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sábado, 5 de noviembre de 2011

BARRIO DE SAN TELMO, HISTORIA Y DEVOCIÓN (I)

Presentación:
                             Tengo el orgullo de hacer realidad, desde el comienzo de la presente descripción, las palabras de agradecimiento a todas las personas que, de una forma u otra, han contribuido al engrandecimiento y embellecimiento de San Telmo y de todo aquello que constituye su acervo social. Sea como fuere y aunque aún sigan algunos detalles en la incertidumbre, la fortuna se ha multiplicado, enriquecido y matizado con testimonios fieles y fiables a la tradición, devoción y costumbres ancestrales y populares.
                         Esta singularidad con  diferencias se reproduce en muchos detalles arquitectónicos, artísticos y religiosos integrados en un ámbito local y reconocido notablemente con la debida documentación y señalización.
                             Con un solo objetivo fue realizado este trabajo posible, sin lugar a dudas, a la colaboración y apoyo de quienes son altruistas con los medios a su alcance. Esta iniciativa la planteé, única y exclusivamente, para difundir el patrimonio histórico y cultural del barrio. Para ello actué en una doble dirección. De una parte, me documenté, indicando los fondos de la ermita, edificios que, por sí mismos, ya son auténticos museos, y transmisiones orales de viejos conocidos y amigos. De la otra, he reunido de manera armónica e informativa las piezas sacras y civiles, esculturas, pinturas, orfebrería, literatura y textiles de uso litúrgico que, conjuntamente, son los legados heredados más reveladores del pasado.
                             Con esta publicación que sirve de memoria deseo rendir un sincero homenaje a los hombres de la mar, vecinos y bienhechores, devotos de las santas imágenes, que supieron atesorar y conservar un bagaje de conocimientos o noticias de incalculable valor e inolvidables en el transcurso del tiempo, apostando por la cultura, que es la mejor herramienta para construir el futuro.

1.- Ecos de infancia:
                             Bienvenidos a la lectura del presente trabajo, más que un estudio es una convivencia a lo largo de mi vida. Orgulloso como ninguno de nacer en él y donde han transcurrido mis experiencias humanas y familiares.
                             Se halla enclavado en el extremo Sur de Santa Cruz de La Palma. Sus casas se distribuyen hacia el interior por su escarpada situación geográfica, como si fuera un anfiteatro mirando al azul Atlántico pregonando, así, su vocación marinera. Se asoma al puerto por esa atalaya del risco, envuelto de pintorescos rincones, recoletos y de peculiar tradición. En sus entrañas tenemos El Tanquito, El Cabo, Timibúcar, Galión, La Portada y otros con sabor a historia y devoción mariana. En ellos se armonizan el papel hegemónico de las plazas y las calles, que tienen denominaciones propias a sus ubicaciones aportando tipismo y arquitectura doméstica de cierto porte y cuentan con un pasado rico en acontecimientos.
                             Es laborioso en el acontecer cotidiano, abriendo surcos para recoger la semilla fructífera de lo económico, político, cultural y progreso social en el ámbito local e insular. Su crecimiento demográfico ha variado de una manera notable a partir de los sesenta. Desde entonces se ha edificado y ha aumentado su población, percibiendo un cambio en su fisonomía urbana. La lenta transformación se consigue por sus inquietudes de esplendor y por ofrecer unas condiciones inigualables en la lucha por mantener sus privilegios. Es destacable lo burgués y popular, quedando manifiesta la suntuosidad en la mayoría de las viviendas de estilo canario y de una sola planta, surgiendo, después, las modernas y vanguardistas.
                             No hubo algo más necesario, que los chorritos de agua para abastecer a los vecinos de tal apreciado líquido, en las labores culinarias y de aseo, tanto corporal y de higiene. Contó con tres de orden público situado en la calle del Tanquito, en Timibúcar, existiendo ambos, y al comenzar una cuesta empedrada en El Cabo, desaparecido con la vía indicada. Eran pocos los que poseían el servicio en propiedad, que se registraban por medio de cajas adosadas a las paredes. En ellas se hacían unas divisiones de acuerdo al suministro y consumo como ¼, ½, ¾ y una paja.
                             Motivado por las largas colas que se formaban alrededor de los mismos, que a muchos le dieron dolor de cabeza, se originaron numerosas anécdotas. Fui protagonista, porque nos surtíamos de un bidón de bastantes litros de capacidad y con pequeños cubos para cocinar y beber.
                             El día de la cruz, tres de mayo, constituía la onomástica esperada con entusiasmo y con cierto nerviosismo, porque era una prueba de competición en los distintos sectores. Sólo hubo dos con arraigo ancestral, pero se han sumado otras. El nombre de Llano de la Cruz proviene de la importancia dada al enclave.
  En mayo la cruz se enrama
con joyas de plata y oro,
adornada luce el tesoro
con ramas y florecillas.
  Acompañada de un mayo
con maestría y gracia,
con fondo de color grana
a la plaza de tierra engalana.
                             Más tarde se agregaron algunas más. Con exquisito gusto participan en el concurso de embellecimiento. Todo un jolgorio familiar entre los vecinos en la noche de víspera.

2.- La Quisisana:
                             Esa lejanía en el tiempo nos ha hecho cicatrizar la tragedia, que nos conmovió y que, con énfasis y frecuencia, circulaban de boca en boca. Tendría ocho años cuando contemplaba la llegada de los cadáveres al muelle, subiendo los ataúdes por las escaleras cercanas a la playa de la bahía.
                             Hemos querido patentizar para siempre el recuerdo de los que fueron convecinos y de otros lugares. En su memoria se inauguró (2001), la nueva plaza con alusión al hecho para el disfrute de niños y mayores. Cuenta con una Casa de la Cultura y una nueva Asociación de Vecinos “Luz Naciente de San Telmo” en constitución, fundada el 22 de noviembre de 2010 con nuevos proyectos de trabajo para la mejora del entorno.
                             En ese suceso se recuperaron cinco de las diez personas, que viajaban en el motovelero. Los otros jamás se encontraron.
                             El sábado, 13 de enero de 1951, de madrugada, partió rumbo a Santo Domingo de la Villa de Garafía, con catorce toneladas de carga general, una vez amainó el temporal habido en esos días. Era una pequeña embarcación adquirida en Tenerife por la década de los cuarenta y sería propiedad de la Casa Duque. Dedicada a los viajes de cabotaje, especialmente, por el Norte de la isla donde, aún, no llegaba la carretera. Cuando en 1949 la erupción del volcán de San Juan cortó la comunicación con la comarca Oeste, entonces, mantuvo a diario el suministro con la zona del Valle, vía Tazacorte, actuando como correo y transporte de mercancías, víveres y pasaje. Frente a La Fajana de Barlovento ocurrió tal fatídica efeméride. El naufragio ha sido un enigma en las circunstancias y manifestaciones dada por algunos testigos. ¿Qué había pasado? Todavía no se sabe con certeza lo ocurrido a no haber sobrevivientes, pero sí existe la suposición de haberse estrellado contra la peligrosa Baja de los Corchos. Surgieron los más diversos comentarios sobre este hecho por todos los pueblos. La consternación invadió el corazón de los familiares, amigos y vecinos. En la capital se suspendieron los espectáculos públicos y ondeó las banderas a media asta en todas las entidades de ocio, tanto oficiales y privadas. Los funerales eran multitudinarios y las manifestaciones de duelo numerosas. Por el recuerdo de aquellos tripulantes y en memoria del holocausto transcribo la lista de los fallecidos, sin omitir los datos repetitivos:
              Hermenegildo Brito San Fiel (Merege), patrón, de 63 años, casado y con cuatro hijos.
              Santiago Sánchez García (Pulido), motorista, casado y con cuatro hijos.
              Antonio Rodríguez Brito, marinero, casado y con tres hijos.
              José Miguel Rodríguez Pérez, marinero, natural de Tazacorte, casado y con cinco hijos.
              Buenaventura Díaz Fernández, marinero, casado y con tres hijos.
              Juan Felipe Toledo, marinero, soltero, con once sobrinos huérfanos a su cargo.
              Andrés Martín Brito, marinero, soltero.
              Bernabé Rodríguez García, pasajero, de 43 años, natural de Garafía y padre de siete hijos.
              Gregorio García Medina, pasajero, de 46 años, natural de Garafía y con dos hijos.
              Hilaria Rodríguez Fernández, pasajera, de 52 años, natural de Garafía y madre de cuatro hijos.
                             La embarcación era propiedad de sus tripulantes y de don Domingo Sosa, que fue el único dueño que no embarcó en ese viaje. Casi toda la tripulación era del barrio y algunos de ellos pertenecían a la misma familia. Hermenegildo era tío de Antonio y de Andrés. Se da la paradoja de que el patrón no tenía previsto navegar, pero lo hizo en sustitución de un sobrino, Santiago Álvarez Díaz, que se encontraba indispuesto.

3.- Plazas y calles:
                             Mis años de infancia me traen recuerdos de la plaza del Tanquito que era de tierra y rodeada de una muralla de piedras con la cruz de madera en el centro encima de una pilastra de mampostería, aunque algunas veces cambió de sitio, teniendo la configuración actual.
                             El chorro de agua tuvo su modificación en la situación, pero siempre cumplió la misión primordial de su existencia. Enfrente hubo una muralla que separaba las fincas de plátanos de la que guardo anécdotas inolvidables. La cogida de mangos entre el barranquillo de Zamora y un estanque frente al Instituto, en el extremo de Párraga.
  La cruz en el centro de la plaza
y el chorro de agua bajo el muro,
daba sabor a barrio, a mi barrio
de San Telmo, con la plaza del Tanquito.
                             Se jugaba con pelotas de papel amarrada con hilo de bala. Por supuesto en la homóloga de La Luz las hacía muy bien Suso el pescador, Jesús Hormiga Alonso, hoy residente en Santa Cruz de Tenerife. Otros juegos eran el día a día de la muchachada. El bullicio de entonces y la inactividad de la panadería artesanal de mis padres me convierten en un ser nostálgico.  
  La vivencia en ella se fue apagando
como nubes que pasan,
dejando huellas convertidas en efemérides
recordadas y amadas por quienes
su pasado anhelan.
  De nuevo se puebla la plaza de tierra
de chicos y chicas, de niños y niñas…
de generaciones viejas y nuevas
para suplir los ratos vividos por otros.
                             Hubo tabaquería, zapatería… y otros oficios, que le daban renombre por razones de actividades cotidianas. En plena Bajada de la Virgen de 1985 fue visitada por la Patrona y en otras ocasiones por la Señora de Fátima (15-mayo-1990), la Virgen peregrina.
                             La de La Luz, pequeña y almenada, entrañable rincón con vista al mar y balcón inigualable con una contemplación del puerto capitalino y del litoral, desde Mazo hasta Puntallana. Es un mirador donde se divisa la inmensidad de los pensamientos humanos y la grandeza de lo que guardamos dentro de nosotros, que vamos exteriorizando de acorde a los acontecimientos. Aparte de ser recoleta y llena de historia en lo religioso y popular, contiene un bagaje de amenidades curiosas e interesantes. Al sombrío calor del templo se organizan veladas.
                             Guarda su cruz y en la memoria de todos se agolpan fechas y hechos efímeros como la llegada de un hidroavión, el desembarco de los cadáveres del Quisisana, el regreso de los Reyes de España y monarcas de distintos países del Roque de los Muchachos por la inauguración del Astrofísico (29-junio-1985), buques y submarinos de guerra, trasatlánticos y las transformaciones urbanísticas, que ofrecen lo mejor para la contribución a enriquecer las posibilidades de reflexión hacia el futuro esperanzador.
                             Con respecto al cambio de fisonomía que Santo Domingo ha tenido a lo largo del tiempo es esencial para la imaginación de un pasado floreciente en su contorno ciudadano, religioso, cultural, social y festivo. Un marco bello por la fachada del ex convento dominico de San Miguel de las Victorias, sólo nos conforta con la iglesia y el IES Alonso Pérez Díaz.
                            Nos adentramos en la adoquinada vía de San Telmo, típica y sugestiva zona de la ciudad, en la que la arquitectura tradicional se mezcla con la ecléctica, fruto de las reformas de las fachadas de sus viviendas, algunas de influencia portuguesa, realizadas en muchas en el siglo XIX y principios del XX. Por ella el tiempo ha transcurrido con mimo y lentamente. Se ha denominado como la del medio por su situación en confrontación con las demás. Finaliza en El Cabo con singulares construcciones cívicas como la Prisión Central (cárcel) y el cementerio (1871). Pasaban todos los féretros de cualquier punto, siendo algunos multitudinarios por el rango o la amistad que se guardaba con el difunto. Podemos citar hijos ilustres, que vivieron en ella como Juan Bautista Lorenzo Rodríguez (1841-1908), Cronista Oficial y alcalde constitucional en dos ocasiones (1900 y 1902-1904) de Santa Cruz de La Palma, aficionado a la investigación del pasado, recopilando y transcribiendo gran cantidad de notas y apuntes de notable interés para la historia de su isla natal. Por otra parte albergó en la Casa Cabezola, número 24, el antiguo pósito de Camillón fundado en 1644, denominado Arca de Piedad y Misericordia con la finalidad de socorrer a pobres menesterosos, por el Licenciado Gaspar Hernández Camillón (¿?-1647), presbítero y residente en esta misma zona, en instrumento público que pasó ante Tomás González de Escobar, escribano, el 15 de noviembre de 1647. Y, María de San José Noguera de Acosta (1638-1705), piadosa mujer de la orden tercera dominica que dio muestras de sus revelaciones respecto a Nuestra Señora de las Nieves, fomentando su devoción.
                             Tuvo y posee aroma a incienso y en la brisa acariciante de su ámbito callejero se oye el bullicio de procesiones, acordes musicales y fe. El silencio se transforma en el escaparate de las pisadas del antaño ancestral, cuando la imaginería, conforme a los cánones religiosos de la época, se dirigía desde la iglesia conventual hasta la Sol. Su vieja y desgastada calzada despertaba cada lustro de ese letargo obligado al pasar los carros del Minué y de la Virgen.
                             El recorrido por el contorno me despierta la contumaz memoria de Virgen de la Luz, donde naciera Manuel González Méndez (1843-1909) el pintor más destacado y representativo del Archipiélago en el XIX, Tanquito, Navarra, Tres de Mayo, Pintado, Timibúcar, Guanil, Álamos, Morales, Nogales, Espino, Vendaval (Pintor Francisco Concepción) y otras con fisonomías distintas. Despierta en mi mente el conocimiento de personajes del antaño glorioso y otros más modernos aportando abolengo al entorno artístico, religioso y político.

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