Frecuentemente hacemos mención a los recursos y sus causas, que los originan y emanan de ellos, siendo el hídrico uno de los más importantes para saciar el hambre y la sed. Su escasa existencia y el derroche de su caudal, incontrolable y marginado en numerosas zonas del planeta, nos sugiere una reflexión profunda de conducta personal, política, social y cultural.


-Consumir productos que hagan un uso menos intensivo de agua.
-Reducir el escandaloso desperdicio de alimentos, porque nunca se consume el 30% de los producidos en todo el mundo y, por supuesto, el agua utilizada en su elaboración se pierde definitivamente.
-Producir más alimentos de mejor calidad con menos
agua.
-Llevar una alimentación saludable.

Cada región posee
su particular costumbre de consagrarla y reconocen su mérito en la vida: “Es un
deber de todos cuidar nuestros recursos hidrológicos, así como crear la
conciencia de que el agua es uno de ellos, más preciado de la madre naturaleza,
por el papel que desempeña en la vida de todos los seres vivos”.
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