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domingo, 26 de junio de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXXVII)

 

                 CALLE DOCTOR SANTOS ABREU (Calle JORÓS): También se la llamó de Jorós, a la cual, en ocasiones, se le añadió de abajo en 1859, con el objetivo siempre de determinar en lo posible su situación urbana. Si analizamos de forma retrospectiva la evolución urbanística de la vía podemos añadir que la misma, hasta época relativamente reciente, ha recibido transformaciones notables para hacerla más transitable y con mejores perspectivas a un futuro próximo del centro histórico ciudadano.

                               Hoy, lleva el nombre de Elías Santos Abreu (1856-1937), nació en Los Llanos de Aridane. Médico entomólogo y músico, fue quizás una de las personalidades científicas más importantes de finales del XIX y primer tercio del XX en las Islas Canarias. Desde edad bien temprana, mostró interés por la música, con sólo 11 años, en 1867, y hasta al menos 1874, fue componente de la Banda de Música La Filarmónica, actual Banda Municipal de Música de Los Llanos de Aridane. La cultura y la educación ocupaban parte de su vida.

                Estudió el bachillerato en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna y la licenciatura de Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. Terminada la carrera se estableció en Santa Cruz de La Palma, organizando en 1892 un pequeño laboratorio de análisis clínicos, el primero que se conoció en el archipiélago. Sin embargo, su quehacer más notable, llevado por su afán de investigación, lo desarrolló en el campo de la entomología, a la que consagró buena parte de su existencia, aunque antes se había entregado a la botánica, obteniendo en 1916, el premio Agell de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Como músico, fue director de la orquesta creada en 1883, de la Sociedad Filarmónica de la capital.

                              Fue miembro fundador de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía, Prehistoria y de la Sociedad Entomológica de España. Falleció en esta ciudad, dejando una gran estela de condolencias y pesares a su ausencia por siempre. En la fachada del inmueble, nº 27, que fue su vivienda familiar, está en la homóloga de Álvarez de Abreu, con una lápida de mármol blanco y una leyenda, perpetuando su memoria, que dice:

EN ESTA CASA VIVIÓ

D. ELÍAS SANTOS ABREU

1856-1937

MÉDICO Y GALARDONADO ENTOMÓLOGO

MÚSICO

EN RECONOCIMIENTO A SU EXTRAORDINARIA LABOR

EN FAVOR DE LAS FIESTAS LUSTRALES

DE SANTA CRUZ DE LA PALMA

CONTINUADA POR SUS DESCENDIENTES

                         LA ESCUELA MUNICIPAL                4 DE JULIO DE 1895

                         DE TEATRO                                       CENTENARIO DE SU

                         DE S.C. DE LA PALMA                      “DANZA DE LAS MARIPOSAS”

                              Entre sus distinciones honoríficas sobresalen la de Caballero de la Orden de Alfonso XII, Medalla de Oro de la Cruz Roja Española y Socio de Mérito de la Real Sociedad de Amigos del País, entre otras.

                              El ayuntamiento lo distinguió con la máxima distinción, Hijo Adoptivo, así como en los años 30 del XX, dando su nombre a la antigua calle Jorós, lo mismo que hizo el consistorio de Los Llanos renombrando la Plaza Chica, frente a la casa donde nació.

             Hombre de una profunda cultura que protagonizó, en el mundo de las humanidades y de la ciencia un gran papel desequilibrante en ambas disciplinas. Tuvo tiempo para aportar su contribución musical en la composición de partituras para danzas y loas en honor de la Virgen de Las Nieves y para la Patrona de su municipio natal, Nuestra Señora de Los Remedios.

                              La lejanía respecto de los grandes centros de investigación y la falta de un adecuado equipo privó a la humanidad de los beneficios de la penicilina palmera. La penicilina, descubierta por nuestro médico a finales del siglo decimonónico, no pudo ser. La isla pagaría una vez más el tributo del olvido y de la incomunicación con los primeros centros científicos mundiales.

                              La Semana Santa abre la puerta del templo franciscano, en la noche del Domingo de Ramos para mostrarnos el paso procesional del Señor del Huerto y entrar de lleno en el misterio de la agonía de Jesús. Simplemente, en silencio con la mirada perdida en medio de la calle, la reflexión se hace más profunda y cala hasta lo más hondo de nuestros corazones. Somos meros espectadores a las escenas de amor y sufrimiento en el rostro de un Dios orante, que camina lentamente, hoy, y el miércoles cargando la cruz, en medio del discípulo amado y de su Madre, por la calzada del Doctor Santos Abreu.         

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