La sencillez del acto fue elocuente por las palabras emitidas en el transcurso del mismo. En primer lugar tomó la iniciativa en el uso de ellas el párroco titular Juan Antonio Guedes Suárez (1973), que con un esbozo somero sometió a la atención de todos, la personalidad del pregonero, abogado, periodista e investigador y la importancia de la celebridad, conmemoración del 25 aniversario, desde su fundación en 1987, de la Cofradía de Cargadores de Nuestro Señor del Huerto.
Juan José Rodríguez y Rodríguez-Lewis (1967) disertó de forma brillante sus vivencias desde la
infancia hasta los más recientes acontecimientos, sucesos que esculpieron en
sus retinas curiosas estampas con cierto acento y con el mayor respeto a lo
pasado. Apuntes desarrollados celosamente y guardados en su mente. Ha sido un
fiel observador, cuando no agente directo, de muchos de estos cambios que se
han producido y que la sociedad ha ido mejorando. Con firmeza asintió la
constancia de que nuestra Semana de Pasión ha sabido evolucionar y adaptarse a
las circunstancias ocasionadas, que ha contribuido a enriquecerla.
“Nuestra Semana
Mayor, al igual que sucede en otros lugares, es un compendio de fe, arte y
cultura. Desde el punto de vista artístico, es un verdadero museo de escultura
en la calle, en el que todas las iglesias de la Capital participan, de una u
otra manera, con representaciones de diversos estilos, que se extienden desde
el siglo XVI al XX”. (Apuntes sobre la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma-p.
9).
“Se imponía, pues,
la reflexión serena y profunda sobre la importancia de nuestra Semana Santa
que, a priori, y dejando a un lado el aspecto devocional, artísticamente
resulta superior sin duda a la lagunera y, por ende, a cualquier otra de las
conmemoradas y celebradas en Canarias. Sin embargo, nuestra Semana Santa no ha
recibido el mismo trato informativo que la anterior. Es más, podríamos afirmar
que no ha recibido trato informativo alguno. Si bien, es cierto que tampoco las entidades
político-administrativas de nuestra isla han impulsado en ámbitos, al menos,
regionales el conocimiento de nuestra Pasión y Muerte de Cristo”. (Apuntes
sobre la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma-p. 138).
En 1987, un grupo
de jóvenes universitarios funda la Cofradía, antes mencionada, tomándolo otros
como ejemplo, y más tarde su entusiasmo quedó reflejado con la publicación de
un folleto divulgativo, que se ha transformado en el programa anual.
Iba desvelando los
diferentes pasos procesionales con sus autores e incidentes ocurridos en ocasiones puntuales y las sustituciones e incorporaciones de imaginería,
como los tres apóstoles dormidos en el huerto de los olivos del orotavense
Jesús de León Cruz (1959) y las Tres Marías en el Magno Entierro del imaginero
palmero Domingo José Cabrera Benítez (1971). Por otro lado, reseñó la
modificación horaria y el ajuste en 1957.
“Sin duda alguna,
la Semana Santa en Santa Cruz de La Palma tiene un sabor especial. Y no me
refiero precisamente a la calidad de una imaginería que años tras años deleita
a feligreses y curiosos por las recogidas calles del casco histórico de la
ciudad y que, prácticamente, no tiene parangón en el archipiélago (La Laguna,
La Orotava y quizás Icod o Garachico en menor medida).
No. Las razones
son otras. La primera es el estricto orden cronológico con que se desarrollan
los distintos desfiles procesionales, independientemente de la parroquia o
iglesia de la que partan. […]. Este hecho, que se debe a la sapiencia del Padre
Manuel Díaz Hernández, no resulta baladí como pudiera parecer. En verdad, gana
en credibilidad y sentido común la Semana de la Pasión y, además, en las calles
no se repiten escenas de la misma, evitando confusión en los iniciados”.
(Apuntes sobre la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma-p. 142).
“La iglesia
doméstica de este municipio se ha dotado, aún hoy lo hace, de una serie de
imágenes de primerísimo orden que quieren reflejar, día a día, paso a paso, las
vivencias más destacadas que pudo tener la persona que dio origen al
Cristianismo. Cuando observamos las imágenes de nazarenos, de cristos, de
vírgenes, de santos…, podemos comprender el gran valor y entusiasmo con que, ya
por el siglo XVI y más tarde, se encargaban a artistas palmeros, canarios,
peninsulares y otros de origen desconocido, las grandes obras escultóricas que
tenemos en esta ciudad.
Si a aquellos
unimos un magnífico acompañamiento de cofradías, de viejas tradiciones, no
olvidados encuentros, de música creada, en muchos casos, para la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma, y, además, contando con rincones, plazas y calles
que nos invitan, también, al paso procesional durante todos los días santos;
sin duda, podemos gozar de una Semana Santa extraordinaria”. (Programa de
Semana Santa de Santa Cruz de La Palma 2003-p. 4).
La música a los
sones de marchas es parte fundamental, citada por lo novedoso de algunos
estrenos y de otras por sus recuerdos. Solicitó la posibilidad de ser un
referente turístico, social y cultural a nivel nacional y que, al igual de
otros lugares, tuviésemos una “carrera oficial” en torno al recinto principal
parroquial capitalino.
Según José Francisco Concepción Checa (1969),
titular de la homóloga de El Salvador, goza de todos los elementos necesarios
para considerarla como una de las más preciadas de nuestra tierra. Lo dijo al
presentar la actuación de la coral Kant
i Corum, que interpretó dos motetes, prosiguiendo en la participación y presencia,
cultivando y contribuyendo a mantener viejas costumbres que forman parte de
nuestra enseñanza religiosa. En ausencia de la Isla por diversas razones nos
perpetúa, no sólo la memoria, sino la comparación de la cronología de los
hechos evangélicos como propio y genuino, subrayando con mayúscula su “Interés
Creyente Insular”.
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