En comunión con el
tiempo es la ocasión propicia para aclamar que hay mucha sensibilidad en el
mensaje y la música. Estas líneas sirvan para testimoniar la trayectoria de una
agrupación vocal, instrumental y de danza de reconocido prestigio
internacional. El equilibrio de sus componentes tiene mucho que ver con la
evolución y madurez del conjunto, durante sesenta y cinco años de transcurrir
ininterrumpidamente, en el ámbito del folklore. Son transmisores de viejas
canciones y danzas, que se han interpretado en fiestas y romerías, ataviados
con hermosos trajes tradicionales o recreando labores campesinas en ropa de
faena y, así, colorear de intemporalidad lo que era cotidiano. Emisarios de
airear costumbres ricas y de variado origen. Todas esas sensaciones se plasman
en los numerosos reconocimientos recibidos.
Tantas décadas,
desde 1948, se ha llegado a poseer un encomiable trabajo, difundiendo por los
cuatro puntos cardinales del mundo lo nuestro. Cantos y bailes componen un
extenso álbum, que es un compendio, no acabado, de toda una vida al servicio de
una causa fundamental en el sentir popular de rescatar y mantener la vestimenta
tradicional de La Palma.
La celebración de
un cumpleaños implica conmemorar los acontecimientos desarrollados con la
óptica de la sana crítica constructiva para mejorar en lo posible y corregir
anomalías, que son fragmentos más o menos sueltos que se han temporalizado en
la memoria común. Es un latido latente en la historia de los pueblos y un manifiesto
cultural de gran valor documental.
Allá donde el
arrorró, malagueña, sirinoque, folía, polka o los aires de Lima sonaban en
melódicas notas en boca de un palmero o palmera escenificando al hombre o mujer
canaria durmiendo a su hijo pequeño, el dolor en la melancolía más honda desde
el marco de la despedida de un ser querido y las plegarias, sentidos lamentos,
de un hijo o hija ante el lecho de una madre muerta pregona lo típico del
terruño. Con el acento preciso transportado a las cuerdas vocales de una
guitarra, bandurria, laúd, timple o cualquier otro medio sonoro de viento o
percusión propagaron el alma y belleza de las Islas Afortunadas envueltas de
azul y verde, furia y lava, amor y paz… en armonía con el solar patrio.
América y Europa,
el nuevo y viejo continente, se enlazan para tributar la visita de quienes
supieron imprimir lo grato y único en el acervo local y universal. La Isla
ocupa un destacado espacio en el archipiélago por sus peculiaridades
trasladadas por grandes embajadores más allá de los límites ultramarinos, capaz
de enamorar con la grandeza y nobleza de un país y de un minúsculo territorio.
Su sencillez, contemplación y vasta vena de coplas impregnan y conducen a usar
variadas y sutiles formas de expresión.
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