Resucitar pasiones nos hace más nostálgicos o comprensibles de
nuestro pasado personal e intransferible. Aquellos primeros años de transición,
del régimen franquista a la democracia, fueron novedosos por su importancia en
la transformación de una sociedad contemporánea e exigente a la participación
de los españoles en la vida pública para ser respetados y reconocidos sus
derechos en libertad. Serían difíciles a quienes tomaron la responsabilidad de
dar un giro de 360º.
Lo sobresaliente en Adolfo Suárez González (1932-2014) es que
inspiraba confianza e ilusión, después de la muerte del Caudillo, en una lucha
por ofrecer una nueva forma de vivir abierta al mundo aceptando la Constitución
de 1978. El país despertaba sosegado de un sueño a una realidad inesperada
envuelto en circunstancias presentes.
El suarismo no fue algo que sirviera de catalizador nacional,
sino impulsor en el poder político como fundamento de la Unión de Centro
Democrático (UCD) conjuntamente con la derecha y la izquierda de España, tanto
exiliados o no.
Jurando su cargo |
Con la falta de coordinación, ausencia de consenso entre los
elementos fundamentales del pacto constitucional surgiría la ruptura y
posterior dimisión del primer presidente más admirado por hombres y mujeres de
cualquier condición. Amigo de los amigos y consciente de las necesidades de
allá y de acá, de un pueblo formado por 17 piezas de un solo puzle.
El tiempo sirve de testigo para pasar al epílogo, como
descripción de un excelente gobernante en el quehacer cotidiano de los entes
gubernamentales. Fundador del Centro Democrático y Social (CDS), nuevo partido,
que es el suplemento de la etapa final en la que puso todas sus esperanzas para
volver a la Moncloa. Nadie discute su labor esencial confirmada, –no quiero que
el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la
Historia de España-, por él mismo.
Congreso de los Diputados. Tribuna |
Me cautivó su grata presencia indiscutible e incuestionable,
desarrollando sus dotes de seducción y simpatía. Mostrando humanidad y
compromiso para conseguir mucho en tan poco intervalo, cambiando el sistema
administrativo para convertirlo en una
democracia occidental.
Ocupa un sitio de privilegio con un legado histórico
destacado, que significa un repaso a los acontecimientos de la época. Debe ser
un compromiso social para estar a la altura de quienes fueron capaces de situar
al Estado en donde le corresponde en Europa, fortaleciendo el proceso de
integración y conjugando la audacia con la prudencia pertinente en un contexto
de máxima dificultad económica. En resumen, puso por delante de los intereses
personales y de partido el del conjunto.
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