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domingo, 18 de febrero de 2024

MUNICIPIOS DE LA PALMA: SAN ANDRÉS Y SAUCES


                              ‘Yo el dicho Alonso de Lugo en remuneración y galardón de lo susodicho, usando el poder y facultad por sus Altezas a mí dado, que de suso va incorporado, hago repartimiento a vos el dicho Pedro de Benavente que sois ausente, bien así como si fueras presente, e a vos el dicho Gabriel de Socarrás, en su nombre, que sois presente, por el poder que del dicho Pedro Benavente tenéis […] de la mitad del río de Los Sauces con toda la tierra que con ella se pudiere e pudiéredes aprovechar e aprovecharéis con la dicha mitad de agua que dicho es, conviene a saber: todas las tierras de esta banda de luengo del dicho río de Los Sauces’. Data de 29 de enero de 1503.

                              La villa y ciudad de San Andrés y Sauces es un municipio al noreste de La Palma con una extensión de 42,75 kilómetros cuadrados, que corresponden al 6,04% de la isla. 250 metros de altitud Los Sauces, 400 metros El Roque y 50 metros San Andrés. Toda una variedad de datos y valores geográficos, que lo hace más atractivo y único como pueblo canario. Verde y sensacional en su cometido dentro de una comarca atenta a los cambios y modernidad con un acento pujante. Limita al norte con el término de Barlovento por el cauce del barranco de La Herradura, al noreste con el mar a través de una costa alta y rocosa, al sur con el municipio de Puntallana por el cauce del barranco de La Galga y por el suroeste alcanza las cresterías del borde exterior de La Caldera de Taburiente, lindando con el municipio de El Paso.

                              Este término se ubica sobre las coladas y piroclastos basálticos más antiguos de la isla. Predominan las formas erosivas, aunque pueden observarse, también, numerosos restos de conos volcánicos que matizan la fisonomía del paisaje, al tiempo que crean rellanos y pequeñas hoyas que mejoran las condiciones de la pendiente y del suelo, favoreciendo el asentamiento de los cultivos y la población. Destaca su elevada pendiente media, causada por los grandes desniveles, que se deben salvar en una distancia en el plano de unos 10 kilómetros, entre el nivel del mar y la cumbre de los Andenes, que supera los 2.000 metros de altitud en todos sus puntos. El Pico de La Cruz, situado en el límite entre Barlovento y El Paso, con 2.351 metros sobre el nivel del mar, es la altura máxima del territorio. Destacan Morro Negro (2.312 metros), La Fortaleza (2.307 metros) y Piedra Llana (2.321 metros) en el límite de Puntallana.

                              Debido a la erosión en lugares como la caldera de Tajadre o de Marcos y Cordero el ‘complejo basal’ de La Palma, lo que favorece la aparición de los manantiales. En la parte alta, el roquedo está al descubierto, a causa de la menor humedad ambiental y de la mayor insolación de este ámbito.

                              Los nacientes de Marcos y Cordero, así como las distintas fuentes y galerías, han permitido históricamente la presencia de una notable riqueza agrícola. El plátano es en la actualidad la principal fuerza económica de San Andrés y Sauces, donde, también, sobresale el cultivo del ‘ñame’. Los Tilos, integrado en el parque natural de Las Nieves, es uno de los bosques de laurisilva mejor conservados de Canarias, y el primer lugar de La Palma en ser declarado ‘Reserva de la Biosfera’. Puerto Espíndola y el Charco Azul son otros dos lugares de interés de la costa.

                              Los benahoaritas poseían una economía fundamentalmente ganadera de trashumancia, basada en la cría de cabras, ovejas y cerdos, cuyos rebaños permanecían en las zonas bajas y medias durante el invierno y ascendían a las cumbres de la isla en verano. En las cuevas se hallaron restos de habas, trigo, cebada y lentejas, lo que evidencia que los antiguos palmeros practicaban la agricultura desde los momentos más lejanos de su llegada a la isla hasta el IX, desapareciendo su práctica por abandono o pérdida de la semilla.

                               La disponibilidad de la tierra y de las abundantes aguas que formaban parte del Río de Los Sauces atrajo desde el comienzo de la colonización europea a una gran cantidad de nuevos pobladores, entre los que sobresalían los de origen portugués. Al finalizar la conquista se procedió a repartir la isla entre sus participantes y colaboradores. En un primer momento, las tierras y aguas fueron del conquistador y gobernador Alonso Fernández de Lugo (1455-1525), pero pronto comenzará a otorgar porciones a familiares y a ciertos individuos relacionados con él por lazos de amistad, compromisos económicos, etc., entre quienes figuraban los catalanes Pedro de Benavente, Marcos Roberto de Montserrat y Gabriel de Socarrás. La iglesia de San Andrés ya aparece declarada como parroquia en 1515.

                              Con el encauzamiento de las aguas para el aprovechamiento agrícola, se convertiría en una de las zonas de mayor poblamiento por aquel entonces, junto a Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane. La caña de azúcar y mieles exportadas desde los puertos que había en el lugar hacia Europa, permitieron el rápido florecimiento económico.

                              Con la crisis del sector azucarero, finales del XVI, tiene lugar una reducción de la superficie dedicada a la caña de azúcar, terminando por ser sustituida por viñedos, cereales, frutales y otros cultivos.

                               Poco a poco, San Andrés irá perdiendo importancia, creciendo y desarrollándose paulatinamente Los Sauces, que con el paso del tiempo se convertirá en el casco urbano y principal núcleo del municipio.

                                Hoy, en día, San Andrés y Los Sauces, forman una sola población. El distrito es famoso por sus aguas, su fertilidad y su aire puro y estimulante de esplendor a las afueras del pueblo que contrasta con el austero casco.


                                            
TOPONIMIA:

                              La denominación de San Andrés y Sauces aparece a principios del XVI, para referenciar a la parroquia conjunta creada para estas dos poblaciones. San Andrés debe su nombre a su patrón, el apóstol, mientras que el topónimo Los Sauces parece responder a la entonces abundancia del ‘sauce canario’ a lo largo de los arroyos. Por metonimia, y debido a la mayor importancia demográfica y administrativa actual del núcleo urbano, la población suele denominar a todo el municipio como ‘Los Sauces’. El gentilicio es saucero/a.

                              El topónimo ‘Adeyahamen’, nombre de la demarcación aborigen que ocupaba el actual municipio, no sobrevivió en la tradición oral de la isla, siendo rescatado modernamente para dar nombre a una calle, una balsa de agua y un club deportivo. Según Juan de Abreu Galindo quiere decir ‘debajo del agua’, y le fue dado por los benahoaritas por encontrarse en esta tierra importantes nacientes de agua. El filólogo e historiador Ignacio Reyes lo deriva de una posible forma original, con el significado literal de ‘debajo del agua’, mientras que Maximiano Trapero, dudando sobre si la traducción de Abreu es por verdadera equivalencia lingüística o por simple coincidencia de la realidad, también, relaciona este término con la voz bereber ‘amen para agua’.

                                   RESUMEN HISTÓRICO:

                              Recién finalizada la conquista de la isla, se procede a los repartimientos de tierras y aguas. Las del Llano de Los Sauces se partieron en dos mitades, una reservó para sí el Adelantado y la otra para el comendador Pedro Benavente.

                              Pronto se instalan aquí ingenios azucareros que dan actividad y desarrollo a la zona. San Andrés cobra gran importancia y desde aquellos tiempos tiene la categoría de villa, título desaparecido y que le fue renovado por la Junta Soberana en 1868. De su importancia es fiel reflejo el hecho de que existieran dos escribanos cuando sólo los había en la capital insular.

                              Como el resto de pueblos de la isla, tenía su alcalde pedáneo y alguacil, con residencia en San Andrés hasta que, por su importante población, Los Sauces logra tener el suyo propio. Existieron igualmente dos pósitos, hasta su posterior fusión en uno solo.

                              La parroquia de San Andrés fue declarada como tal en 1515 en las Sinodales del obispo Fernando Vázquez de Arce, desconociéndose la fecha de su edificación inicial. Por su parte, la de Los Sauces, dedicada a Nuestra Señora de Montserrat, fue declarada parroquia anexa a la de San Andrés en las mismas sinodales. Los franciscanos tuvieron, también, convento en San Andrés. El municipio adquirió tal categoría en virtud de la Constitución de 1812.


                      EL NUEVO PUENTE DE LOS TILOS
:

                              Todas las opiniones coinciden al catalogar el nuevo puente de Los Tilos como la obra de ingeniería de mayor envergadura que se han realizado hasta la fecha en La Palma y en Canarias, pues, entre otros aspectos, ostenta el honroso título de ser el más largo sin apoyos intermedios de España y de Europa. Representa, además, el punto culminante y el elemento más destacado de las obras de acondicionamiento de la carretera general del Norte, en la segunda fase, del tramo comprendido entre Tenagua (Puntallana) y Los Sauces, abre un nuevo capítulo en el potencial desarrollo de esta comarca. La puesta en servicio y los actos institucionales de la inauguración celebrados el sábado, 18 de diciembre de 2004, marca un hito en la historia insular y del archipiélago.

                              Es un puente de un solo arco, mide 350 metros de largo y se eleva a más de 150 metros sobre el fondo del barranco del Agua. Se abrió al tráfico en la fecha antes indicada y acorta la antigua carretera entre Las Lomadas y el centro neurálgico urbano en dos kilómetros y en unos cinco minutos.

                                          PATRIMONIO:

                              El municipio destaca por su masa boscosa de laurisilva, sus profundos barrancos, sus bancales y cultivos de plátanos. Algunos lugares de interés son el barranco y bosque de Los Tilos, Los nacientes de Marcos y Cordero, El molino El Regente, El charco Azul, puerto Espíndola, iglesia de San Andrés… así como los núcleos de población, donde encontramos buenas muestras de arquitectura tradicional.

                              Iglesia de San Andrés: Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Monumento, desde 1986, y es uno de los templos más antiguos de Canarias. Su interior guarda una techumbre mudéjar, el retablo mayor barroco, la imagen flamenca de Nuestra Señora del Rosario y un pequeño tapiz flamenco cosido o adosado a una casulla del ropero litúrgico, ambos del XVII. Atesora un nacimiento o belén costumbrista, formado por unas cincuenta figuras de diversos tamaños, ataviadas con distintas vestimentas.

                              Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat: Erigida en 1513, como ermita dedicada a la patrona de Cataluña, atendiendo a las necesidades espirituales de los dueños y trabajadores del ingenio de azúcar, fundado por Marcos Roberto de Montserrat. El templo original fue reemplazado por la iglesia actual, inaugurada el sábado, 27 de abril de 1968. Posee una tabla flamenca que representa a la Virgen de la Montaña. Justo en frente de la iglesia se sitúa la plaza de Nuestra Señora de Montserrat, ‘junta la conocida como Alameda, Parque Antonio Herrera’, que conforman un conjunto, donde se celebran todo tipo de eventos culturales.

                              Iglesia de San Pedro Apóstol: Situada en Las Lomadas, su antigüedad se remonta, al menos, hasta 1525, reconstruida en 1718, siguiendo sucesivas reformas, que llegan a nuestros días. Se trata de una construcción muy sencilla, compuesta de una única nave con cubierta de teja árabe y armaduras mudéjares.

                              Ermitas de San Sebastián y del Pilar: Situadas ambas en San Andrés, la primera es de estilo gótico del XVI y, la segunda, barroca, que fue edificada en 1755.

                              Ermita de San Juan Bautista: Pertenece al XVI y se encuentra en la plaza de San Juan de Los Galguitos. Su estructura consta de una sola nave rectangular renacentista. Destaca su retablo central moderno.

                              Ermita de Santa Rita: Construida en 1996 en la plaza de Bajamar. La imagen de la santa, vestida con el hábito negro propio de la orden de San Agustín, preside la capilla, llevando en sus manos un crucifijo y mostrando en su frente un estigma en alusión a la Pasión de Cristo.

                              Cueva de El Tendal: Parque arqueológico (BIC). Se trata de uno de los yacimientos más importantes de la isla de La Palma, ubicándose en el tramo final del barranco de San Juan, en Los Galguitos. El conjunto está formado por, al menos, 9 cuevas naturales de habitación y 2 necrópolis. Estas cuevas fueron habitadas por los antiguos pobladores isleños. Cuenta con centro de visitantes.

                              Molino El Regente: Molino de agua instalado sobre un lomo en lo alto de Los Sauces, en 1873, constando de una casa, torre y acueducto. Reformado como museo etnográfico. Cuenta con una sala de turbinas, la sala del molino, propiamente dicha, la cocina con horno de leña y una sala, que cuenta con una réplica de un telar canario.

                              Horno de la cal: Situado en la desembocadura del barranco del Agua, en San Andrés, data de principios del XX. La piedra de cal cruda debía ser cocida para su utilización, tanto para formar morteros, como para enjalbegar los paramentos, dando lugar a la aparición de hornos en los lugares donde se desembarcaban.

                              Charco Azul: Piscinas naturales que constituyen un enclave de ocio y esparcimiento dentro del municipio y de la propia isla de La Palma. Se trata de un complejo de aguas marinas, piscina infantil, piscina de El Charco en la que se incluye una cascada y otra conocida como El Charco de las Damas. Desde las piscinas parte un paseo, a través del litoral, que llega a San Andrés. En 2012, fueron declaradas como una de las 10 mejores de España.

                              Puerto Espíndola: Núcleo pesquero. Antaño puerto comercial de notable importancia e intensa actividad. Antiguamente, el mar era la manera más habitual utilizada por los viajeros y las mercancías para acceder a la comarca noreste y se aprovechaban zonas abrigadas de la costa o salientes…, pudiéndose contar con pescantes, mediante los cuales el barco se unía con tierra. San Andrés y Sauces contó con varios embarcaderos, como el puerto de La Cuevita, en San Andrés. Entrado el XX, poco a poco, la actividad portuaria se irá concentrando en el conocido puerto de Espíndola, ubicado en la desembocadura del barranco de Pavones, destinado principalmente para fletar el azúcar de las plantaciones. Reconvertido a principios del XXI en puerto pesquero y deportivo de mayor entidad. Cuenta con una playa de arena negra.

                              Viaducto de Los Tilos: Espectacular obra de ingeniería. Muestra de imaginación y desafío a las leyes físicas universales. Atractivo hito de grandes dimensiones para marcar la altura, distancia o dirección.

                              Bosque de Los Tilos: El canal y los tilos fue la primera Reserva Mundial de la Biosfera de Canarias, en junio de 1983, para salvaguardar el ecosistema de la laurisilva macaronésica. En él se halla el centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera y una zona recreativa. Se accede por una breve pista asfaltada, que remonta el curso del barranco del Agua. La cascada de Los Tilos, desaparecida a finales de los 50 de la pasada centuria, debido a la entrada en funcionamiento de la Central Hidroeléctrica del Salto del Mulato, se rescató dentro del cauce del barranco del Agua, en el 2000.

                              Marcos y Cordero: Se trata de una infraestructura de canalización de agua compuesta por 13 túneles excavados en la roca, que es posible cruzar mediante el sendero PR-LP6. A la salida del túnel número 12, observamos el naciente de Marcos, del que brota un espectacular caudal de agua, directamente desde la roca. El naciente de Cordero, lo encontramos tras una breve cuesta a la que sigue el número 13 de los túneles, está formado por tres cascadas. La ruta del canal de Marcos y Cordero o conocido, también, como Las Aguas, se considera como una de las más impactantes por su flora y singular belleza, dentro de las rutas de senderismo de la isla de La Palma.

                              Monumento al Infinito: Única obra de César Manrique Cabrera (1919-1992), en La Palma. Se ubica en la zona alta del municipio, junto a la carretera LP-4, en una cota próxima a los 2.000 metros de altura. Esta obra, de unos once metros de alto, se realizó con motivo de la inauguración del Observatorio Astrofísico del Roque de Los Muchachos, en 1985, en suelo municipal en cuestión. Este punto constituye un sitio de observación de las estrellas, siendo uno de los más importantes miradores astronómicos de La Palma. Se encuentra por encima del habitual ‘mar de nubes’, por lo que se asegura un alto rendimiento.


                       VISITAS DE INTERÉS CULTURAL
:

                              Existe el importante conjunto de cuevas de San Juan, que permiten reconstruir buena parte de la vida aborigen palmera.

                              Por otro lado, el núcleo antiguo de la villa de San Andrés, forma uno de los cascos históricos más notables de la isla, allí podemos encontrar la iglesia parroquial que, si bien fue erigida inicialmente a raíz de la conquista, su actual estructura data fundamentalmente del XVII, en su interior se conservan importantes obras de arte.

                              La iglesia parroquial de Nuestra Señora de Montserrat fue levantada inicialmente, también, una vez terminada la conquista, sin embargo, ha tenido grandes modificaciones a través de los siglos.

                              Hay otras edificaciones religiosas, todas muy antiguas como la ermita de San Sebastián, San Juan Bautista en los Galguitos, San Pedro en Las Lomadas y los restos del convento de La Piedad.

CONVENTO FRANCISCANO DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD:

                              La magnífica escultura alusiva a la Virgen de madera policromada, de unos 90 centímetros de alto, aproximadamente, le daba la titularidad al desaparecido convento y que hoy se halla en el retablo colateral del Evangelio de la nueva iglesia parroquial de Nuestra Señora de Montserrat.

                              Antiguamente, recibía culto y veneración de los fieles en la primitiva ermita de su advocación, erigida por los propietarios del ingenio azucarero de Los Sauces, que estaba enclavado sobre la orilla del mar, junto al muelle del Guindaste, ‘puerto donde cargan los azúcares para Flandes o España’, paraje situado en el camino real, que iba de la villa de San Andrés al puerto Espíndola. Aún, se ha conservado en la memoria de los vecinos con el nombre de la ermita, en recuerdo de aquel extinguido templo.

                              La ubicación del convento respondió a que estaba en medio de los pueblos donde hay más concurso de gente.

                              Allí, se fundaba el domingo, 20 de noviembre de 1611, el convento franciscano de Nuestra Señora de La Piedad y, con posterioridad, también, bajo la advocación de ‘La Caridad’. Más tarde, tres años después, de la fundación del 14 cenobio de la provincia de San Diego de Canarias, los religiosos de dicha comunidad pedirían un lugar más adecuado para su establecimiento.

                              Así, en 1614, les fueron donados unos terrenos más al sur, en la villa de San Andrés, por Pablo de Monteverde Van Dalle y su esposa María Salgado de Guisla y por el capitán Diego de Guisla Van de Valle y Margarita Bellid. Una vez construida la nueva casa y su correspondiente templo, trasladaron la bella efigie de La Piedad, procediéndose inmediatamente a la demolición del antiguo recinto.

                              El nuevo emplazamiento fue situado frente a la villa, al otro lado del barranco del Agua, y bajo la protección de los poderosos dueños de la hacienda, desde entonces, patronos fundadores del convento y sus frailes. A la imagen virginal, la adornaron con peana, corona y cruz de plata, cuyos remates fueron costeados con el legado de fray Sebastián de Monterrey, en 1752.

                              Durante el XVII y XVIII, el número de moradores eclesiásticos alcanzó la cifra de ocho, para pasar a casi catorce. A finales del XVII, comienza a declinar paulatinamente y, en 1827, fue suprimido. Haciéndolo definitivamente, en 1835, en virtud de la ley de desamortización promulgada por Mendizábal, quedando la iglesia, capilla conventual, como ermita.

                              ‘Después de la supresión del mismo, la sagrada talla continuó en el primitivo solar sacro hasta su ruina, pasando provisionalmente a la homóloga de la villa, en 1854, y, por último, a la de Montserrat, donde se colocó en el altar del Rosario, en 1855, y, más tarde, se le dio sitio en el lado del Evangelio’.

                              Todas sus imágenes y otras piezas o enseres como la pila, púlpito, campanas y ajuar de plata fueron repartidos entre los recintos de San Andrés y de la Virgen de Montserrat como del resto de iglesias de La Palma.


             LEYENDA DE MARÍA LIBERATA DE GUISLA
:

                              ¿Quién fue María Liberata de Guisla? La mujer protagonista de una leyenda, que suscita controversia en el relato de un suceso acaecido en la villa de San Andrés. María Liberata de Guisla Boot Salazar de Frías y Van de Walle (1722-1806), residió en su vivienda villera, frente a la iglesia principal. Popularmente era conocida por el sobrenombre de ‘Señora’, por ser de familia aristocrática.

                              Casó, en 1776, con Domingo Vandewalle de Cervellón (1720-1776), que al igual que sus cuñados fue regidor de la isla, alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, fundador de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma y compañero de correrías del célebre Cristóbal del Hoyo Solórzano y Sotomayor (1677-1762), vizconde de Buen Paso y marqués de San Andrés.

                             A ella se refiere el hecho ocurrido en 1755, durante las Fiestas Lustrales de Nuestra Señora de Las Nieves. Al visitar la sacra imagen el templo titular del convento de la orden dominica de Santa Catalina de Siena (MM. Catalinas), que se encontraba completamente lleno de fieles, no dudó, ni un segundo de abrirse paso con modales pocos ortodoxos.

                              Una vez fallecidos sus ilustres hermanos, en 1785 y 1787, respectivamente, y su esposo en 1776, se retiró a vivir sola y sin hijos, a su otra residencia de San Andrés. Su casa habitación está frente al templo parroquial y bautismal, cerca del complejo masculino de frailes franciscanos, Nuestra Señora de La Piedad, en el lado opuesto del barranco del Agua y embarcadero, junto a unos hornos de cal, desembocadura del mismo y término del camino real.

                              El 13 de febrero de 1806, las campanas de la torre campanario del solar religioso, grande y pequeña, doblaban a agonía, lamento y muerte por el traslado del féretro de la conocida dama, fallecida a los 84 años de edad, para celebrar las honras fúnebres.

                              La leyenda comenzó a la noche siguiente con gran estupor del sacristán, mientras asistía a tocar oración, le pareció escuchar voces de auxilio y golpes, que salían del suelo, producidos en el lugar sospechado, pero se asustó y salió despavorido, ocultando lo ocurrido.

                              En 1814 se volvió a abrir la cripta del Rosario, propiedad familiar, para depositar las mortajas del presbítero Ambrosio Arturo de Paz y, sorpresivamente, se encontraron sus restos mortales apoyados sobre los peldaños de la escalera de acceso a dicha sepultura, sujetando en una de sus manos un objeto contundente, pudiendo ser un ladrillo de barro o piedra. Por supuesto, el hecho se transmitió hasta nuestros días, de boca en boca y de generación en generación, concluyendo que la enterraron viva.

                              Con motivos de las investigaciones arqueológicas acometidas, en todo el contorno eclesiástico, en marzo de 1986, patrocinado por el Gobierno Autonómico de Canarias, urgente excavación en las labores de restauración, se confirmó que lo relatado pudo ser vedad a causa del padecimiento de catalepsia.

                                             ECONOMÍA:

                              El municipio tiene su actividad básica en la agricultura, caracterizada ésta por un gran minifundismo. Es ella la que da ocupación a la mayor parte de la población activa.

                              Sus tierras se reparten para cultivos de secano y de regadío. De los primeros son las papas y plantas forrajeras las que ocupan el primer lugar, mientras que en los de regadío las mayores superficies se consagran a plataneras, seguidas a gran distancia por las papas y hortalizas.

                              La pesca se localiza principalmente en torno al antiguo puerto Espíndola.

                              El sector terciario es el que sigue en importancia, localizándose sobre todo en Los Sauces, donde se desarrolla una gran actividad comercial y de servicios.

                              Finalmente, en el sector secundario es la construcción la que ocupa mayor población activa, seguida de alguna actividad industrial.


                              ASPECTOS GEOGRÁFICOS
:

                              Situado en el noreste de la isla, sus límites, al norte, con Barlovento y al sur, con Puntallana, quedan definidos por sendos barrancos de La Herradura y La Galga, respectivamente.

                              Hacia el oeste se encuentra con El Paso, a través de la crestería de La Caldera de Taburiente. Hacia el este se abre al mar, por una costa rocosa y acantilada.

                              El sector superior, entre el Pico de la Cruz, 2.351 metros, y Piedra Llana, 2.321 metros, supone el borde exterior del nombrado Parque Nacional, con un relieve de escasa pendiente. A continuación, los distintos barrancos que atraviesan el municipio, dan lugar a un espacio dividido en una serie de lomos, o lomadas, de diferente amplitud, en una zona caracterizada por el modelado erosivo. Precisamente la ausencia de erupciones recientes, determina el predominio de estos procesos. El progresivo avance de la erosión de estos barrancos, da lugar en ocasiones, a la formación, en sus cabeceras, de calderas, como la de Tajadre o la de Marcos y Cordero. En estos enclaves, rodeados de grandes escarpes, la profunda excavación ha hecho aparecer los materiales del Complejo Basal, basamento sobre el que se constituiría la isla. La impermeabilidad de estos materiales permite el afloramiento de las aguas infiltradas a través de las capas superiores, dando lugar a la aparición de nacientes de agua, caso de los dos manantiales más importantes del archipiélago, Marcos y Cordero.

                              La orientación del municipio al noreste, y la disposición de los barrancos, determina que la influencia del alisio se vea muy favorecida, lo que queda de manifiesto en la abundancia de agua y vegetación. La altitud marca las lógicas diferencias entre el litoral, zonas medias y cumbres.

                              Mientras que las zonas bajas y de medianías han conocido una fuerte transformación, por la implantación de amplias superficies de plataneras y de cultivos de subsistencia, extensas son las superficies de laurisilva y fayal-brezal, que dan paso al pinar y, finalmente, a las retamas y codesos, en la zona cumbrera.

                          VISITAS DE INTERÉS NATURAL:

                              El Parque Natural del Monte de Los Sauces y Puntallana, engloba una amplia superficie del término, desde las cresterías de La Caldera, descendiendo incluso hasta prácticamente los 300 metros de altitud. Enclave de accidentada orografía, de especial interés geomorfológico, botánico y faunístico. Dentro del mismo se encuentra la Reserva de la Biosfera de El Canal y Los Tilos, declarada como tal por la UNESCO, y con una superficie de 511 hectáreas, supone un profundo y espectacular barranco, donde se desarrolla una de las mejores manifestaciones del bosque de laurisilva de Canarias.

                              El Cuchillete de San Juan es un espacio natural, que continúa hasta el mar, acogiendo un característico cuchillo interfluvial, propio de la geomorfología erosiva, y una de las mejores representaciones de la vegetación termófila, del piso de transición, con sabinas, acebuches… y restos de laurisilva xerofítica.

                              A lo largo del municipio se ofrecen rincones de gran belleza, con los numerosos ñames, que aprovechan la abundante agua.

                              Ya, en la costa, pueden señalarse el Charco Azul y la pequeña playa cercana a Punta Espíndola.


                                    CULTURA POPULAR
:

                              Entre las festividades, señalar la patrona, Nuestra Señora de Montserrat, 27 de abril y septiembre, que reúne numerosos actos de tipo cultural y festivo, Jesús del Gran Poder, en julio, San Juan , en junio con las tradicionales hogueras, los Carnavales con su Entierro de la Sardina…

                              Entre las producciones locales, caben citarse los ñames, que se puede degustar de diferentes maneras.

                              Dentro de los productos elaborados, sin duda, un magnífico ron y un dulce típico de la isla, las rapaduras.

                              Trabajos artesanos son la cestería y figuras de cera para saldar promesas.

     TABLA FLAMENCA DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA:

                              De entre el fabuloso legado flamenco llegado a La Palma durante el XVI, podemos destacar una pintura de excepcional valor. Se trata de un enorme cuadro de altar, que hasta finales del XVII presidió el oratorio puesto bajo su advocación en el ingenio azucarero de Los Sauces. Durante unos cien años, estuvo colocada en el altar mayor de ese templo hasta que en 1686 fuera sustituida por un retablo de madera de tres nichos y sagrario procedente del desamortizado convento de Santa Clara de la capital palmera. En ese entonces fue puesto en el altar de San Amaro hasta, posteriormente, pasó al coro bajo de la antigua iglesia. En 1960, se demolió este templo y actualmente está en el baptisterio de la actual parroquia de Montserrat.

                              Fue pintada en los Países Bajos, en el último cuarto del XVI y que ha sido adscrita a la Escuela de Brujas, supuestamente atribuida a Pierre Pourbus el Viejo (1523-1584). La representación de la sacra montaña catalana donde se ubica el monasterio benedictino de Montserrat, ha sido representada en miles de estampas distribuidas desde el XV entre la multitud de peregrinos, ansiosos por llevarse un recuerdo del cenobio. Así, esta iconografía mariana llegó hasta los confines de la Tierra. Se cree que la representación de ese monte procede de una estampa grabada en Roma, en 1572, por Antonio Lafren.

                              Fue encargada a Flandes por los propietarios de la Hacienda de los Señores o Heredamiento de los Catalanes.

                              ‘Suponemos que la tabla llegó de Flandes por mediación de Tomás Van de Walle de Cervellón, natural de Brujas y mayordomo de la iglesia de Montserrat, desde 1590'.

Delante del enorme cuadro de altar, uno de los legados flamencos más importantes, que todavía se conservan en Canarias, damos un paso para dar a conocer el rico legado como cultura de las estrechas relaciones comerciales, justificando la llegada de otras piezas.            

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