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domingo, 16 de abril de 2023

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SAN MIGUEL DE LA PALMA

Convento de San Miguel de las Victorias. Santa Cruz de La Palma
      Inmerso en fundaciones, fechas y demás acontecimientos de índoles distintas avanzamos en el conocimiento histórico del pasado isleño hasta nuestros días. Memorias, indagaciones, documentos testamentarios u otros, completa nuestro acervo social y cultural para servirnos de referencia y tomar la decisión de estudiar, adentrándonos en un mundo desconocido, pero apasionante, de la ciudad de Santa Cruz de La Palma.

                              Transcurriendo el año de 1530, fray Domingo de Mendoza, evangelizador del Nuevo mundo, desembarca con otros compañeros en La Palma, emprendiendo la ardua labor de fundar en una ermita, que se presume fue la primera de la isla, erigida con anterioridad por el adelantado Alonso Fernández de Lugo (c. 1455-1525) al arcángel San Miguel, que abanderó la conquista militar, el tercer cenobio de la orden en Canarias, siendo suprema cabeza de la Iglesia el Papa Clemente VII. Los primeros misioneros que actuaron habían sido los franciscanos y a ellos se debe, con los agustinos en Tenerife, la conquista espiritual.

Iglesia de Santo Domingo de Guzmán
     Los dominicos dirigidos por Mendoza, primer vicario provincial, en compañía de otros 4 religiosos, fundaron su primera casa en 1522. Un año antes habían obtenido real cédula del rey y emperador Carlos I (1500-1558) de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, dada en Tordesillas, amparando la fundación de conventos en el archipiélago, que fuesen pobres y mendicantes, como enlace de la comunidad en el camino hacia las Indias.

                              Antes, entre 1508-1510, se había preparado la primera expedición hacia América, que posteriormente fue enviada por el general de padres predicadores para la evangelización de las nuevas tierras, en vías de conquista y colonización. Aquel reducido grupo, compuesto por 3 frailes y un hermano lego, llegó a La Española en 1510. Esos religiosos se mostraron desde el principio activos misioneros, ilusionados en su misión, en la conversión de los indios, en la predicación para la reforma de costumbres y extirpación de abusos.

                              Mendoza estableció en Canarias los 3 primeros conventos en las islas realengas: el de San Pedro Mártir, en Las Palmas de Gran Canaria, en 1522; el de Santo Domingo, en San Cristóbal de La Laguna, en 1527 y el de San Miguel de las Victorias, en Santa Cruz de La Palma, en 1530. Como era habitual en sus fundaciones, los dominicos se asentaron en la zona opuesta a la que habían ocupado los franciscanos en 1508.

Capilla del Cristo de la Portería
       Albergaba en sus creaciones conventuales con cátedras de filosofía y teología, fue uno de los principales y brilló en las artes y las letras, pasando por sus instituciones educativas gran parte de la clase hacendada de la ciudad, pudiente de obtener la suficiente formación.

        Contaba con muy buena casa de claustros altos y bajos y una pila de cantería en el medio, que corre todo el año, cuatro dormitorios y celdas acomodadas, con muy buena huerta y estanque con agua siempre, que dio el Cabildo y todas las demás oficinas necesarias, entre las que se encontraban la mejor sala capitular que tiene las islas, muy aseado de esculturas y dorado con una capilla rica…

Puerta principal del templo
      De tiempo no muy lejano a su fundación, siguiendo su descripción, parece ser la portada principal de la iglesia, que constituye la parte más antigua del edificio. Labrada en cantería roja y blasonada con el escudo de la orden, combina elementos góticos-renacentistas y mudéjares, evidentes en la moldura que, a modo de alfiz, encuadra el arco. Sus capiteles, decorados con temas del bestiario medieval, animales monstruosos, guerrero desnudo con máscara o media luna de perfil grotesco a modo de escudo, están emparentados con los del arco toral de la ermita-parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, tallados por el cantero Hernando Luján en 1530-1532, acaso autor del pórtico de los dominicos. En 1544, era mayordomo de la cofradía de la parroquial del Rosario de Barlovento, templo que en 1564 ya había sido reedificado.

                              Sin más demora abordamos el capítulo de la invasión de los piratas franceses hugonotes calvinistas, en julio de 1553, al mando de Pie de Palo, François Le Clerc (1577-1638), tomaron por espacio de casi un mes Santa Cruz de La Palma, saqueando e incendiando casas, iglesias y conventos. Entre sus capitanes se hallaba Jaques de Soria, responsable de la quema de La Habana en 1555 y del martirio de 40 jesuitas en aguas de La Palma en 1570, costa de Fuencaliente una vez levantaron ancla desde su estancia en Tazacorte.

                              El viajero portugués Gaspar Frutuoso (1522-1591), que visitó la isla poco después del fatídico percance francés, si así se puede calificar tal hecho, indica que el fuego de esta desdichada ciudad-capital no perdonó el recinto sagrado de Santo Domingo de Guzmán, ni las casas tan ilustres de regidores, hidalgos y ricos mercaderes.

                              Con tales bienes, concedidos a dicho cenobio, se hizo la data y licencia, que los religiosos pretendían para proseguir las obras y reparos de dicha construcción. Solicitaban, que asimismo se hiciera limosna de lo que Su Majestad fuere servido dar a nuestra sustentación y vestuarios…

Visita guiada. Vista parcial
          De mediados del XVI proceden las capillas de la cabecera del solar principal eclesiástico, concluidas inmediatamente. La de la Soledad, colateral del lado del Evangelio, fue mandada a hacer por Gonzalo de Carmona, almojarife, y su sobrino Diego de Santa Cruz. Este último, por cláusula testamentaria, otorgada el 21 de marzo de 1561 ante Domingo Pérez, mandó decir 2 misas rezadas, miércoles y viernes, a devoción de la Concepción de Nuestra Señora y la otra por la Pasión de Nuestro Redentor y Señor Jesús. De acuerdo con esta fundación y el mensaje escatológico promovido por los religiosos en clave contra reformista, las imágenes, que presidían el altar de la misma, eran las del Santo Cristo Crucificado y la de Nuestra Señora de la Soledad, que plasmaban la redención del género humano mediante el sacrificio de la cruz.

Oratorio de Santo Tomás
       La otra, al lado de la Epístola, dedicada a Santo Tomás de Aquino y erigida por el caballero flamenco Luis Van de Walle el Viejo (1497-1587), se estaba levantando en 1554 y en 1567 se había terminado. Ambos oratorios se cierran con espléndidas techumbres mudéjares de igual época, decoradas con lacería, que se despliega por todos los faldones. Su deslumbrante policromía, a base de rosetones tallados y sobredorados, motivos florales y temas inspirados en el grutesco renacentista, es claro ejemplo del esplendor de antaño. Los arcos, de medio punto, se alzan sobre medias columnas superpuestas a pilastras cajeadas clásicas. Apoyan sobre plintos cajeados, decorados con signos de la Pasión. Y, por otro lado, con el carácter escatológico de los relieves esculpidos en los plintos, con temas tomados del bestiario medieval, como la serpiente-dragón.

Retablo Mayor. Estilo Barroco
      Dirigiendo la mirada hacia la capilla mayor, esta fue fundada y edificada a expensas del licenciado Juan de Santa Cruz, regidor, teniente general de La Palma y teniente de gobernador de Tenerife. Su retrato, junto al de su mujer, Juana Luisa de Cervellón, y su escudo de armas figuraban en el retablo de pinturas, que hizo traer de Flandes y erigió como mausoleo de enterramiento. El nuevo construido entre 1703-1705, sigue ostentando, como símbolo inequívoco de patronato, las armas de Santa Cruz, en el lado derecho, y las de Cervellón, lado izquierdo, labradas con gruesa y abultada talla barroca. Queden clarificados los lazos familiares y los intereses comunes, que unían a los protectores de dicha casa conventual de San Miguel de La Palma, verdadero panteón de conquistadores y descubridores del Nuevo Mundo.

La Última Cena. Ambrosius Francken
          Los miembros dirigentes de aquella incipiente sociedad insular dejaron memoria pública de sus valores heroicos, militares, políticos éticos y de fe, en los lugares sepulcrales, como monumentos conmemorativos de su poder y fortuna, expresan el éxito de su paso por la vida terrenal, determinante, en el plano sobrenatural, del triunfo sobre la muerte a través de la virtud cristiana y la inmortalidad de sus valores individuales. En ellas se repite, en los relieves que decoran los plintos de los arcos, el motivo de la cruz sobre el sepulcro, señal que protege a los que mueren en el Señor.

                              Los capiteles de los arcos colaterales de la capilla mayor están decorados con filacterias que ostentan inscripciones latinas de carácter escatológico.

                              Los plintos cajeados sobre los que apoyan los arcos presentan en sus frentes, en los lados del altar mayor, sendos relieves con los símbolos de La Pasión. En ambos aparece la cruz sobre el sepulcro, en el lado del Evangelio abierto y en el de la Epístola cerrado, con los clavos, la caña, la escalera, la lanza y la esponja empapada en vinagre…

Exhibición de pinturas flamencas
     Se exhiben un conjunto de pinturas, tablas, flamencas del antiguo altar mayor u otro, donados por el licenciado Juan de Santa Cruz después de la invasión francesa de 1553, por Pieter Pourbus el viejo (1523-1584). El mensaje iconográfico de este espléndido conjunto pictórico, antiguo retablo mayor, no escapa a la confrontación religiosa que, por entonces, dividía con sangre el mapa europeo, de manera que viene a representar el triunfo de la doctrina católica frente a las desviaciones heréticas.

                              Las pinturas que componían tal conjunto, representativa del arte manierista de la escuela de Brujas, fueron desmembradas de su marco originario en 1703, cuando se construyó el actual retablo barroco. Equivocadamente se ha pensado que dichas tablas pertenecían al altar de la homóloga al flamenco Luis Van de Walle el viejo. Desmentimos tal opinión desde 1989 por distintas causas.

Genealogía de santos dominicos. Tabla
     El mensaje apocalíptico y escatológico de estas inscripciones, ligado al destino tanto del alma individual como al Juicio Final, sólo puede ser entendido en una sociedad terriblemente conmocionada por el impacto producido por la invasión del pirata Le Clerc, a quién Frutuoso compara con el propio Nerón, que con igual crueldad mandó quemar a Roma: “Esta ciudad tan vana y soberbia, tan lozana y pomposa, tan rica y bien provista, tan suelta en la injusticia y los vicios y tan dada a deleites con su fertilidad y tan libre y señora, que no temía la adversidad ni recelaba castigo, por lo cual mereció ser cauterizada en su vana presunción y descuido”.

                              Añade el mismo autor: “que en 10 años la ciudad se restauró tanto, que ya aventaja a lo que solía conservar. Reedificaron templos más ricos y suntuosos, casas más altas, hermosas y valiosas. La casa-convento era mucho mejor que estaba antes. La capilla mayor la ha mandado a construir de sus bienes, muy alta y costosa, el licenciado de Santa Cruz, dándole, también, rico retablo y ornamentos”, como indica el viajero portugués, el monasterio dominico fue reconstruido como monumento expiatorio de aquella hecatombe.

                              La primera capilla colateral de la Epístola, fundada por Van de Walle el Viejo antes de 1554, estaba presidida por un retablo de pinturas, que representaban la historia del Santísimo Sacramento y del maná, su alegoría, grande y de hábil pincel.

Imagen procesional. Martes Santo
         Tales noticias nos proporcionan valiosa información para entender el mecenazgo artístico de Van de Walle en La Palma y sobre el papel del arte como instrumento persuasivo y propagandístico y de afirmación de determinadas ideas. Como soldado del emperador Carlos V, enfrentado a los príncipes alemanes y a Martín Lutero (1483-1546), a partir de 1520, fue defensor de la verdadera fe católica, amenazada entonces por la Reforma Protestante.

                              Atraído por el comercio del vino y del azúcar con el Norte de Europa y el tráfico mercantil con las Indias españolas, se distinguió por su carácter humanitario y por sus buenas obras.

                              Por las memorias que se conservan en el archivo de los nobles Vandewalles, parece que los religiosos, frailes predicadores, sufrieron alguna contradicción en los principios de su establecimiento, pero lo supo sostener durante 11 años de devoción y con su hacienda, dándoles sitio y huerta.

                              Como panteón de enterramiento, lo fue su propio oratorio, que dedicó al cantor de la Eucaristía. En ella fue sepultado el 24 de febrero de 1587.

Jesús Nazareno. Miércoles Santo
            La profesora María del Carmen Fraga González (1948), recientemente, ha identificado este conjunto con la serie desmembrada de 6 paneles que se hallan repartidos entre la casa de Lercaro (San Cristóbal de La Laguna-Tenerife) y colecciones privadas en esa ciudad y Santa Cruz de Tenerife.

          El actual retablo barroco, fechable en el último tercio del XVII, debe proceder de algún otro lugar del mismo solar conventual, trasladado después de la desamortización, quizás de los que existían en la nave de la iglesia o en las capillas del claustro.

                              El frontal de azulejos sevillanos del XVI está oculto tras otro de madera, que data de 1792, según lo escrito en el dorso.

                              Lamentablemente, las diversas tablas, que lo componían fueron retiradas en el XIX. La última noticia, que tenemos de ellas, data del momento de la supresión de la comunidad de dominicos en 1836, de tal forma, que la comisión de desamortización encontró el altar sin ellas, sólo, un espaldar con pinturas flamencas, que, pese a todo, se ha conservado la mesa del altar original, anteriormente citada.

Torre campanario. Perspectiva
        “La música de órgano, resonando en el interior de la iglesia, los cantos e himnos de los frailes, la procesión con el Santísimo Sacramento puesto en la custodia y bajo palio, acompañado, entre espirales de incienso, por los religiosos, con cirios en las manos y el lujo de los ornamentos contribuía a hacer del culto eucarístico un espectáculo brillante y aparatoso, típicamente contra reformista”.

                              Para este fin, el fundador entregó a la orden un terno y vestuario de damasco blanco, para el preste y diáconos que hubieren de decir y cantar los oficios divinos correspondientes, un cáliz de plata con su patena, un ara para el altar y una custodia del mismo metal precioso en que se ponga y asiente Su Divina Majestad (SDM) y se lleve cuando la procesión de la misa de cada jueves se hiciese.

                              La devoción manifestada por Luis Van de Walle el Viejo, fue mantenida por sus descendientes, hasta enajenados por circunstancias de mantenimiento de la capellanía y gasto de cera que se consumía en el servicio prestado.

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