Ubaldo Bordanova. 1895 |
Activar la memoria
para sacar del pasado los hechos destacados es actualizar la historia en todas
sus facetas. En este caso lo hago en las Bellas Artes. La Palma tiene un puesto
privilegiado en esta actividad promovida por isleños o por artistas venidos de
otros lugares del país o del mundo, enamorados de sus peculiares actitudes
humanas y cualidades naturales.
Ubaldo Bordanova
Moreno (1866-1909), nació en Madrid, el 7 de octubre, es vástago del periodista
y escritor Vicente Bordanova Alemán, oriundo de Santa Olalla (Toledo) y de
Fernanda Moreno Aparicio, natural de Almagro (Ciudad Real). En la capital de
España dio sus primeros pasos como artista, colaborando en la ilustración de
varias publicaciones periódicas o en la decoración, como auxiliar de Casto
Plasencia (1846-1890), del Palacio de Linares (Jaén). De la villa del
Manzanares marchó a París (Francia), allí continuó su formación en la Escuela
de Artes Decorativas y es ese pintor que nos dejó un gran legado pictórico,
tanto en el entorno religioso como civil, público y privado, óleos sobre
lienzos y ornatos de techumbres y paredes de iglesias y casas, muriendo en su
madurez por culpa del alcohol en la finca “La Caballita”, el 26 de septiembre.
Sólo, existe la vivienda de los señores medianeros en la calle A. Cabrera
Pinto, números 38 y 40, habitada por María del Carmen Valdés Gómez (1960), biznieta,
y un muro en la parte superior del viejo barrio de San Sebastián de Santa Cruz
de La Palma.
San Antonio Abad. Fuencaliente |
En ese mismo año,
también, acrecienta los contactos con La Palma, fijando su residencia desde
1894 o al siguiente, y que se materializan a través de las Fiestas Lustrales de
1895 con las incursiones estéticas en la danza de Enanos y en compañía del
principal autor teatral palmero del momento Antonio Rodríguez López
(1836-1901). Desde la ventana del The Palma Hotel, conocido en esa época como
el “hotel inglés”, actual sede social del Real Nuevo Club Náutico, vio el
incomparable espectáculo de la Danza de las Mariposas, Enanos y el Carro Alegórico
Triunfal, describiendo de esta última celebración un sugerente análisis, desde
la perspectiva de un estudioso, del reflejo por la admiración de la tramoya,
entramado y entresijo escénico y del ambiente urbano con los hachones de tea y
la iluminación de las casas colindantes. Pinta el templete de la loa ofrecida a
la Patrona, Nuestra Señora de Las Nieves, en su entrada a la ciudad, ubicado en
la plaza de España. En ese año de Bajada actuó en la techumbre de la capilla
mayor y otras labores menores del Real Santuario insular.
El Salvador. Detalle |
Ejemplos de su
ingente labor lo tenemos en la parroquia Matriz de El Salvador con los cuadros
de San Cristóbal y el arcángel San Miguel batiendo al Demonio, recientemente
restaurados en el taller de Conservación y Restauración de Pintura del Excmo.
Cabildo Insular de la Palma por las restauradoras María Isabel Concepción
Rodríguez (1963) y María Isabel Santos Gómez (1958), las cubiertas del presbiterio
y capillas colaterales; el entablado del techo de San Antonio Abad de Fuencaliente
con fecha del 23 de enero de 1904, referente a las tres virtudes teologales en
una superficie, aproximada, de ochenta metros cuadrados; cubierta principal de
la ermita de su vecindario en 1899; un atribuido emblema de reducidas medidas
en el eclesial solar de San Telmo y la mencionada en la edificación patronal
del monte. En el terreno burgués destacó con las acometidas en propiedades de
los médicos Juan José Martín Cabrera (1854-1916) y Elías Santos Abreu
(1856-1937), sin olvidarnos de las obras hechas a la sociedad Terpsícore y
Melpómene, administradora del Teatro Chico. A criterio personal le atribuyo el malogrado telón escénico del Circo de Marte, lamentablemente desaparecido durante la última restauración del inmueble.
Contrajo matrimonio
con Isabel Ferrer Sánchez (1878-1941), hija del acaudalado maestro e ilustrado
Bernardo Ferrer Sánchez (1837-¿?). Dejó descendencia natural, María Teresa,
antes de su enlace formal.
Capilla San Pedro de Arriba. Güímar |
Continuando con el
cometido de señalar sus creaciones, lo haremos con el diseño presentado a
concurso del monumento a don Manuel Díaz Hernández (1774-1863), plaza de
España, que ganó entre dos más por fundición de Federico Masriera y Campins de
Barcelona. Tal obra consiste de una base de mampostería, tronco piramidal, adornado
con relieves florales en las caras laterales; en la delantera, anterior, una lápida de
mármol con la inscripción “A Díaz su Patria” con motivos alegóricos al magisterio
eclesiástico y a las cualidades artísticas y humanas del referido sacerdote, beneficiado del
contiguo complejo patrimonial, como lira, cáliz, paleta, palma del martirio, laurel y pergamino con partitura musical, y, en la posterior, se halla el pelícano con sus crías y una pequeña plancha con signos escritos en latín, que dice: "Quidecus et splendor, sacrati ad limina templi/Occubuit, zeli victima facta sui. MDCCCLXIII", siendo la misma expresión que figura en el borde inferior del lienzo, traducida al castellano: "Que honor y esplendor, cayó muerto en los umbrales del sagrado templo víctima de su celo. 1863", que está en la sala capitular, junto a la sacristía, cuyo autor es Aurelio Carmona López (1826-1901). No se sabe el porqué se prescindió de la hermosa
reja de hierro forjado, según el boceto, que rodeaba la base.
Ermita San Sebastián mártir. Detalle |
En el 2010, del 12
al 25 de julio, se le rindió un modesto homenaje por medio de una exposición
conmemorativa patrocinada por la empresa Construcciones y Restauraciones Miguel
Hernández Ventura (MHV), Cabildo Insular de La Palma, Parlamento de Canarias,
Patronato Municipal de la Bajada de la Virgen, Caja Insular de Ahorros de
Canarias y Vinatería Albillo Gourmet, y que fue ofrecida en el inmueble,
fabricado en 1902, de la calle Pérez de Brito, 57 con claras tendencias
francesas del que es una evidente prueba del gusto moderno en los albores del
XX. El fresco que ocupa el hueco de la escalera de la entrada principal fue una
propuesta del propietario, librepensador, de gustos renovadores rompiendo de
esta manera los modos estilísticos vigentes. Hacia el exterior se encuentra la
siguiente leyenda: “Cuando Ubaldo Bordanova llegó a estas tierras, era un
andarín más del montón de las filas, un hombre más, que traía, no obstante, una
profundidad de la vida y un conocimiento del mundo admirables”.
No hay mejor
epílogo, que dedicar estas líneas a quien supo granjearse el afecto de todos,
marcando un hito social, que ha perdurado hasta hoy.
FUENTES:
El Bernegal. Domingo, 31 de octubre de 2010.
Diario de Avisos (da). Miércoles, 7 de octubre de 2009; lunes, 22
de febrero y 12 de julio de 2010.
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