El bagaje de hombres y mujeres conscientes del mimo y
conservación de un patrimonio religioso heredado de nuestros antepasados,
porque ellos hacen importante lo que ya es de por sí, para que siga existiendo el
pasado grabado en tinta y que haya hermosos templos en el que ese material se
mantenga a buen recaudo y custodia.
El ser palmero fue uno de los motivos que me enseñó a querer
mi Semana Santa y a interesarme por el ayer y el de nuestra gente. Son muchos los
nombres que desfilan por mi memoria como artífices de proyectar unos valores
penitenciales, secuenciales y devocionales de la Pasión de Jesucristo narrados
por los cuatro evangelistas.
La tarde se transforma en santuario de la noche para albergar
el dolor e indómita fe cuando el alma se hace más vulnerable a vivir la agonía
de un Maestro entregado al suplicio por la traición de uno de sus discípulos.
Antagónicas son las miradas de unos ante los signos del
Misterio Pascual y, sin embargo, para los demás forma parte de la idiosincrasia
de un pueblo. No vayamos a retornar a la indiferencia ideológica de otros
tiempos, arraigado desde sus orígenes con la necesidad de mostrarlo de manera
universal.

Su originalidad es un ejemplo a copiar como prueba de que no
se halla anclada a siglos anteriores, sino que es una constante renovación en
el contenido artístico y musical.
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