DÍA DE LAS LETRAS CANARIAS 2012

                             Nunca lo había hecho, pero esta vez sí. Con él se conmemora, cada 21 de febrero, el fallecimiento del ilustre polígrafo y figura indiscutible de la Ilustración José de Viera y Clavijo (1731-1813), natural de Los Realejos (Tenerife). La herencia de quien en vida mereció el epíteto de “historiador de Canarias” es ingente y su biografía supone un eslabón de superación personal y en el campo intelectual. Tuvo que luchar con una naturaleza endeble para acceder a la formación que a otros les era dada. Por otras razones quiso ofrecer el proyecto de una historia que reflejaba no sólo los hechos más relevantes, sino el espíritu de las Islas.              

              En dicho personaje se reconoce a todos quienes, a través del universo de las letras, se han manifestado a lo largo y ancho del tiempo, han contribuido y lo hacen, hoy, en bien de nuestro desarrollo cultural.

                             Con ello se quiere destacar la senda recorrida, la tradición que la conforma y la enriquece, que la vincula y la diferencia del resto de los países.

                             En las anteriores ediciones, desde que se empezó por el Gobierno Autonómico, se han rendido homenaje al antedicho ilustre escritor en 2006; Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610) y Antonio de Viana (1578-¿1650?) en 2007; Benito Pérez Galdós (1843-1920) en 2008; Mercedes Pinto (1883-1976) en 2009; María Rosa Alonso (1909-2011) en 2010 y Tomás Morales (1884-1921) en 2011.

                             Ahora, en 2012, ha correspondido al poeta de Vallehermoso (La Gomera), Pedro García Cabrera (1905-1981). Su amplia y variada obra, en verso y prosa, representa extraordinariamente el paso de las diferentes etapas de la literatura contemporánea en el Archipiélago, desde las tendencias postmodernistas, vanguardistas y surrealistas a la humanización de la poesía social, y desde aquí hasta los umbrales de las más nuevas corrientes actuales, según Sebastián de la Nuez (1917-2007).

                             Transcurridos los años de manera silenciosa, oí pronunciar una conferencia a Pedro Lezcano Montalvo (1920-2002), sobre su homólogo en la sede central de CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, en unos actos culturales promovidos por la Fundación de su mismo nombre. Por deseo propio, en una velada literaria en Icod de los Vinos, no fuese subsanado el error en una placa recordatoria, que llevaba la asignación nominal del insigne canario. Tal motivo constituyó el mayor honor tributado y de engrandecer en todos los sentidos la trayectoria poética y artística del referido gomero.

                             Fue un esforzado y constante hombre de letras al intentar un nuevo horizonte, para traspasar los lindes isleños e introducirse en el mundillo universal, atento a todas las presentes influencias de ese entonces, mensajero y receptor de las inquietudes juveniles.