No voy a decir
nada nuevo, sino dar mi opinión sobre la maravillosa exposición de modelismo
que se está mostrando en estos días en el Palacio de Salazar de Santa Cruz de
La Palma, con gran afluencia de visitantes y con una peculiar organización y
ornamentación en cuatro salas, entre las dos primeras plantas del emblemático
edificio. Todo un acontecimiento único, sencillo e histórico en su género. Con
él recalcamos y aumentamos el conocimiento de un patrimonio universal de la
marina y de distintas modalidades en su amplia diversidad.
La descripción
comienza desde el momento que entra llevado por la curiosidad, despertando una
expectativa de observación del más mínimo detalle. Posteriormente, surge el
comentario y la comparación de hechos, situaciones y ubicación en el tiempo.
No quepa la menor
duda, que cada uno de los elementos expuestos marcó una línea con acento y
énfasis de memorándum en los países ribereños de azules y profundas aguas
oceánicas. El prestigio surgió con referencia económica y con cuño de poderío
en esa vía de comunicación de defensa y transporte mercantil, ocio o deportivo.
El conjunto se
engloba en el contenido de una enciclopedia abierta para comprender mejor lo
que hasta ahora se ignoraba. Se trata de mucha paciencia en el acabado y
confección de la jarcia, casco, puentes, cubiertas, mástiles… Los miles de
nudos dan testimonio del trabajo y de la auténtica telaraña de cabos para mover
vergas, picas o velas. Es un complicadísimo puzzle de útil manejo en la
navegación.
Sus tripulaciones
audaces surcaron los anchurosos mares de una a otra orilla, caracterizándose
por su admirable dominio de esos trapos sometidos a la fuerza motriz del
viento, que permitían a las naves ofrecer una civilización nueva y más
prometedora. Su existencia transcurrió en esas lejanas fechas sobre la movediza
superficie, salpicados de sal y bañados por la caprichosa y blanca espuma.
Y, finalmente,
deseo hacer una mención especial al gran maquetista Jaime Pérez Acosta (1934)
poseedor de una gran trayectoria en la fiesta lustral de la Bajada de la Virgen
de Las Nieves. Sus obras son auténticas labores de artesanía repartidas en
numerosas colecciones privadas y museísticas, merecedoras de premios y
distinciones por sus participaciones y calidad a las imitaciones de originales.
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