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domingo, 27 de agosto de 2023

NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES

Imagen de terracota de Nuestra Señora de Las Nieves. Santa Cruz de La Palma
                               En la isla de La Palma, tierra de volcanes como centinelas perennes, testigos de acontecimientos transmitidos de generaciones a otras, la Morenita es una advocación mariana que se venera en el Real Santuario Insular de Las Nieves, situado en el término municipal de Santa Cruz de La Palma. Es la Patrona isleña de los palmeros, que viven aquí o fuera de nuestra patria chica, que dieron las gracias en la celebración de su festividad el sábado, 5 de agosto, porque la isla sin frontera ni retroceso en mejorar el amor, amparo y misericordia con los hijos de cualquier longitud, condición y status social, sea cual sea, se acerque con fervor a rezarle a sus pies, a los de la Virgen Nuestra Señora de Las Nieves. La Isla Verde o Bonita está siendo capaz de levantarse ‘de un durísimo golpe’, tanto el volcán de Cumbre Vieja como, también, del reciente fuego forestal que nos cortó la respiración a más de uno por el daño ocasionado.

                              En varios puntos de Canarias se celebró la efeméride con devoción incontenible y con fe desbordante, ya que la Virgen es universal y está presente en todos los rincones del planeta, donde haya un cristiano o alguien que la clame con un corazón contrito. En los rostros de miles de peregrinos, venidos de distintos puntos de la geografía de la isla, calcinada por las altas temperaturas y lava, a rendirle homenaje con actos religiosos, llegados desde los 14 municipios.

                              Muchos honraron a su sagrada efigie, fieles a la cita de cada año, ya que cada uno guarda sus motivos para asistir al reencuentro de la Jornada Santa por tradición, pero todos coinciden en que tenían ‘muchas ganas’ de ir de romería el Día de Las Nieves.

                              Es en la actualidad la imagen más antigua y la segunda advocación de Canarias, tras la Virgen de Candelaria, puesto que fue venerada por los benahoritas, aborígenes palmeros. Se cree que, posiblemente, la talla virginal pudo arribar en nuestro suelo, aún sin conquistar, o bien como restos de un naufragio de algún barco o introducida por algunos misioneros mallorquines o catalanes, que estuvieron por las islas. Era celosamente custodiada en el sitio conocido como Morro de Las Nieves, junto al actual Santuario.

                              Haciendo uso de la leyenda, que nos dice lo creíble o fiable, según lo sugerido por otros, el rey aborigen Bentacayse fue acompañado por las misiones cristianas, que intentaban evangelizar la isla, a donde sus antepasados habían depositado la figura sacra por la que sentía digna admiración. El dicho ilustre personaje le dio gracias a la Virgen-madre y exclamó: ‘Tener Ife’, que en lengua guanche significa monte blanco, surgiendo de esa raíz el nombre ‘Tenerife’ desde entonces, hasta ese momento denominada Santa María de La Palma es invocada como Nuestra Señora la Virgen de Las Nieves.

Templo de una sola nave cubierta de armadura de par y nudillo. Real Santuario
                              Tras la conquista le fue edificada una ermita, origen del Real Santuario. No obstante, el culto no arraigó en la mentalidad popular hasta la primera mitad del XVII, coincidiendo con el inicio de las Bajadas a la ciudad-capital en rogativas y del milagro de la erupción del San Martín en 1646.

                              El documento más antiguo que se conserva con el nombre de ‘Santa María de Las Nieves’ es del 23 de enero de 1507 y se trata de una data del Adelantado Alonso Fernández de Lugo (1455-1525), donando a la Virgen los solares en los que en 1517 consta estar ya edificado el primitivo templo, ampliado en 1525 y sustituido por el actual en 1646. La estancia sagrada fue elevada a parroquia como pila bautismal en 1657.

                              Hablando de la sagrada talla, principal tesoro del sagrado recinto, diremos, que es una escultura modelada en terracota y policromada de estilo románico tardío en transición, de 82 centímetros de altura, que se sitúa cronológicamente a finales del XIV, sobrevestida con ricas telas y aderezada con cuantiosas joyas a partir del XVI. Se trata, según se supone, de la efigie mariana de mayor antigüedad del archipiélago, siguiéndole la de La Peña de Fuerteventura, que data del XV. Está atribuida al imaginero Lorenzo Mercadante de Bretaña (¿? 1480), que estuvo activo en Sevilla en la segunda mitad del XIV. Su tesoro y joyero se estiman entre los más valiosos, abundantes, variados y en continuo incremento debido a la fe, fervor y generosidad de los feligreses, que constantemente la visitan.

                              La presencia de la Excelsa Patrona en la isla de forma de corazón está rodeada de leyendas, hechos históricos, rogativas, fervor, veneración… y un largo etcétera. La Bula del papa Martín V, fechada en Roma el jueves, 20 de noviembre de 1423, hace mención a ‘Santa María de La Palma’ y su llegada a la isla se asienta sobre las hipótesis de algunos cronistas, que se refieren a viajes de frailes irlandeses, navegantes del Mediterráneo o incursiones de marinos normandos asentados en las islas orientales (Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote) desde comienzos del XV.

Destaca un balcón bajo la espadeña y sobre una puerta de arco de medio punto
                              La figura posee una inscripción grabada en su espalda, que dice: ‘ASIETA’ o ‘ASYETA’. La traducción al castellano, supuestamente acertada o no, imaginada por mentes privilegiadas en estudios de la misma, me es aconsejable no hacerla.

                              En 1676 los habitantes isleños sufrían las consecuencias de una pertinaz sequía, que asolaba las áridas tierras del campo agrario palmero, situación que había traído el hambre, la desolación y la muerte a la capital y resto de la isla.

                              Esta dramática penuria coincidió con la segunda visita y estancia pastoral del obispo de Canarias, Bartolomé García Ximénez Rabadán (1622-1690), que había prolongado su permanencia debido a la amenaza de los piratas berberiscos, fue informado por los regidores y por los presbíteros Melchor Brier y Juan Pinto de Guisla ‘de la especial devoción que hay en esta isla con la Santa Imagen de Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de toda ella, de cuyo patrocinio se vale en todas sus necesidades’, por lo que dispuso que se trajese a la parroquia matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, cada 5 años, terminados en 0 y en 5, ‘para que, colocada ella, en trono decente’ se celebrase la octava ‘con mayor solemnidad y asistencia del pueblo’ y, así, comenzar el quinquenio, últimamente interrumpido por la pandemia del COVID-19, en 1680.

                              Las salidas extraordinarias de su ámbito habitual han sido por causas humanitarias y protocolarias, que han aumentado el prestigio dado a estos actos de gran fervor popular. La Virgen de Las Nieves recorrió la isla en peregrinación, visitando todas sus parroquias, saliendo el viernes, 16 de octubre de 1964, con motivo de la construcción del Seminario Diocesano Nivariense, siendo obispo Luis Franco Cascón (1903-1984). Fue la primera y única vez que la efigie de ‘La Morenita Palmera’ estuvo en todos los pueblos, uno a uno, durante un año. Comenzó el recorrido por Puntallana hasta el viernes, 1 de enero de 1965, con su entrada triunfal en la capital, para subir a su santa morada el miércoles, 6 del mismo mes y año.

                              La Madre de Dios y nuestra, bajo la advocación de Santa María de Las Nieves, Patrona de la Isla del Señor Arcángel San Miguel de las Victorias, capitán de las milicias celestiales, fue coronada canónicamente por bula de SS. Pío XI, en el año lustral de 1930, el 22 de junio, en solemne ceremonia, junto a la Rambla de Cuba (avenida El Puente), oficiada por el cardenal Federico Tedeschini (1873-1959), nuncio de SS. En España y arzobispo de Lepanto, que llegó a nuestro puerto a bordo del ‘liner’ Infanta Cristina. Fue la segunda alegoría mariana de Canarias en ser homenajeada de dicha condición con rango pontificio, es decir, por mandato expreso del papa de Roma, tras la de Candelaria de Tenerife.

                              El patronazgo de Nuestra Señora sobre sus hijos fue reconocido por el pontífice Pío XII, el 13 de noviembre de 1952. Además, el 11 de febrero de 2011, el virginal signo fue designado Regidora Perpetua de la isla de La Palma, título honorífico equivalente a la de presidenta del Cabildo Insular, siendo la única talla del archipiélago en poseer una denominación de estas características, junto a la citada advocación de Candelaria. En su onomástica de 2020, le fue otorgado el bastón de mando como Regidora Mayor Perpetua de La Palma.

El altar está cubierto por una bóveda de cañón. Visión de su rico interior artístico
                              La patrona palmera ostenta el privilegio de alcaldesa Honoraria y Perpetua de Santa Cruz de La Palma (1942), Los Llanos de Aridane (1964), Fuencaliente de La Palma (1982), Breña Baja (1992), Breña Alta (1994), Puntallana (2004), Villa de Mazo (2005), San Andrés y Sauces (2005), Tijarafe (2005), Villa de Garafía (2010), Barlovento (2010), Puntagorda (2010), El Paso (2010) y Tazacorte (2010). Además, lo es del municipio tinerfeño de Güimar (1985).

                              Son numerosos los objetos de valor que posee el santuario, como tallas flamencas, más de un millar de exvotos de diversa tipología en acero, plata, oro, cera, óleos y fotográfico, abarcando desde el XVIII al XX, imágenes y retablos barrocos en madera sobredorada y altar, trono en plata repujada del XVII y XVIII y otras piezas de ornamentación y orfebrería tales como joyas, lámparas votivas, enseres litúrgicos, vasos, etc. de todas las épocas y estilos.

                              Es de una sola nave cubierta con armadura de par y nudillo. El altar está cubierto por una bóveda de cañón, decorada a fines del XIX, obra del pintor madrileño Ubaldo Bordanova Moreno (1866-1909). La portada lateral es muy llamativa y hermosa, con un frontón roto y un escudo. En la fachada destaca un balcón bajo la espadaña y sobre una puerta sencilla. Su interior es una auténtica muestra de tesoros artísticos como el altar mayor (XVII) y hecho en plata.

                              El Real Santuario Insular, que ostenta realeza desde que en 1649 fuera acogido por Felipe IV en su Real Patronato, fue visitado por Sus Majestades los exreyes de España Juan Carlos I (1938) y Sofía de Grecia (1938), el sábado, 15 de octubre de 1977, entregándosele en esta ocasión a S.M. la reina el título, que había aceptado cuando era princesa de ‘Camarera de Honor de la Santísima Virgen de Las Nieves’.

                              El 14 de enero de 2011 se acordó, por unanimidad, de todas las fuerzas políticas, representadas en el Excelentísimo Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, la concesión de la Medalla de Oro de La Palma.

                              Se halla hermanado con la iglesia homónima de Taganana (Tenerife).

                              Por último, recordamos el episodio de asentamiento de los frailes dominicos, desistiendo una vez convencidos de sus no posibles intenciones.

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