el siglo XVI. Su nombre le vino dado por Pedro de Castilla, Regidor del antiguo Cabildo de la Isla y miembro destacado de la incipiente sociedad de Santa Cruz de La Palma. Sin embargo, se dio la circunstancia a pesar de su denominación, calle que dicen de don Pedro, el personaje no vivió en ella. Precisamente su casa habitación estaba situada en la homóloga Cabrera Pinto, justo enfrente a la finalización de esta, concretamente los números 24 y 26, que fue de los burgueses más relevantes, que se casó en esta ciudad con Beatriz Cabeza de Vaca, hija de Marcos Dalmáu Roberto de Monserrat, originario de Tarragona, y de Jerónima de Benavente Cabeza de Vaca, y en sus casas, falleció en 1565 bajo testamento que otorgó ante el escribano Bartolomé Morel, el 16 de noviembre de dicho año.

                              De ahí el nombre por el que fue conocida. En dos escrituras públicas del XIX figura como calle Huerta, 1810 y 1845, por la familia de este apellido que tuvo su domicilio en la arteria urbana y poseyó tres fincas en la misma.

              En relación del primer callejero de la capital en 1865, conservó su nombre tradicional hasta que se le cambió por Pedro Poggio en 1900, a fin de perpetuar la memoria del político palmero de este nombre que nació en un inmueble de la presente que se está historiando.

            Pedro Poggio Álvarez (1863-1929), diputado en Cortes y orador sobresaliente, que logró obras decisivas para La Palma. Se dio a conocer en las veladas públicas de la Academia de Jurisprudencia.

                              Realizó sus estudios en el Colegio de Segunda Enseñanza Santa Catalina, continuando en el Instituto General y Técnico de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife).

                              Cursó la carrera de Derecho y se doctoró en la Universidad Central de Madrid, ingresando seguidamente en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.

   Fue diputado a Cortes por La Palma, permaneciendo en el Parlamento prácticamente las dos primeras décadas del XX. Orador sobresaliente y de verbo fácil, se dio a conocer en su isla natal, actuando en muchas ocasiones sobre todo en la Sociedad La Unión. Colaboró igualmente en varios periódicos de la capital del país, abarcando todos los géneros literarios y estilos como, por ejemplo, en prosa, en el que se le editó el trabajo “50 académicos” en 1887, todo un campo de semblanzas. Otras ediciones fueron “El hombre ante el progreso”, un poemario titulado “Enseñanzas y desengaños” y “En defensa de Canarias”, discurso, en 1911. 

                              Gracias a su gestión, se continuó decisivamente con la carretera general del Sur, la instalación del faro de Fuencaliente, con la ampliación del Puerto y la creación del museo de Bellas Artes capitalino.

                              Fue distinguido con varias condecoraciones, entre las que destacan la de Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y la de Isabel I de Castilla, la Reina Católica. El Excmo. Cabildo de La Palma le honró nombrándole Hijo Predilecto en 1912.

      El ayuntamiento de esta Muy Leal y Noble ciudad ha perpetuado su figura, rotulando su nombre en la calle donde estaba situada la casa donde nació. Y, también, Los Llanos de Aridane le ha dedicado otra vía en reconocimiento por haber conseguido la creación de partido judicial y categoría de ciudad.

                              A continuación, hacemos hincapié a la actividad industrial desarrollada en los primeros números impares de sus breves aledaños, hasta mediado de la pasada centuria.

                              La vitalidad y genio de Juan Cabrera Martín (1838-1916), célebre comerciante en el ámbito comercial isleño, dice uno de sus muchos biógrafos, se han manifestado en el terreno industrial, como propietario de la fábrica de tabacos la Africana, a la altura del nº 5, vivienda donde nació Poggio Álvarez.

             Cabrera Martín, acaudalado ciudadano con inteligencia y tenacidad sin igual, después de implantar esa industria tabaquera en el suelo canario, aprovechando sus numerosas relaciones mundiales y disponiendo de un capital importante, llegando en poco tiempo a conquistar mercados, hasta ese entonces, rebeldes a la industrialización del tabaco elaborado de esta isla, poniendo en juego sus principales contactos en la América del Sur, Inglaterra, Alemania, Bélgica y en todos los puertos principales del continente africano, se alzó de un alto prestigio y gran recuperación envidiable.

                              La producción iba en aumento. A cuatro grandes certámenes de la industria había concurrido y en los mismos mereció la alta atención y significación de los jurados calificadores, demostrando así la razón y justicia con que los fumadores agotan la existencia de tan importante fábrica de tabacos, cigarrillos y picaduras.

                              En la Exposición Hispano-francesa de Zaragoza, de 1908, obtuvo Medalla de Oro; en el Concurso de la Cámara Agrícola de Santa Cruz de Tenerife, en 1900, un primer premio; en la Universal de Bruselas, Mención Honorífica y en la Nacional de Valencia, Medalla de Oro. Mucho más podríamos añadir a este apartado. Otras plumas lo podrán hacer, no lo pongo en duda, pero mi objetivo no ha sido sino escribir un bosquejo biográfico. El hombre lo merece por los hechos, durante su larga vida, generosamente llevó a cabo.

        En mis años de estudiante, década de los 50, asistía a la academia de Enseñanzas Libres Pérez Galdós, nº 10. Allí estudié hasta el tercer curso de Bachillerato Elemental, porque, debido a su cierre, el alumnado y profesores pasaron al Instituto Nacional de Enseñanzas Medias, situado en la calle Real, hoy desaparecido y posteriormente trasladado a las instalaciones del Centro de Secundaria Alonso Pérez Díaz, plaza de Santo Domingo.

                              Ha sido la primera adquisición de un inmueble en este rincón urbano con nombre para su rehabilitación. Se trata de una Casa Doméstica Burguesa o Señorial del XIX, casa canaria en la que predomina la madera de tea en puertas, ventanas, pavimentos y estructuras de cubierta, y en la que durante la rehabilitación se ha respetado al máximo su fisonomía y consecuentemente la identidad de nuestra Arquitectura Canaria.

                Disponemos de una vivienda de tres plantas con pequeño patrio interior, galería perimetral al patio, un balcón que da a un patio anejo a la construcción que debió ser terreno o huerto de la misma, las características ventanas de guillotina en cuyo antepecho y por el interior dispone de asientos tipo riñonera, así como una bella escalera en pino-tea que permite el acceso desde la planta baja a las altas.

                              Su edificación se realizó por Pedro Díaz del Castillo, utilizándose originalmente como casa y posteriormente como de uso público, instalándose en ella los juzgados y Correos. Fue adquirida por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos en 1988, para destinarla a sede colegial y Delegación en la isla de La Palma.

                              Las reformas se ejecutaron conforme a cuidadosos criterios de alta calidad, en cuanto al valor y antigüedad de la vivienda. En definitiva, se trata de un patrimonio significativo a base de los materiales habituales en nuestra tradición, piedra, barro, madera y cal. Finalizada la obra, fue inaugurada la sede colegial de La Palma, el 21 de marzo de 1999.

          FUENTES CONSULTADAS:

     -Jaime Pérez García (1930-2009). Excronista oficial de Santa Cruz de La Palma.

     -Jesús Manuel Lorenzo Arrocha (1955). Santa Cruz de La Palma.

     - Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Santa Cruz de Tenerife. Sede La Palma.

     -Don Juan Cabrera Martín. Bosquejo biográfico. Pedro J. de las Casas Pestana. 1984.        

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