Ha pasado algún
tiempo, tres años, desde que murió Francisco Ángel Martínez Paredes (1955-2010),
conocido artísticamente como Paco Paredes, y aún perdura su recuerdo. Murciano
de nacimiento y palmero de adopción afectiva. Hoy, sin lugar a duda, podemos
contemplar la vida y obra del presente protagonista, un hombre de gran talla
humana, un profundo amante de su trabajo responsable y comprometido. Forma
parte de la historia isleña, poniéndolo de manifiesto en su dilatada
trayectoria profesional a cambio de nada.
En mi opinión el
paso de los días no sólo no invalida, sino que acrecienta la figura de un ser
que vino con una misión determinante y que después se convirtió en una
personalidad relevante y señera en todos los estamentos sociales de Santa Cruz
de La Palma. El paso de los meses ha contribuido a acentuar los perfiles del
actor y ex director de la Escuela Municipal de Teatro Pilar Rey y la humanidad patente
por sus alumnos. Brevemente completaré la perspectiva del mismo con objetividad
necesaria para entender mejor el carácter calidoscópico del maestro.
Entregado vocacionalmente
al servicio de lo que amaba y preocupado hasta su muerte repentina, ocurrida en
la madrugada del domingo 27 de junio, mantuvo sus conocimientos actualizados y
el interés por lo que tenía relación con el pensamiento y cultura, destacando
en sus cualidades y buen hacer.
Por su popularidad
los titulares de la Prensa se hicieron eco de la triste noticia de su óbito: La
Palma llora la muerte del actor. “La corporación municipal lamenta… esta
terrible pérdida y se une al dolor de su familia […]. La capilla ardiente… ha
quedado instalada en el Teatro Circo de Marte, respondiendo a la petición
expresa de sus allegados y al deseo manifestado […] de ser despedido sobre las
tablas de un escenario.
[…] el alcalde ha querido
destacar la categoría humana y el alto grado de compromiso… que tenía con su
trabajo y con la Escuela Municipal de Teatro, cuya dirección asumió en 2007.
[…] valoró el esfuerzo renovador que estaba llevando a cabo y, en especial, su
entregada contribución a las fiestas de la Bajada de la Virgen. Se encontraba
de hecho preparando en la actualidad las funciones del Carro Alegórico y
Triunfal, así como del Carro-Pregón y colaboraba además con la puesta en escena
del Festival del siglo XVIII y otros números. Trabajó durante doce años en la
Compañía Nacional de Teatro Clásico, como actor de reparto y participó en
decenas de montajes junto a algunos de los principales nombres de la escena
española, como Fernando Delgado o Raúl Sender”. (Diario de Avisos. Lunes, 28 de
junio de 2010, p. 8. LA PALMA).
“Que le hacía
entender el teatro como compromiso y función social para transformar la
realidad. Apasionado, creativo, serio en el trabajo, responsable, metódico y
autoexigente como actor… Eduardo Vasco […], remitió una carta desde Almagro
(Ciudad Real) para hacer llegar el profundo pesar que todos los integrantes
sentimos por la desaparición de nuestro querido compañero. No era uno
cualquiera, era uno de los actores más dispuestos y apasionados que hemos
conocido, respetado y apreciado como pocos, era un ejemplo constante de
dedicación y compromiso en el trabajo y un estímulo desde lo personal para
todos aquellos que tuvimos el privilegio de tenerlo cerca durante los años que
integró nuestro elenco.
Un gran actor, muy
temperamental, de aquellos que entran en la carne del personaje. […] su
formación partió de la mejor escuela que existía en la época con César Oliva en
su ciudad natal, haciendo teatro clásico. Era un trabajador nato, una gran
persona, un gran amigo, colaborador y seguro de lo que hacía…”. (Diario de
Avisos. Miércoles, 30 de junio de 2010, p. 14. LA PALMA).
Cuánto me alegro,
cuando leí en el Decano de la Prensa de Canarias (da) del miércoles, 12 de junio de 2013, sección de LA PALMA, que
Carmen Asensio, la viuda, había donado a la Biblioteca Municipal de Teatro
Antonio Abdo el material relacionado con el universo teatral de su pareja, quedando
para la memoria de la Isla y que consiste en libros, cuadernos de dirección
personales, agendas, fotografías de montajes, carteles firmados por otros de
reconocido prestigio con los que trabajó, grabaciones, efectos…, cuando se
cumple el tercer aniversario de su lamentable desaparición.
Me consta que su labor
fue encomiable en la formación actoral de niños, jóvenes y adultos, porque
fueron muchas las ocasiones de observarlo en tiempo navideño por los distintos
barrios de la capital, pisando fuerte entre la simpatía de las asociaciones de
vecinos y entendidas.
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