Sería curioso recorrerlas y satisfacer nuestros
conocimientos para aumentar el aprendizaje, que no vendría mal hacerlo de vez
en cuando, como en esta ocasión. Investigando e indagando en archivos o medios
idóneos, avanzaríamos correctamente en el interés de enriquecernos
culturalmente.
La capital palmera se halla asociada con la piratería, de
una forma u otra, intervino en ser problemático vivir en ella y atender su
defensa, porque es aquí donde se presentaron numerosos ataques de invasores
europeos, infames corsarios, que encontraban un sitio adecuado para saquear.
Protegida por castillos, baterías y medios bélicos poseía, siglo XVI, tras
Amberes y Sevilla, el privilegio del comercio con América, convirtiéndose en el
puerto marítimo de los más importantes del imperio español.
Precisamente, unido a la producción de azúcar y los famosos
caldos malvasía, era lo que atraía poderosamente a los piratas, que hallan en
la isla un gran comercio y los más diversos tesoros llegados de Indias.
Tras conseguir su triunfo con el afán de patriota, el héroe
citado deseó dar gracias a Dios, marchando hacia el convento franciscano, fue
confundido como un enemigo y, entonces, agredido por un monje desde el balcón
del campanario, puerta de entrada, con un objeto contundente en su cráneo,
produciéndole su muerte.
Después de más de tres siglos, la corporación municipal
honra su memoria, cambiando a la arteria Los Molinos la denominación por el
nombre del mismo.
A finales del XIX se empezó a conocer como en la actualidad,
desde el puerto hasta la plaza de España y desde aquí hasta la Alameda por el
segundo personaje ilustre. Por la década de los 60 se hace el ensanche del
extremo sur, frente a correos, y el derribo de varios inmuebles. En 1975, Santa
Cruz de La Palma es declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría
de conjunto Histórico.
En 1805 no había calles empedradas y fue el alcalde Mayor,
Juan de Mata Franco, el que impulsó la renovación urbana, siendo San Sebastián
el primer trayecto empedrado.
El primer tramo, O´Daly, fue adoquinado en su totalidad en
1924 y, el segundo, Pérez de Brito, en 1930 por canteros locales.
Se trata, según se indica en el párrafo anterior, que firma
el colectivo artístico “Roque de las Muchachas”, pretender reivindicar la
importancia de la mujer en las artes y en la sociedad. Varias generaciones de
mujeres de inmenso talento no fueron reconocidas justamente en su tiempo y ni
siquiera ahora aparecen en los libros de historia, ni en los manuales de
estudio de nuestro sistema educativo.
Safo de Mitilene o Safo de Lesbos (ca.
650/610-580 a.C.) fue una poetisa griega. Su biografía se ha podido conocer a través
de sus poemas, lo que rodea su figura de una nebulosa que la mantiene entre la
realidad y la leyenda. Al regresar a Lesbos, una vez exiliada en Siracusa,
fundó una escuela artística para mujeres jóvenes.
Julia Uceda (1925), poeta. Ha obtenido muchos
reconocimientos y premios, además, de los años 2003 y 2006. Ha ejercido de
docente en las universidades de Cádiz, Michigan y Sevilla. Entre su obra
destaca el poemario “Hablando con un haya”.
Rosa Chacel (1898-1994), vallisoletana, escritora de
la Generación del 27. Su primera vocación fue la escultura, que abandonó para
convertirse en la principal novelista de esa generación, además, de ensayista y
articulista. El compromiso con la República la llevó al exilio. Fue premio de
la Crítica en 1976 y en 1987 premio Nacional y de Castilla y León de Las Letras.
Su obra “Memorias de Leticia Valle” fue llevada a la pantalla grande.
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