Está situado en el noreste de La Palma y tiene una extensión
de 35,09 kilómetros cuadrados, correspondiendo a 4,95% de la isla. Su altitud
es de 420 metros en San Juan, casco urbano principal; 440 metros en La Galga y
360 metros en Tenagua. Tiene una longitud de costa de 12,95 kilómetros, donde
está el punto más oriental del suelo isleño. Se halla a 10 kilómetros de Santa
Cruz de La Palma.
Los barrios que conforman su territorio son: La Galga, El
Granel, San Juan, Santa Lucía y Tenagua. Atestiguan su idiosincrasia y devenir
de la población en el transcurso de los años con una entereza sorprendente de
leyenda, patrimonio y de multitud de hechos, que le dan una identidad única.
Esta hermosa localidad se expande de mar a cumbre formando
un triángulo de tierras fértiles. Llama la atención sus profundos barrancos,
gracias a los cuales podremos disfrutar de paisajes naturales de gran belleza.
Es un municipio con una notable tradición agrícola. Destacan
los cultivos de cereales, en especial de trigo, los cuales han garantizado la
elaboración del pan y el gofio. En las zonas costeras se puede disfrutar de una
hermosa vista panorámica repleta de amplias terrazas de plataneras.
Fértil, verde, rural, tradicional… alberga buenos exponentes
de laurisilva y monteverde y, en sus costas, una de las mejores playas de la
isla, la playa de Nogales. Prestar atención, no obstante, a las corrientes y
olas de la misma.
Nos regala un clima benigno para disfrutar con los medios
pertinentes y con la riqueza de un patrimonio. Puntallana es un encantador
municipio, con su belleza natural, rica historia y hospitalidad, este destino
se ha convertido en un lugar de interés para los turistas que buscan una
experiencia auténtica en la isla. Desde sus impresionantes playas hasta sus
festividades tradicionales, tiene mucho que ofrecer a los visitantes.
HISTORIA:
En la época aborigen, el actual territorio correspondía con
el cantón benahoarita de Tenagua, cuyo último jefe fue Atabara. Tras la
conquista castellana se asienta un gran número de colonos que, gracias a las
favorables condiciones climáticas de la zona, comienzan a desarrollar una
agricultura basada en el trigo, lo que hace que el municipio se dé a conocer
como el ‘granero de la isla’.
También, desde muy temprano aparecen las primeras iglesias,
como la de San Juan Bautista, la ermita de Santa Lucía o la de San Bartolomé en
La Galga, pero las primeras casas señoriales como la Hacienda de don Juan
Fernández de Lugo en Santa Lucía o la Casa Luján. Esta última se trata de una
casona colonial del siglo XVII de arquitectura canaria, utilizada como
ayuntamiento y escuela pública hasta la década de los 80 y que hoy alberga un
museo Etnográfico y Centro de promoción y venta de productos artesanales.
Estas tierras constituyeron asentamiento una vez finalizada
la conquista.
Este poblamiento llevó consigo, como en tantos otros lugares
del archipiélago, la edificación de una ermita, que en este caso estaba
dedicada a San Juan Bautista. Al desaparecer el archivo parroquial en un
incendio, no ha sido posible fijar la fecha de su construcción, aunque es más
que probable que fuera a raíz de la conquista, pues sólo veintidós años después
de finalizada, en 1515, se la eleva a la categoría de parroquia por el obispo
Vázquez de Arce, confirmada por Carlos V (1500-1558), en diciembre de 1533.
También, data del XVI la ermita de Nuestra Señora de la
Piedad, conocida como de San Bartolomé, en La Galga, así como la de Santa
Lucía.
Durante muchos años este municipio fue el granero de la
isla, conservando el nombre de El Granel uno de los barrios, y desde las
alturas de Tenagua avisaban los vigías de la llegada de buques o naves a la
ciudad.
Antes de alcanzar su municipalidad, sólo tuvo alcaldes pedáneos, nombrados por el Cabildo Insular, que administraban justicia en asuntos de poca monta. En virtud de la Constitución de 1812, logró su independencia administrativa, nombrando su propio consistorio.
LUGARES DE INTERÉS:
La pequeña superficie ofrece una gran diversidad de rincones
para retener en la memoria como el mejor resumen de una estancia.
Los casi 13 kilómetros de costa están enlazados por calas y
playas de singular belleza, desde las pequeñas calas como la playa de Puerto
Trigo hasta, ya más en el norte, la impresionante playa de Nogales, la playa de
arena negra más larga de la isla.
Es importante mencionar que alberga una de las zonas
boscosas más sobresalientes de La Palma, la cual es conocida como el Cubo de La
Galga. Se trata de uno de los bosques de laurisilva mejor conservados de la
isla, debido a la existencia en él de una fuente. Se accede a través de un
sendero en el que se puede observar en todo su esplendor.
VISITAS DE INTERÉS CULTURAL:
Resulta del mayor interés un recorrido por las calles de
este municipio y sus barrios, pues conserva mucho de su antiguo encanto,
reuniendo bellos ejemplos de arquitectura civil y religiosa.
Hay que visitar la iglesia parroquial de San Juan Bautista,
con su curiosa fachada, típica construcción de las de la isla, templo que ha
tenido diversas ampliaciones a lo largo de los siglos. Son hermosos los
artesonados y en su interior guarda interesantes tallas.
Igualmente, son de gran interés los otros dos templos ya
citados, la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad, conocida por San Bartolomé
(San Bartolo), y la ermita de Santa Lucía. El primero es una reconstrucción,
hecha en el XVII, de la que existía desde la centuria precedente. El segundo,
levantado inicialmente en el XVI, sufrió importantes modificaciones en el
XVIII.
DESCRIPCIÓN DEL MUSEO ETNOGRÁFICO CASA LUJÁN:
La casa Luján representa un claro ejemplo de casona
colonial, se encuentra situada en el centro del casco antiguo de San Juan de
Puntallana y data de finales del XVII y principios del XVIII. El edificio lo
compone un conjunto de dos plantas en forma de ‘ele’, con un amplio patio
exterior amurallado y una portada almenada. Actualmente, su interior es
utilizado como Museo Etnográfico, en el que se representa una antigua vivienda
particular con su mobiliario y enseres.
En su alrededor le rodean la iglesia de San Juan Bautista,
fuente de San Juan, la fuentiña (antiguos lavaderos) y museo Etnográfico.
Ha sido restaurada y acondicionada para que, en su nueva
etapa de su larga y bonita historia, sea utilizada como Museo Etnográfico y
Centro de promoción y venta de nuestra extensa variedad de productos
artesanales, el cual se encuentra ubicado en el inmueble anexo a la vivienda.
Esta edificación doméstica tradicional canaria, también alberga en su interior
la oficina de Información y Gestión de Turismo Rural, lo que la convierte en un
centro agro-turístico de gran interés insular. A pesar de que el inmueble a lo
largo de los años, ha sido destinado a diferentes usos: vivienda privada,
juzgado, dependencias de la Benemérita o Guardia Civil, sede de la escuela
femenina y del ayuntamiento, presenta, gracias a sucesivas obras de
conservación, su factura y planta original.
Las dependencias de la planta baja solían estar dedicadas a
establos, bodega, cuarto de aperos, lonjas de almacén y usos diversos,
existiendo, además, un horno y un recinto abovedado, mientras que la vivienda
propiamente dicha se situaba en la planta superior o de arriba con un amplio
balcón a lo largo de su frente que comunica las distintas habitaciones que en
la actualidad se corresponden con la cocina, el comedor, una habitación, una
sala-estar, una sala de reuniones y la oficina de Turismo Rural. A la parte
alta se accede mediante dos escaleras colocadas a ambos lados del corredor.
Actualmente, sus habitaciones, a modo de escenario,
ambientan un estilo de vida ya obsoleto a base de antiguos muebles, detalles
decorativos, textiles y demás enseres domésticos, donde se recrean diferentes
escenas de la vida cotidiana del momento, gracias a la colocación de diversos
mayos, muñecos de trapo de tamaño real y típicos de la festividad de Santa Cruz
de La Palma, 3 de mayo, Día de la Cruz.
Del mismo modo, en la planta baja se recrea una antigua
escuela de niñas con su mobiliario y material escolar de aquel entonces,
gracias a la colaboración desinteresada de la Asociación Rayas, para poder
mostrar a las nuevas generaciones el ayer de la enseñanza.
LA ROMERÍA DE SANTA LUCÍA:
De viejo les viene a los palmeros de toda la isla ir en
‘romería’ a pagar promesas al pago de Santa Lucía. La ermita de la Santa de
Siracusa, Sicilia, dio nombre a este lugar, en la ladera de la montaña de
Estalero.
La fecha de construcción del templo no se conoce con
exactitud y el primer dato que se tiene es de 1530. Fue servida por mayordomos,
quienes administraban los tributos en favor de la Santa destinados a la
conservación de la misma y a la celebración de su fiesta.
A la romería, una de las más importantes de La Palma,
acudían peregrinos hasta los años 30 y 40 de la centuria pasada (s. XX) que,
utilizaban como bastón, de caña dulce adornados con flores y frutos, cantaban:
‘Vengo de Santa Lucía.
¡No hay caña como la mía!
Y se escuchaba el dicho popular:
‘El día de Santa Lucía,
Crecen las noches
Y menguan los días’.
Las cañas adornadas con flores y frutos se habían perdido y
gracias al empeño de unos pocos entusiastas se han recuperado.
La romería, que se organizaba el día de la Santa, fue uno de
los festejos populares que tuvieron señalado auge en toda La Palma.
Una gran cantidad de romeros se iban concentrando en Santa
Cruz de La Palma. Es aquí, en la preciosa capital palmera donde, según una
antigua costumbre, adquirían una caña dulce, para iniciar la marcha hasta la
lejana ermita. No sólo acudían estos devotos por tierra, sino que, también, por
mar. Acabado el jolgorio y la fiesta, llegaba el momento del retorno. Hoy como
ayer, el 13 de diciembre, en torno a la ermita mudéjar del XVI y en medio de un
palmeral actos tradicionales, ventorrillos…, todo preparado para el paso
procesional de la talla flamenca.
EL FAMOSO CUADRO DE MANUEL GONZÁLES MÉNDEZ:
Vemos inmortalizado el momento de la fiesta marítima desde
la costa de Breña Baja por el pintor palmero, Manuel González Méndez
(1843-1909), en la pintura ‘La Romería de Santa Lucía’ (1878), que actualmente
preside el salón de plenos del ayuntamiento de la capital insular. Se ha
reconocido como uno de los mejores pintores con que cuenta la historia de La
Palma.
Allí quedó plasmado el momento en el que el remero inicia la
travesía marítima desde la costa de Breña Baja hasta la de Martín Luis, en
Puntallana. Desde allí se desembarcaba y se comenzaba el ascenso por las
cuestas hasta llegar a la ermita de la Santa. La escena se haya relacionada y
desarrollada en una barca a semejanza de una góndola veneciana, según se
observa con profundidad en los personajes y desenvolvimiento de la misma. Sobre
todo, nos dan una idea del enorme esfuerzo que hace el barquero para impulsar
la lancha hacia el mar, desde el saliente rocoso donde se encuentran.
Usando las mismas palabras con las que empleó el
desaparecido historiador palmero, Alberto José Fernández García (1922-1984),
finalizó su detallado trabajo sobre la ermita y el lienzo. Diremos que el
cuadro presenta un bello conjunto en su composición y colorido, con aire de tipismo
muy palmero. La obra de González Méndez hará recordar siempre a la presente
generación y las futuras, lo que fue en el pasado la alegre romería de Santa
Lucía.
LA DANZA DE LOS MARINOS:
En 1993, al llegar la procesión al Calvario se celebraba ‘la
representación alegórica de los marinos’, una interesante, tradicional y
peculiar danza, que se ha recuperado, no sin esfuerzo, y, hoy, se halla
incorporada al amplio repertorio festivo de la isla.
Los ‘cantares’ y la danza de los marinos a Santa Lucía no se
han perdido. Hace muchísimos años, que en esa época los dineros eran escasos y
que, ‘las ropas las hacíamos con holand blanco, una tela barata, y los gorros o
sombreros con el cartón de almanaques’.
La danza tiene letra y música propia, con parte instrumental
con solos de voces y coro. La desarrollan once parejas de niños y niñas
vestidos de marineros portando arcos, que ejecutan diferentes figuras
precedidas de uno, siempre el más pequeño, que lleva una asta con la bandera
española. La música la interpreta una rondalla local de cuerdas y púas.
De las antiguas representaciones de los años 40, se conserva
material fotográfico. En una de esas imágenes se aprecia que la danza iba
‘escoltada’, por dos guardias civiles, en realidad jóvenes de la localidad
disfrazados, debidamente uniformados.
Antiguamente los danzantes y rondalla esperaban a la Santa
en la puerta de la ermita y la acompañaban en el recorrido procesional hasta
llegar al Calvario, donde le bailaban su danza. Hoy, la procesión es acompañada
por la banda municipal de música, los marinos, las autoridades y fieles con el
beneplácito de que les espera la rondalla.
ECONOMÍA:
La actividad económica básica es la agricultura, en la que
tradicionalmente se producen hortalizas, frutales y sobre todo cereales. En
épocas anteriores, era el municipio excedentario en estos últimos, procediendo
a su exportación a través de los puertos de La Paja y El Trigo.
Los terrenos de regadío son más que los de secano,
dedicándose aquellos a plataneras, papas y hortalizas, principalmente. Estos,
los de secano, se consagran a las papas, forrajeras, cereales, legumbres y
viñedos.
La mayor parte de los montes, han sido privatizados, las
tierras labradas han sido sometidas a una intensa parcelación por cuestiones
hereditarias, aunque, también, ha influido el interés del campesino por tener
propiedades en diferentes zonas, a fin de asegurar la cosecha.
PATRIMONIO:
Cardonal de Martín Luis: Junto a la carretera que
conduce desde Tenagua hacia Martín Luis, este espacio natural acoge la mayor
reserva de la isla de cardones. Se trata de un interesante núcleo de este
endemismo canario, que está incluido entre los espacios protegidos por el
Gobierno de Canarias conocido como sitio de interés científico del barranco del
Agua.
Playa de Nogales: Se trata de la playa de arena negra
más larga de La Palma. Situada junto a un acantilado, se accede a través de una
pendiente escalera. Es considerada por muchos como una de las playas más bellas
de Canarias.
Cubo de La Galga: Es uno de los bosques de laurisilva
mejor conservados de La Palma, debido a la existencia en él de una fuente.
Alberga gran cantidad de flora como helechos, fayas, viñátigos, laureles,
acebiños, tilos, etc. Se accede a través de un sendero en el que se puede
observar en todo su esplendor. Ha formado parte de la Reserva de la Biosfera de
La Palma desde su creación dentro del Parque natural de Las Nieves.
ASPECTOS GEOGRÁFICOS:
Desde Piedra Llana a 2.231 metros de altitud, en las
cresterías de La Caldera de Taburiente, hasta la costa oriental de la isla, se
extiende este municipio. Su sector occidental, donde se encuentra con El Paso,
es muy estrecho, ensanchándose a medida que desciende, aproximándose al
litoral. A la misma vez, en esta zona inferior, la topografía adopta la forma
que, en definitiva, ha dado nombre al término.
El barranco de La Galga, al norte, sirve de divisoria con
San Andrés y Sauces, mientras que el barranco Seco, marca la linde con Santa
Cruz de La Palma.
La zona costera se presenta acantilada, salvo en una franja
donde posteriores erupciones volcánicas, han hecho retroceder el acantilado.
Queda definido un espacio, donde a su vez, se encajan otros
cauces de menor importancia. Se presenta un relieve alomado, con un alto grado
de ocupación humana, donde se han desarrollado los cultivos y el poblamiento.
Comprende un área donde no se han registrado erupciones
recientes. Destacan en el paisaje, una serie de conos volcánicos, alineados de
NE a SW. Producto de la actividad de algunos de estos centros eruptivos, son
las lavas que superaron el antiguo cantil, aumentando sensiblemente el perfil
costero.
Abierto a la influencia del alisio, la misma se hace
claramente perceptible a medida que se asciende. Sin embargo, aún, siendo
importante, la cubierta de Monteverde ha retrocedido por el avance de los
cultivos y las continuas talas. Le sigue en altura el pinar, que da paso, ya en
el tramo superior, a las retamas y codesos. En el sector inferior, los menores
aportes hídricos hacen que predominen las especies xerófilas, encontrándose
extensiones de cultivos de regadío, plataneras.
EL SALTO DEL ENAMORADO:
La leyenda más conocida del municipio es la del Salto del
Enamorado. Cuenta la tradición que un pastor se había enamorado de una joven
doncella que, cansada de sus pretensiones, le propone una prueba suicida para
obtener su amor: dar tres vueltas con una lanza sobre un acantilado del barrio de
La Galga. El valiente cabrero aceptó el reto y dio la primera de esas vueltas
gritando ¡En el nombre de Dios!, la segunda dijo ¡En el nombre de la Virgen!
Cuando dio la tercera exclamó ¡En el nombre de mi amada, que ya la tengo
ganada!, pero el valiente muchacho perdió el equilibrio y cayó al vacío. Desde
entonces el lugar es conocido como ‘El Salto del Enamorado’, y se ha dedicado
una estatua al pastor en la montaña de La Galga.
LA SUELTA DEL PERRO MALDITO:
En el barrio de La Galga, el 23 de agosto, Víspera de San
Bartolomé, se celebra una curiosa fiesta que representa la batalla entre el
Bien y el Mal y que se conoce como ‘La suelta del Perro Maldito’, nombre que
hace referencia al diablo.
Esta tradición tiene su origen en las antiguas costumbres
canarias en las que el diablo se paseaba por esas tierras en la víspera de la
festividad del Santo. Los vecinos colgaban ajos en las puertas de sus casas
para asustarlo, un ritual que se mantiene en la actualidad. Se celebra
alrededor de la ermita y cuenta con la participación de todo el barrio, además,
de los numerosos visitantes. Durante los días previos, los niños del vecindario
hacen pequeñas travesuras y culpan al diablo. Las ristras de ajos adornan las
casas para alejar a los malos espíritus. Al inicio de la celebración se produce
un diálogo entre un ángel bueno y otro malo, que luchan por el triunfo del Bien
o del Mal, cuando aparece un gran perro rojo con cuernos que suelta maldiciones
a los asistentes. El cabezudo perro, sostenido por sus porteadores bajo su
traje de tela, deambula suelto por las calles maldiciendo y generando una gran
expectación. Los vecinos invocan al Santo al grito de ‘San Bartolomé bendito,
amarra al Perro Maldito’.
La suelta del Perro Maldito es uno de los momentos más esperados
de las Fiestas de La Galga, dedicada al apóstol, y constituye una de las
festividades más originales de entre todas las que se celebran en La Palma.
Los más pequeños de la casa disfrutan haciendo travesuras y
culpando al ‘Diablo de San Bartolo’. Una de sus chiquilladas favoritas consiste
en intercambiar las macetas de los patios entre las familias que tienen
desavenencias en Sí.
VISITAS DE INTERÉS NATURAL:
El Parque Natural de Monte de los Sauces y Puntallana, ocupa
todo el sector occidental. Área que va desde las cresterías de La Caldera de
Taburiente, con presencia del matorral de alta montaña, pasando por el pinar,
monteverde, hasta la misma costa, incluyendo la playa de Nogales. De enorme
interés natural por la diversidad y rareza de muchas de las especies de su
flora y fauna.
Especial significado tiene el Cubo de La Galga, donde se
localiza una masa boscosa, bien conservada, dominada por ejemplares de tilos.
El espacio natural del Cardonal de Martín Luis acoge el
mejor cardonal de La Palma, junto con otros relictos de vegetación.
Tanto la costa, como otros rincones del municipio, cuentan
con atractivos naturales, de los que se puede tener amplia perspectiva desde
las montañas de Zumagallo o de La Galga.
EL HOMBRE DEL CANDIL. SAN BARTOLO DE LA GALGA:
Llegado el momento de tratar la configuración presente de
los minifundios descendientes del latifundio habido en épocas pasadas, podremos
introducirnos en el origen y peculiar manera de conseguirlo. Una vez arruinados
los propietarios y decididos a vender, es cuando, comienza la participación de
José María Hernández, emigrante galguero retornado de Cuba. Fue quien vio la
oportunidad de no ser sometidos de nuevo a otro rico hacendado y, entonces, por
medio de una entidad bancaria, que acreditó a los vecinos, aconsejó a los
mismos hacerse con los préstamos a su alcance, consiguiendo las respectivas
escrituras notariales de adquisición, según los respectivos repartimientos. Lo
singular de su misión fue hecho con farol o candil en mano y por cada una de
las familias, de casa en casa. En reconocimiento se erige en la plaza central
un monumento a su memoria, que fue inaugurado el viernes, 17 de diciembre de
2004, por el exalcalde Leonardo Fajardo Muñoz.
CULTURA POPULAR:
Cuenta el municipio con hermosos ejemplares de la
arquitectura tradicional.
En el apartado festivo, señalar las fiestas de San Juan, de
larga historia, y en la que no faltan las hogueras, en la noche de su víspera.
La de Santa Lucía, 13 de diciembre, también, es fiesta
antigua, inmortalizada por el más universal de los pintores palmeros, Manuel
González Méndez, en su obra ‘Fiesta palmera’, propiedad del ayuntamiento
capitalino insular.
Por último, la de San Bartolomé apóstol, 24 de agosto,
conocido por San Bartolo, el Santo de La Galga.
En Las Tricias (Garafía) se conserva el llamado ‘Testamento
de Judas’. Se hace recaer en un machango, los vicios y faltas de las personas,
que son relatados en forma de décimas. Después de este juicio, en el que hay un
claro culpable, se quema dicha figura simbólica.
En la artesanía se señalan los bordados, la zapatería, etc.
GÜNTER WILHEIM GRASS:
La Palma antigua, tranquila y silenciosa acoge a dos grandes
genios alemanes del XX, uno pintor y el otro escritor, relevantes en sus
respectivas facetas artísticas en el entorno europeo, que encontraron un rincón
del cual se enamoraron profundamente de los encantos naturales, paisajísticos y
de su gente. Convivieron en medio de ellos, compartiendo las costumbres bajo el
auspicio de la amistad en un círculo selecto. Fraguado en un compromiso crítico
con el mundo que les tocó vivir en la defensa y promoción de los derechos
humanos.
Uno fue Bruno Brandt Pardo (1863-1962), un acuarelista
presente en la lejanía, vivió en los encantos de Las Breñas.
Y, para finalizar con cierta nostalgia literaria y
pictórica, hacemos alusión al Premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias
de Las Letras en 1999. Se dispuso a vivir hacia dentro, en Puntallana, donde
tenía un hijo residiendo y con él convivió, detrás de las ventanas o en la calle
la magia de estar en un territorio en el que nadie le molestaba.
Merecedor, Günter Wilheim Grass (1927-2015), del reconocimiento,
hay que tener en cuenta sus méritos y participación en vida pública. Marcado
por unas circunstancias adversas, se refugió en si mismo para emerger de lo
surgido en el auge de los totalitarismos, horrores de la Segunda Guerra
Mundial, reconstrucción del Viejo Continente y llegada de la Democracia.
No dudo que, fueron víctimas de la incomprensión de su país
de origen. Los sufrimientos injustos trazaron en ellos una soledad y una mirada
melancólica, reflejadas en sus pardas pupilas para retratar lo personal en un
marco familiar original, con la sonrisa y compañía, anonimato de un pueblo, que
los acogió con discreción. La inspiración en sus paisajes sirvió de bálsamo y
admiración para la expansión del alma. Fueron muchos los puntos convergentes,
aunque sus presencias fueron invisibles como sus estancias.
Volver a nuestros recuerdos, a cambio de nada, es digno de
proseguir. Ahora más que nunca, merecen un reconocimiento por los años
compartidos con nosotros. La imaginación transferida al ingenio de gratitud
hacia aquellos vecinos extraños y geniales, que arrancaron las posibilidades
ocultas de nuestros paisajes y que ganaron un sitio modesto y respetado, sin
alarde y con sencillez.
No hay espacios largos, ni tiempo perdido, para recuperar una deuda y así asumir la internacionalidad, la aventura extrema y el deambular perpetuo para residir aquí.
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