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domingo, 31 de octubre de 2010

LA FIESTA DE NAVAL Y LA VIRGEN DEL ROSARIO (y III)

4.- La imagen de Nuestra Señora del Rosario:
                              La bellísima escultura de la Virgen data de 1832 y es obra del imaginero orotavense Fernando Estévez del Sacramento (1788-1854), que sustituyó a la antigua que se venera con la misma advocación en la parroquia de San Blas de la Villa de Mazo en la capilla colateral del Evangelio, que oculta en 1585, fuera de la ciudad por los frailes, ante el riesgo de saqueo en el mes de noviembre por el corsario Francisco Draque se volvió a traer a la iglesia al año siguiente en solemne procesión y atribuyéndosele prodigios extraordinarios. Sin embargo, el Niño es de Aurelio Carmona López (1826-1901), porque se le agregó el de la anterior y sus proporciones no gustaron y, entonces, ya había fallecido el escultor y se hizo una copia del que sostiene la imagen de Nuestra Señora del Carmen de El Salvador de esta ciudad y del mismo autor. Para su adquisición la Real y Venerable Hermandad del Santísimo Rosario tomó el acuerdo, en 1830, de vender algunas joyas pertenecientes a la Virgen.
                              La imagen es de candelero y de estilo clasicista de 1,62 m. de altura. El maniquí fue realizado en esta población por un oficial de carpinteros ayudado por un mozo de oficio. La cabeza y manos fueron talladas en madera policromada y fue encargo del mayordomo de la Hermandad, Francisco de Amarante. Se pagaron 80 pesos y un gasto adicional de 14 reales por el embalaje y transporte desde La Orotava hasta el Puerto de la Cruz y, desde allí, hasta nuestro puerto capitalino donde llegó el 6 de septiembre de 1833. Los entendidos del tema le conceden su parecido a una dama de la alta sociedad de la villa de procedencia, inspiración que previamente plagió el escultor en su otra obra la Virgen del Monte Carmelo, del templo Parroquial de El Salvador.
                              La efigie se halla rodeada por una aureola y un sol elíptico de ráfagas muy prietas, y revestida con amplios ropajes, un gran manto y por un valioso rostrillo. Posee lujosas prendas y dádivas de devotos agradecidos por su intersección. El primer donativo en joyas del que se tiene referencia se hizo en 1643 por el vecino Pantaleón Pintor al ser admitido como Hermano, que consistió en una cruz de perlas y, además, fue costumbre donar alhajas como, también, fundar capellanías y misas rezadas, dejando constancia en los testamentos. Un ejemplo de lo dicho fue el de Leonor González, fallecida el 18 de enero de 1656, quien legó una gargantilla de oro compuesta por veinticuatro cuentas grandes y seis pequeñas y el de Luis Consuegra, sin descendencia, que había dejado una corona de rosario engarzada del mismo material precioso de frutilla. En el inventario hecho por el Padre Prior Fray Pedro Pascacio y por don Pedro Massieu y Sotomayor, fechado el 20 de noviembre de 1798, ya existía regular número de piezas, entre ellas sobresalían su rostrillo formado por cincuenta y tres esmeraldas y ciento trece perlas engastada en oro y varios broches, cruces, rosarios, collares, anillos… En el transcurso de los años se siguen recibiendo obsequios como señal de agradecimiento. En el referido balance se menciona la magnífica corona de plata repujada y sobredorada, atribuida al artista orfebre orotavense mencionado, que hoy luce la Virgen y que suplió a dos de filigrana y a una diadema. Según fuente fidedigna, en la actualidad el joyero se compone de algunas gargantillas de oro, perlas y esmeraldas; anagrama de María de perlas y broches de oro y esmeralda; rosarios de coral, cuentas negras, coral y plata, coral y oro…; pulseras de plata; pendientes de oro y perlas; anillos de oro y de distintas piedras y broches…
                              En cuanto a su vestuario posee un ropero variado. Se compone de cinco trajes completos con manto y saya: blanco y dorado, el más antiguo; azul claro, denominado de primavera; blanco con adornos de flores y varios tonos; azul oscuro con adornos dorados y rojo con fondo negro y adornos en plata y dorado, que fue ofrendado en el año 2007 por el Club Deportivo Mensajero de cuya entidad es Patrona titular. Las faldas, corpiños, mangas y puños se alternan con el vestuario mencionado, siendo su combinación cromática: verde oscuro, verde claro, salmón, dorado y naranja. La imagen del Niño sólo tiene dos vestidos en blanco y dorado de confección corriente.
                              El sitial barroco donde se coloca la talla mariana en su festividad, en la capilla mayor de la iglesia, fue comprado en Sevilla en 1720 y perteneció a la homónima del Santísimo de la Parroquia Matriz que, después, fue adquirido por esta y se estrenó para su nueva finalidad en 1863, siendo la mejor pieza de Canarias en su calidad y estilo.
                              El hermoso y único frontal tallado del retablo mayor, dorado en 1751, perteneció al trono de 1633 con el que salía la primitiva talla, obra de Antonio de Orbarán (¿?-1671), Hermano, a quien se le entregó otro viejo a crédito de sus honorarios y que fue donado en 1694, por el capitán Juan Pérez Pintado, piloto de la carrera de Indias, que hizo grabar como recordatorio lo siguiente: D(IO)LO EL CAP(ITA)N JV(AN) P(ERE)S PIN(TA)DO. En sustitución, debido que en su niñez tuvo tal especial devoción mariana y a su Hermandad, costeó por su cuenta un nuevo trono que se compone de cuatro gradas y su basa en que se ponen las andas de madera dorado y plateado, que, posteriormente, dio bajo dos condiciones: La primera, era que sólo debía armarse en las fiestas de la Naval, el primer domingo de octubre, aunque por ser el día de Año Nuevo una de las solemnidades del convento, podría facilitarse a la comunidad previo pago a la Esclavitud por la cantidad de 50 reales de limosna y, la segunda, en las ocasiones que visitara la iglesia la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Las Nieves en su Procesión General en cada lustro, según consta en el Archivo de Protocolos Notariales. Pedro de Mendoza Alvarado, 1694.
                              La procesión en los primeros años de la fundación conventual se hacía por el interior del templo y del claustro. En 1618 el Obispo autoriza realizarla alrededor del homónimo de Santa Catalina de Sena y llevándose a cabo las comedias, que por obligación se encargaba de ejecutar el Mayordomo o Hermano Mayor, costumbre que finalizó por su dificultad a raíz del acuerdo adoptado el 5 de marzo de 1644 y lamentablemente se perdió la “novena de la rosa”.
                              Para los paseos procesionales se cuenta con una magnífica anda de baldaquino de plata repujada de laboriosa confección en los cánones de la orfebrería. En ella destaca la segunda mitad de las columnas por la confección de las guirnaldas que sigue la espiral a estilo salomónico. Son las más antiguas de Canarias, ejecutada en el último trienio del siglo XVII. Se trata de una bella pieza atribuida a Silvestre y a su hijo Diego Viñoly, a quienes hay que unir al platero Diego Agustín de la Torre Betancur que realiza la peana, los brazos y las estrellas del cielo. Pedro Merín marca un precedente basándose para su tabernáculo de Santo Domingo de La Laguna.
                              El día 5 de octubre de 1729 se comenzó a llegar con la Virgen hasta la Cruz del Tercero, aunque anteriormente se hacía hasta la Placeta de Borrero, y, por tal motivo, se entabló un pleito entre el Beneficiado y los frailes al excederse de los límites acostumbrados. Entonces, el Provisor y Gobernador del Obispado, don Luis Manrique de Lara, ordenó que los dominicos eligieran las calles del recorrido permanente, que fueron las mismas de cualquier procesión general.
                              Unos 17 años después de ser entronizada hubo algún incidente desagradable, que don Manuel Díaz Hernández (1774-1863), beneficiado de la sede parroquial, cuando hacía unos apuntes sobre el estado de los templos isleños en 1850 aconsejó despojarse de alhajas u otros ornamentos para mejorar la posible morbosidad y suntuosidad en pro del alto índice de pobreza entre los ciudadanos del municipio. No fructificó en absoluto la idea propuesta por el antes mencionado sacerdote y se recibieron nuevos y valiosos mantos, joyas y vestiduras.
                              Podemos citar al Reverendo Padre Fray Domingo González, Prior del referido cenobio, apodado “Pico de plata” por su peculiar gracia de expresión y gran predicador que tuvo singular cariño a la sagrada imagen ponderando en el púlpito y en particulares cátedras el valor del provecho espiritual del ofrecimiento para fervorizar los fieles de que sacó fruto.
                              Desde 1902 la Sagrada escultura mariana en la víspera de su Onomástica prolonga su recorrido por el barrio de San Sebastián, motivo de incordio a los vecinos de San Telmo. En su primera visita en El Dornajo se construyó un pabellón diseñado por el artista madrileño Ubaldo Bordanova Moreno (¿?-1909), que con gran difusión para los siguientes años se representaban loas, cuadros plásticos y otros motivos.
                              Durante muchos años generaciones de la familia de los Kábana se hacen acreedores de un valioso aprecio por los estimados cuidados ofrendados a la Virgen del Rosario. Doña Pilar Kábana Vargas y sus hijas Pilar y Candelaria Carrillo Kábana estuvieron al cuidado del joyero que, posteriormente, entregaron al cura párroco don Manuel R. Lorenzo Rodríguez, anterior arcipreste. Colaboradores en adecentar el cuerpo virginal, miembros de la Hermandad, fueron en un margen de más de una década, entre otros, Álvaro Rodríguez Fernández, Argelio Pérez Algarrada, Celio Díaz Hernández, Guillermo Pérez Cabrera, Alberto José Fernández García, Felipe Henríquez Brito… Son antecedentes que trazan una trayectoria histórica, al igual que el club deportivo mencionado, abre la voluntad incondicional de nuevos portadores del entusiasmo y fervoroso engrandecimiento religioso.
5.- La Esclavitud y Hermandad del Rosario:
                              Las cofradías, lo mismo que las hermandades, en Santa Cruz de la Palma nos permiten analizar tanto las relaciones sociales como las estrategias simbólicas de la ciudad, encargadas de transmitir las creencias y prácticas morales del cristianismo. Para lograr sus fines celebraban una vez al año la Onomástica y Octava de sus veneradas imágenes con procesión por las calles; salve y letanía todos los primeros domingos de mes por la tarde y los entierros de sus cofrades o hermanos con un aniversario general, estando obligados a asistir a los actos religiosos programados. A ellas pertenecían ricas y nobles familias de la burguesía.
                              No se sabe la fecha de la fundación, sin embargo, al ser reorganizada en el año 1860 se formaron unas nuevas constituciones, que fueron aprobadas por Real Orden de 4 de abril de 1862 por S. M. la Reina Doña Isabel II, y en las que se propone se haga con la antigüedad de la fundación del convento (1530).
                              La primera noticia que se tiene del cargo de Camarera, nos la da los libros de la misma fechados el 2 de febrero de 1721, cuando el Reverendo Padre Predicador General Fray Mateo Camacho hace entrega a María Camacho, como tal de una sortija con nueve esmeraldas que la había regalado un devoto. El cargo ha estado encomendado indistintamente a hombres y mujeres. Por acuerdo tomado en asamblea una de las últimas señoras asignada lo fue doña Carmen Kábana y Valcárcel, que aportó un contingente de prendas.
                              Debido a la desamortización de los conventos en toda Canarias y concretamente en Santa Cruz de la Palma la Hermandad del Rosario, una vez más, volvió a pasar vicisitudes de abandono. Transcurridos veintitrés años, en octubre de 1858, se reorganizó y volvió a su esplendor de siempre, que al no poseer opas de seda blanca se subsanó con una cinta del mismo color al cuello de donde pendía una cruz, hasta obtener las medallas con el anagrama de la Santísima Virgen.
                              Por invitación a S. M. la Reina, antes mencionada, de aceptar ser Hermana Mayor y Camarera honoraria, que fue confirmado con sumo agrado por tal regia persona, a partir de esta fecha, 11 de septiembre de 1862, con motivo de la Real Cédula o título a favor de la misma, es cuando comienza a denominarse con el nuevo enunciado de “Real y Venerable Esclavitud y Hermandad del Santísimo Rosario”.
                              El florecimiento en el seno de la Real Hermandad produjo un contratiempo, 31 de agosto de 1910, por la pretensión de los paules, moradores del extinguido convento de la Orden de Predicadores, y a través del Superior, que pretendía ser Presidente y Director Espiritual por residir ésta en la iglesia que se les había encomendado. Los miembros o hermanos no aceptaron tal deseo, porque tradicionalmente lo desempeñaba el Párroco de El Salvador como sus Estatutos así lo determinaba. Por dicha desavenencia se volvió a notar, nuevamente, una profunda crisis, aunque la procesión la siguieron realizando los regentes del templo, pero no con la brillantez de costumbre. En 1923 surgió de nuevo hasta que desde la segunda mitad de la centuria dejó de existir hasta nuestros días. Por esa época mencionada se toma el acuerdo unánime de nombrar Hermano Mayor honorario a S. M. el Rey Don Alfonso XIII, al que se elevó reverente memorial expresándosele aceptara el cargo atendiendo a la antigua gracia que S. M. la Reina, su abuela, había otorgado.
                              Desde estas líneas quiero mantener viva la llama de la memoria a unos bienes, de un edificio a una pintura o una fotografía que haga alusión a nuestro acervo cultural, que en realidad pertenecen al patrimonio espiritual y estético de La Palma y de todos sus habitantes.
B I B L I O G R A F Í A
“LA ISLA DE LA PALMA. LAS FIESTAS Y TRADICIONES”. María Victoria Hernández Pérez (1952).
“NOTICIAS PARA LA ISLA DE LA PALMA”. Tomo I, II y III. Juan Bautista Lorenzo Rodríguez (1841-1908).
“PROGRAMA DE LAS FIESTAS DE NAVAL EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO”. Santa Cruz de la Palma. Octubre de 1986.
“PROGRAMA DE LAS FIESTAS PATRONALES DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO 1997”. Barlovento. María Victoria Hernández Pérez.
“MAGNA PALMENSIS. RETRATO DE UNA CIUDAD”. Jesús Pérez Morera (1963), Luis Ortega Abraham (1948) y Jorge Lozano Van de Walle (1946).
ALBERTO JOSÉ FERNÁNDEZ GARCÍA (1928-1984). Diario de Avisos años 1963 y 1974.
“FASTOS BIOGRÁFICOS DE LA PALMA”. Jaime Pérez García (1930-2009).
“MEMORIA Y TESOROS DE UNA ISLA”. La Arqueta-blog de elapuron.com y otras publicaciones. José Guillermo Rodríguez Escudero (1963).
“SUSPIROS DE ALIENTO”. Boletín Informativo nº 4 de la Cofradía del Santo Sepulcro. Septiembre de 2009.
“I ENCUENTRO-GEOGRAFÍA, HISTORIA Y ARTE”. Santa Cruz de la Palma-marzo 1993. Tomo IV.

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