MONSEÑOR ELÍAS YANES

                                Nació en la Villa de Mazo el 16 de febrero de 1928. Hijo de una humilde familia de agricultores. Entre sus convecinos fue considerado como un niño normal que, cuando creció, siguió siendo sencillo. Estudió la carrera eclesiástica, a los veinticuatro años fue ordenado sacerdote y siendo un buen orador. Su vida de joven transcurrió en el barrio de San Sebastián (La Canela), en el lugar de El Dornajo, en donde aún existe una bella casona con un largo balcón canario que los transeúntes contemplan por su peculiar estructura y que es conocida por la casa de don Elías Yanes, su padre, quien vivió en ella con su esposa y vástagos, regentando una venta de ese entonces. Sus dotes naturales le hicieron acreedor de alcanzar altas cuotas en sus estudios y en las diferentes esferas religiosas hasta ascender a varios cargos de gran responsabilidad.     
                                                                          Nombrado Monseñor por sus ocupaciones catedralicias fue canónigo por oposición del Cabildo Catedral de La Laguna (Diócesis Nivariense). Asimismo, obispo auxiliar de Oviedo (1970), cuya consagración se verificó en la Parroquia Matriz de El Salvador de Santa Cruz de la Palma, y más tarde Vicario General de la Archidiócesis asturiana. Desempeñó el puesto de secretario y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Comisiones de Enseñanza y de Medios de Comunicación Social y de la Unión Europea (COMECE). Durante muchos años, fue arzobispo de Zaragoza (1977), actualmente, emérito y residente en esa ciudad aragonesa. Desarrollando una intensa labor sin que su espíritu perdiera ni un ápice de serenidad.

                             Durante la década de los ochenta, según palabras propias, la Iglesia y el mandato de Felipe González Márquez (1942) no tuvieron buenas relaciones, atravesando momentos de gran tensión y por eso manifiesta el afán por mirar al futuro para superar dificultades y extraer lo positivo que, poco a poco, empezaron a distenderse. Con un profundo conocimiento y autoridad en el transmitir lo personal nos manifiesta su opinión sobre el aborto, eutanasia, individualismo, destrucción de la familia y un extenso etcétera de los males del agitado siglo XX, contrario a la doctrina o principios cristianos.  

                             Elías Yanes Álvarez ha sido nombrado con todo merecimiento por sus paisanos, en 1993, Hijo predilecto de La Palma y en su pueblo natal posee una plaza a su nombre.   

Bajada de la Virgen. 2010

                             Autor de publicaciones que abarcan los diversos campos de la temática religiosa. Es comedido y con mirada reflexiva. Negoció, en los primeros compases del Gobierno socialista, la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE). Conservador en el seno de la jerarquía nacional, goza de gran prestigio en el catolicismo de España por ser el prelado que ha ocupado más tiempo la última designación. Tímido y poco amigo de protagonismos se considera incapaz de hacerse una autocrítica.

                             Respecto al consumismo y competitividad como factores sociales expresa su preocupación por la grave situación económica, que vive el país con las dolorosas consecuencias de sufrimiento, pobreza y marginación, originando en un inmenso número de personas, conjuntamente con sus descendencias, situaciones precarias de necesidad, inseguridad, carentes de recursos materiales… por lo que propone ofrecer solidaridad. Amante de la libertad siempre se mostró como un sacerdote con perfil muy humano y defensor de la democracia en momentos conflictivos a favor de los desfavorecidos.

                             En otro plano de cosas, investido de su alto cargo diocesano, indicó a los feligreses, en periodos electorales, a que participaran coherentemente y con responsabilidad. Exhortando en algunos de los valores morales, se refirió al respeto por la vida desde el instante en que el ser humano es concebido. Fue tachado de renovador progresista por enseñar las bienaventuranzas en concordancia al santo Evangelio y de conservadurismo por defender el matrimonio insoluble, en discrepancia con los usos y costumbres vigentes.

                             “El mensaje cristiano moral no es dar por bueno todo lo que hay o todo lo que se hace, sino denunciar lo que hay de corrupción, lo que hay de pecado, de maldad y ayudar a los hombres a superarse”.

                             “Hay que decir: que la Iglesia en la proclamación de su mensaje siempre ha estado abierta a recoger todos los valores morales, que aparecen en una determinada época y cultura, pudiendo ser compatibles con la visión cristiana del hombre. Lo que es contrario al Evangelio es, también, contrario a la dignidad humana”.