El terreno de secano y parte volcánico, en general, es de
buena calidad, habiendo en el vallecito donde está situado el pueblo, árboles
frutales como perales, manzanos, duraznos, etc.
Los caminos, uno conduce a la capital de la isla en cuesta,
Santa Cruz de La Palma, pendiente y sumamente agrio, es más bien una vereda
angosta en forma de caracol y de muy mal piso. En medio del mismo se encuentra
el renombrado Time, risco de volcán ennegrecido y tan peinado, que parece una
muralla, y, no obstante, es senda de pájaros, se sube a caballo’ y los otros se
adaptan a las condiciones del terreno que transitan, según mí opinión y
observaciones pertinentes. Lo anterior, entre comillas, es tomado de Madoz,
Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico, 1845-1850.
Es un municipio situado en la parte noroeste de la isla de
La Palma. Limita al norte con Puntagorda, al este con la sierra de la cumbre,
al oeste con el mar y al sur con los municipios de Tazacorte, Los Llanos de
Aridane y El Paso.
Su extensión superficial es de 53,76 kilómetros cuadrados,
ocupando el 7,59% de la isla. La altitud en el casco urbano es de 640 metros.
1420 metros, El Pinar y 420 metros, Amagar. Su perímetro está en torno a los
36.584 metros. Esta superficie coloca a Tijarafe en el quinto lugar del resto
de los otros homólogos palmeros a cuanto se refiere a su tamaño, por detrás de
El Paso, Garafía, Mazo y Fuencaliente. La costa acantilada y de difícil acceso,
tiene una longitud, aproximada, de 11,5 kilómetros, que supone un 9,3% del perímetro
total insular.
La orografía del territorio es muy abrupta y accidentada con
una continuada pendiente desde la cumbre hasta el mar, cortada por multitud de
barrancos. La pendiente se suaviza entre los 400 y 800 metros, altitud en la
que se sitúa la mayoría de la población de las distintas entidades. La parte
costera está cortada en el tramo final de los barrancos y terminan en un
acantilado casi lineal de unos 200 metros de altura.
A pesar, de que la costa ocupa una parte importante de los
límites, cuenta con pocas playas y zonas por las que se pueda acceder al mar,
característica por la que no se dan razones para abordar actividades en el
medio acuático o vela ligera. El clima es muy soleado y árido. Las lluvias
normalmente son muy escasas, y se suelen dar entre los meses de octubre y
abril, ambos inclusive.
La altitud a la que se encuentra el municipio sobre el nivel
del mar ha dado lugar a que su poblamiento se halle a bastante altura.
Recibe Tijarafe al viajero en El Time, mirador sobre el
Valle de Aridane, que hace volver obligatoriamente la vista atrás por última
vez, entre almendros, El Paso; entre plataneras, Los Llanos de Aridane y
Tazacorte; a la izquierda, la inmensa concavidad de la Caldera de Taburiente y
por Cumbre Vieja, casi en las faldas del árido pico Birigoyo, el río de lava
negra del volcán de San Juan (1949) y de Tajogaite (2021), que interrumpen su
color por el verde de las plataneras, cerca de la costa. A lo lejos, en la
punta sur, Fuencaliente, algunos días claros, la silueta de la isla de El
Hierro.
Tijarafe, un rincón mágico enclavado en la isla de La Palma,
donde el latido de la naturaleza y la esencia de lo auténtico se entrelazan en
una sinfonía de emociones. Sus valles verdes y frondosos bosques susurran
secretos milenarios que resuenan en el alma de quienes caminan por sus
senderos. Aquí, el viento acaricia los rostros y el sol pinta de colores
vibrantes el horizonte infinito.
La verdadera virtud de Tijarafe radica en el espíritu
resiliente de su gente, en su capacidad de mirar más allá de la adversidad y
encontrar la fuerza en la unión. En este pueblo, la solidaridad se despliega
como un abrazo colectivo, y cada desafío es enfrentado con valentía y
determinación. Es un testimonio vivo de que, cuando los corazones se unen, no
hay obstáculo que no pueda superarse.
Aquí, se tejen historias de superación, de crecimiento y de
amor por la tierra que nos sustenta. Tijarafe, epicentro de emociones que nos
invitan a soñar, a persistir y a encontrar la grandeza en lo más profundo de nuestros
seres.
RESUMEN HISTÓRICO:
Habiendo sido vencido Atogmatoma de Hiscaguán, tras la
conquista de La Palma, se reparte entre los vencedores las tierras, entre las
que se encontraban algunas datas pertenecientes a este término. Sólo los
esponsales de su hija Tinabuna con el jefe de Aridane, Mayantigo, y, su
avanzada edad, le hicieron firmar la paz con sus vecinos. De ese pueblo
prehispánico heredaron sus actuales habitantes el amor a la tierra y al
trabajo, en una zona árida y seca.
Juan de Lugo Señorino, sobrino del Adelantado, obtiene
tierras en Amagar. Otro sobrino, Francisco Fernández de Lugo, adquiere tierras
en Garafía, Tijarafe y Puntagorda. Alonso Fernández, conquistador, establece
rápidamente alianzas con los aborígenes.
A reglón siguiente, en este término territorial adquiere
cien fanegas de tierra de sembradura en las demasías de Juan Fernández Gomero y
las demás de las normas de Juan Alfonso y en la de Álvaro Pérez de las que
tienen ambos, Juan y Álvaro, en Puntagorda.
El conquistador, Juan de Ribero, recibe tierras, cuevas y
barrancos desde el mar hasta la cumbre en los términos de Tijarafe y
Puntagorda. Juan Ruiz de Berlanga, nombrado escribano público de la isla, en
1509, casado con una sobrina del mismo, obtiene quince cahíces de suelo de
siembra, junto a Juan Mirabal. Bartolomé de Riberol, obtuvo terrenos en el
repartimiento, que unidos a los de su padre, hacen que la familia posea
extensas posesiones, que abarcan once cahíces, desde el barranco del Mocán
hasta el roque Bermejo, en Puntagorda. El resto de las propiedades se reparten
entre instituciones religiosas, el Cabildo Insular palmero y pequeños
propietarios, aunque la mayoría de pobladores se instalan en las tierras de los
grandes propietarios para trabajarlas en régimen de arrendamiento.
Tijarafe, nace y se desarrolla alrededor de la iglesia y de
la agricultura, aunque ya existían habitantes en ese lugar desde poco después
de la conquista y con la llegada de la imagen de Nuestra Señora de Candelaria,
sobre todo, a partir de la construcción del templo, dedicado a su honor, en
1530, lo que va a dar identidad a estos parajes. La población está formada por
gentes de distintas procedencias y, en parte, deriva de las condiciones, que
resultan tras el repartimiento. Se asientan personas procedentes de la
península, entre ellos un notable número de portugueses, población esclava
compuesta por africanos y moriscos, que más tarde obtienen su libertad y
continúan sus vidas aquí, junto a residuos de aborígenes, dedicados al
pastoreo. Con todos estos grupos se va formando la sociedad local, que a
principios del XVIII ha perdido las diferencias para mantener aquellas
derivadas de la riqueza.
Una vez formada la sociedad sobre una base humana de
distintas procedencias y economías, asentada en la agricultura, la ganadería y
los montes, la historia del mismo discurre sin sobresaltos, pero con la
continua presencia de los efectos del clima sobre los intereses económicos y,
por tanto, sobre la vida. La mayoría de los habitantes, al igual que muchos de
Canarias, son campesinos pobres, que trabajan las tierras a cambio de una renta
y que, además, pagan el diezmo a la iglesia.
A principios del XIX, la población había crecido. El
crecimiento no se produce de una forma homogénea. La emigración, hambre y
mortalidad hacen que la línea evolutiva de la población no sea continua, sino
que varíe en función de las condiciones de vida del momento.
En el caso de Tijarafe, la independencia teórica se produce
en 1812, Constitución de Cádiz, 19 de marzo, pero el ayuntamiento capitalino,
Santa Cruz de La Palma, se resiste a ceder y la mantiene hasta 1842.
En la segunda mitad del siglo decimonónico se produce un
proceso migratorio que afecta a los habitantes de este pueblo. Desde muy
jóvenes, los hombres emigran a la hermana isla caribeña de Cuba en busca de
fortuna mejor para ellos y sus familias. Esta corriente migratoria va a tener
un efecto positivo a propiciar el desarrollo del territorio municipal. Después
de mucho tiempo el oriundo se ve propietario de la propiedad, que había
trabajado durante muchas generaciones.
El agua modifica el paisaje agrario, propiciando la
introducción del plátano. Por primera vez en la historia local se pasa de un
régimen de secano a un homogéneo de regadío, de los cultivos de subsistencia a
uno comercial. En la llegada de la carretera insular de circunvalación del
norte al casco urbano, en 1942, se produce un avance de las vías de
comunicación.
Los acontecimientos que se sucedieron, a lo largo y ancho
del XX, han permitido que el término municipal haya evolucionado más en los
últimos 50 años, que en los 400 anteriores.
Finalizada la conquista, el Adelantado, Alonso Fernández de
Lugo (1455-1525), procedió a repartir tierras de la isla, entre las que se
encontraban algunas datas pertenecientes a este término.
Inicialmente tuvo muy pocos habitantes, probablemente a
causa de la distancia que le separaba de la capital insular. Pese a ello, se le
nombró alcalde pedáneo y alguacil, para ejecutar los acuerdos de la Justicia.
Tuvo, como los otros pueblos, su pósito, que llegó a
alcanzar bastante importancia.
De la primera edificación de su templo, se puede afirmar que
debió haberse fabricado hacia el año de 1530, y ya se le menciona en las
Sinodales del obispo Vázquez de Arce. Por real cédula de Felipe IV (1605-1665),
de 24 de mayo de 1660, se erige esta iglesia en beneficio, siendo el noveno en
antigüedad de la isla.
No fue este templo el único dentro del término, pues que,
también, se levantaron otras ermitas como la de Buen Jesús (1584) y la de San
Bartolomé, que dieron un crédito fundacional, no sólo para los habitantes
locales, isleños y de cualquier origen, afectados por el poblamiento y
colonización del nuevo territorio a la Corona de Castilla con todo lo que
conllevaba tal arriesgada y especial misión de conquista.
VISITAS DE INTERÉS CULTURAL:
Dentro del término municipal se han hallado cuevas de
hábitat y enterramiento de los aborígenes.
Es del mayor interés hacer un recorrido por las calles del
casco y sus barrios.
En Tijarafe destaca el templo parroquial. Su configuración
actual data prácticamente del XVIII, alzándose en el lugar donde existió la
primitiva ermita. A lo largo de los años ha ido sufriendo diferentes reformas y
ampliaciones. En su interior se conserva un hermoso retablo barroco del XVII,
tallado por Antonio de Orbarán.
TEMPLO PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA:
Fue edificado entre los siglos XVII y XVIII. Con un definido
estilo mudéjar de una sola nave sobria y sencilla. Tiene una original espadaña
de pura estructura autóctona, colocada en la parte posterior del recinto
sagrado, con el detalle de la balconada y escalera de subida por el exterior
del inmueble. Una obra del último cuarto del XVII, realizada por el maestro
cantero Domingo Álvarez y que se ha convertido en uno de los emblemas más
significativo del municipio. En la base de la espadaña existe una piedra
grabada con la fecha 1686.
La entrada principal al interior del templo ha sido
restaurada, dejando al descubierto la cantería de los esquineros de la
construcción.
Por la parte del naciente se distingue el enclave de la
espadaña y sobresale la capilla del Santísimo, una de las que forman el crucero
y que está considerada como la más antigua. En la parte del poniente se
distinguen tres volúmenes del edificio: la nave principal con la tercera puerta
de entrada; la capilla del baptisterio de levantamiento posterior a las
restantes, siendo su cantería de tosca roja y la capilla del Cristo. Se
distingue, también, el adosado de la actual casa parroquial, levantándose hacia
1950, sobre habitaciones existentes, utilizadas como despojo, conocidas como
‘Casita de la Virgen’.
En el interior, la nave principal de estilo sobrio y
sencillo, pero muy acogedora. Al fondo el interesante Retablo Mayor, obra de
Antonio de Orbarán, de gran valor e interés artístico, siendo uno de los pocos
ejemplos conservados en el archipiélago, que muestra una confrontación
arquitectónica de cinco calles. La originalidad del mismo estriba en la línea
seguida por el escultor de situar en los intercolumnios o entrecalles todo el
muestrario escultórico de todo un extraordinario apostolado, con lo que
adquiere prácticamente la apariencia de once calles. Resulta, por lo tanto, una
solución mixta escultórica y pictórica.
El coro es de madera y su estilo canario. El artesonado de
la capilla principal es muy denso en detalles, destacando el de la nave
central. La capilla del Santísimo o del Rosario es la más primitiva y contiene
el más rico de los arcos existentes. Es de destacar la pequeña efigie de San
Antonio de Padua (s. XVI) y las tallas de Nuestra Señora del Rosario y de San
Fernando.
El 30 de abril de 1996, fue declarado Bien de Interés
Cultural (BIC), máximo galardón de protección, que reconoce la legislación
canaria.
LA LEYENDA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA:
En cuanto a la imagen titular, se trata de una talla del XVI
y de origen flamenco, cuya presencia en el templo está documentada desde al
menos en 1530.
En lengua prehispánica el nombre de Tijarafe significa lugar
de sombra y frescura, reino de Atogmatoma, guerrero y defensor de la integridad
territorial de su pueblo Hiscaguán.
La tradición oral cuenta que en la cueva de la barranquera
del Pino Araujo estuvo escondida, a su paso hacia Puntagorda, la Virgen de
Candelaria para protegerla de piratas que rondaban por aquellos parajes. Cuando
fueron a cogerla y continuar su camino, pesaba tanto que no podían con ella,
interpretando de inmediato que el deseo de la Madre de Dios era quedarse en
Tijarafe. Entonces, en el mismo sitio, brotó una fuente. Todos los años, por
septiembre, los romeros bajan caminando por estrechas veredas hasta la cueva,
donde rememoran la llegada de su patrona, beben el agua de la fuente y gozan
misa de campaña.
Durante el noveno mes del año se celebran las Fiestas
Patronales en honor de la Virgen. Esta es la fiesta de todo el pueblo por
antonomasia, que engloba la verbena del diablo. La representación del Mal surge
entre cohetes, bengalas y demás artilugios pirotécnicos, generando un
espectáculo que entusiasma a quienes contemplan su danza peculiar de alegría,
luz y color. Un diablo que baila y simula morir entre estallidos, al que se
impone el Bien, representado por la Virgen de Candelaria.
ETIMOLOGÍA:
Hay que indicar que Abreu Galindo, primer autor que da los
nombres de los cantones palmeros, no da explícitamente el de este bando, pues
solo dice que ‘el onceno señorío era desde el barranco de Hiscaguán hasta la
asomada de Tijarafe’. Por este motivo, otros autores le dan el nombre de
Hiscaguán.
Tijarafe, ha sido traducido por el filólogo Ignacio Reyes
como ‘el paso’ desde una posible forma original. Por su parte, Maximiano
Trapero encuentra como paralelo en bereber ‘azarif’ u otros… ‘recipiente de
agua’, ‘piedra del molino’.
En cuanto al término Hiscaguán, tanto Ignacio Reyes como
Maximiano Trapero lo traducen como ‘cuernos’, o figurando ‘cumbres, cimas’,
desde su comparación con términos paralelos en lengua bereber.
Ambos términos, Tijarafe e Hiscaguán, perviven en la
toponimia de la isla. El primero da nombre a un municipio y bajo la forma
Iscagua, hace referencia a un barranco del noroeste de La Palma.
ECONOMÍA:
La base económica del municipio es la agricultura. Dentro
del sector primario, el que más puestos de trabajo ocupa, es la primera,
seguida a muy gran distancia por la pesca.
En importancia le sigue el sector terciario y, dentro de él,
Servicios es el que destaca. Finalmente, el sector secundario, donde la
construcción es la actividad a la que se dedica mayor número de habitantes de
este municipio.
En cuanto a la agricultura, son similares las superficies
destinadas a cultivos de secano y a los de regadío.
Dentro de los primeros, los viñedos ocupan un sobresaliente
lugar, seguidos de tuneras, cereales, legumbres, papas y hortalizas.
Los terrenos de regadío se consagran principalmente a las
plataneras, a las que siguen en importancia papas, hortalizas, cítricos,
cereales y plantas forrajeras.
ASPECTOS GEOGRÁFICOS:
Situado en el occidente palmero, sus límites definen un
espacio de forma triangular. El barranco del Garome sirve de divisoria con
Puntagorda, por el norte. Al este, el borde superior de La Caldera de
Taburiente, que se continúa por el barranco de Las Angustias, marca el lindero
con El Paso. En Amagar, la frontera incluye parte del enorme paquete de
sedimentos de la margen derecha del mencionado barranco. Continúa así,
siguiendo dicho cauce, hasta la costa, encontrándose sucesivamente con Los
Llanos de Aridane y Tazacorte, y terminando en la Punta de Juan Graje. La costa
se presenta como un impresionante acantilado, donde apenas hay playas,
apareciendo, en cambio, interesantes accidentes como la Cueva Bonita.
En esta misma costa, sólo con acceso por mar, la bravura y
las borrascas atlánticas han formado la cueva antes mencionada y cerca de ella
el Porís de Candelaria, el único sitio de faenas marineras de la zona.
El palmero Juan Bautista Lorenzo Rodríguez (1841-1908), en
su obra ‘Noticias para la Historia de La Palma’, manifestó a finales del XIX
sus impresiones sobre la cueva: ‘Después de estar dentro de esta cueva no sabe
el viajero que admirar más, si la bóveda que la cubre, jaspeada de azul, blanco
y verde como si fuese de mármol exquisito y pulimentada por la mano de un hábil
artista, o si el fondo claro de la misma, en donde se ven correr de un lado
para otro multitud de peces, que recrean el ánimo y la vista’.
A lo largo de la amplia ladera, que desciende desde los
2.310 metros del Pico Palmero, no se aprecian erupciones volcánicas recientes.
De hecho, los centros eruptivos existentes, de series volcánicas más antiguas,
resultan poco relevantes en el paisaje.
De esta forma, aparece un espacio que se ve surcado por
numerosos barrancos, que en ocasiones excavan profundos tajos, dando lugar a
una serie de lomos o tablados. Destacan los barrancos de La Baranda, La
Caldereta, Jurado, uno de los más importantes y de amplia cabecera, de los
Gomeros, de la Molina o Tagomate…
En el extremo sur del municipio sobresale parte de la
terraza fluvial existente en las márgenes del barranco de Las Angustias. Supone
una acumulación de materiales de arrastre, correspondientes al vaciado de La
Caldera de Taburiente.
Tanto el casco urbano municipal, Tijarafe o Candelaria, como
era conocida anteriormente, como las restantes entidades de población, se sitúan
en cotas relativamente altas, debido a lo accidentado de la costa, y
aprovechando los espacios delimitados por los distintos cauces.
La población en el oeste de la isla determina sus
características climáticas, al no verse influenciado por la humedad del alisio.
De esta manera, la aridez es la nota dominante, observándose las variaciones
propias que introduce la altitud. Así, la vegetación ofrece las especies
propias del piso basal, de marcado acento xerófilo, que deja paso, a medida que
se asciende, al pinar, que se presenta disperso entre los cultivos en las zonas
inferiores. No faltan tampoco extensiones de jarales. Los almendreros crecen en
amplios sectores. Cultivos de regadío, platanera, y de secano, han transformado
sustancialmente grandes superficies.
VISITAS DE INTERÉS NATURAL:
Un pequeño sector del Parque Natural del Barranco de Las
Angustias se incluye en el municipio. En el borde de este escarpe, en El Time,
se obtiene una de las vistas más impresionantes de La Palma.
El antiguo camino real serpentea en forma de caracol, con 73
vueltas, aún perdura entre las plataneras de Amagar, topónimo aborigen, que el
viajero portugués del XVI, Gaspar Frutuoso (1522-1591), traduce por su ‘agria,
áspera y amarga subida’.
El espacio natural del barranco del Jurado constituye un
auténtico cañón, de laderas verticales, donde se presentan también algunos
cabocos. Un curioso espigón agujereado, jurado, le da nombre. A pesar de lo
abrupto del terreno, aquí se refugian algunos endemismos vegetales amenazados,
siendo frecuente la presencia de aves, como las grajas que tienen, incluso, un
área de cría.
La acantilada costa supone un espacio muy interesante, donde
destaca la Cueva Bonita, navegable en su interior, y donde existe una pequeña
playa de callaos, que es únicamente accesible en embarcaciones.
El municipio alberga una gran cantidad de espacios naturales
de gran interés, como por ejemplo El Roque Palmero, La Cueva Bonita, El Pozo de
Tinizana, las cuevas del Prois de la Candelaria, la playa de la Veta y del Jurado,
la Caldera de Jieque o el barranco del Jurado…
CULTURA POPULAR:
Una de las fiestas más populares de la isla es la del
Diablo, coincidente con la festividad de Candelaria, 8 de septiembre, en
concreto, la víspera.
En su origen tiene que ver con un machango, al que se llamó
cataclismo, y que fuera construido por un señor conocido por Barba Roja. Acompañaban
a esta figura gigantes y cabezudos, que han permanecido en la fiesta actual. En
1923, tres personas de identidad conocida, como hijos del pueblo, crearon el
Diablo que, con algunas modificaciones, es el conocido hoy en día. Tras
diversas vicisitudes, ha llegado hasta hoy, que consiste en una pesada armazón,
con más de 500 voladores que se queman, mientras corre el público asistente.
Importante acervo folclórico, los constituyen los
verseadores, al ritmo de punto cubano, improvisan ingeniosas coplas, y que
tienen en este municipio cumplida presencia.
Se hace inconfundible por su peculiar ubicación, la
espadaña, construida en 1686, adosada a la parte trasera de la iglesia. A ella
se accede por una escalera exterior, desde la calle. En las fiestas, el tañido
de campanas se acompaña de los sones del ‘tajaraste’, emitidos con ‘caja de
guerra’, tambor, cuyo eco se expande y multiplica hasta el monte.
En el barrio de Jesús, la ermita del Buen Jesús, erigida en
1530, contenía las imágenes del Niño Jesús y la Virgen de la Consolación,
conjuntamente con la Virgen de Candelaria toman la iniciativa de ser patrimonio
de notable acervo local. A finales de 1992, su techumbre mudéjar se desplomó,
siendo restaurada con meticulosidad, para testimonio y orgullo de todos,
creyentes y no creyentes. Término territorial amante de su pasado, alagado en
el presente y proyectado hacia un futuro prometedor, han sido, ambos recintos
sacros, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
No cabe la menor duda, que las festividades locales son el 2
de febrero, Fiesta de la Presentación, y el 8 de septiembre, Nuestra Señora de
la Candelaria.
DANZA DEL DIABLO:
Fiesta de Interés Turístico de Canarias (FITC). Es un
espectáculo pirotécnico y popular, que en 2023 cumplió 100 años, primer
centenario.
El municipio de Tijarafe halla, aún, en pleno fervor festivo
con el centenario de unas tradiciones más emblemáticas, que constituye el punto
culminante de las fiestas de Nuestra Señora de la Candelaria durante un siglo.
Tras unos veinte minutos de deslumbrante pirotecnia y
mientras suena un popular estribillo que anuncia ‘el Diablo ya está aquí’, la
actuación culmina con la explosión de la cabeza del mismo, simbolizando así el
triunfo del bien sobre el mal.
El evento, que tiene lugar en la madrugada del 7 al 8 de
septiembre, se caracteriza por la aparición de una figura maléfica que escupe
fuegos artificiales hacia todas las direcciones, precedida por un grupo de
gigantes y cabezudos, que irrumpen en la verbena, sin previo aviso,
sorprendiendo a los participantes.
Según el cronista oficial de Tijarafe, José Policarpo
Martín, la Danza del Diablo tuvo sus humildes comienzos en 1923 y,
‘lamentablemente, carece de documentación histórica de sus primeros años’.
Martín relata que por aquel entonces ‘Tijarafe era un pueblo
pobre, y el Diablo estaba confeccionado con materiales reciclados como telas
viejas, sacos y estructuras de caña, además de pirotecnia suelta’.
Cuenta la historia de Tijarafe que allá por el año 1909
llegó a la isla un madrileño, que se instaló en Aguatavar. Mezclaba su tiempo
de soledad con la participación social en festejos y actividades lúdicas y
festivas, creando títeres y machangos.
Uno de esos machangos, al que llamaban ‘Cataclismo’, medía
más de 3 metros de altura. Precisamente, en recuerdo a este enorme machango, 3
palmeros se pusieron de acuerdo para crear al primer ‘Diablo’. De esta forma,
salió por vez primera en la noche anterior al festejo de la Candelaria, en
1923.
La Danza del Diablo se ha convertido en una seña de
identidad del municipio, incorporando la figura del maléfico en el escudo de
Tijarafe, y convocando, desde anteriores ediciones, a miles de personas en la
plaza de Nuestra Señora de Candelaria y su entorno.
La peculiar celebración fue declarada Bien de Interés
Cultural (BIC), en 2007, y Fiesta de Interés Turístico de Canarias (FITC), en
2011, reconociendo su importancia cultural y su capacidad para atraer a
visitantes de todo el archipiélago canario.
Uno de los protagonistas de esta tradición es Ricardo
García, quien bailó dentro del Diablo, durante 11 años, en la década de los 90
y previamente participó, durante otros 11 años, en el cortejo anunciador con
los ‘Gigantes y cabezudos’.
García, ha descrito los momentos previos al inicio de su
danza, como los más desafiantes, pero, una vez, dentro de la figura del Diablo,
todo se olvidaba y se sentía ‘como en casa’.
A pesar de su experiencia, este vecino confiesa que siempre
le quedó ‘la espinita’ de no haber logrado el ‘baile perfecto’, lo que refleja su
dedicación y compromiso con esta festividad única en la isla.
La Danza del Diablo promete sorprender a los espectadores,
recordando la historia y la pasión que han mantenido viva esta tradición, a lo
largo y ancho de los años, iluminando la noche del 7 de septiembre, con los
fuegos del Diablo, celebrando el triunfo del bien sobre el mal en una fiesta
que ha perdurado en el tiempo.
Sin más que contar… tan solo queda disfrutar de la Danza del
Diablo y la noche estrellada en Tijarafe, con un gran ambiente y al ritmo de la
música más de moda.
La fiesta en Tijarafe es en recuerdo a la Virgen de la
Candelaria, aclamada y festejada, en multitud de lugares en las islas, así como
en numerosos sitios de la península y América Latina. Es de hecho la patrona de
las islas atlánticas de Canarias.
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