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domingo, 4 de mayo de 2014

PADRE ANCHIETA

Padre Anchieta. Jesuita
                              En medio del Tiempo Pascual los canarios tenemos el segundo de nuestros paisanos elevados a los altares en la Iglesia Católica por S.S. el Papa Francisco (1936). Dejemos que suenen los clarines como, también, sonaron solemnemente las campanas en todos los templos de la diócesis nivariense. Llenaron de júbilo el trasiego ciudadano de miles de cristianos por la canonización del lagunero universal, transmitida por la brisa del mediodía.
                    San José de Anchieta Díaz (1534-1597), será la esperanza de abrir un nuevo capítulo en los rasgos característicos de su persona. Con el pronunciamiento de las bienaventuranzas absolutamente posible de encarnar con las fuerzas humanas, me gustaría asemejarme a él con los pobres, misericordiosos, limpios de corazón…
San Cristóbal de La Laguna
                              No importa el origen, sino el caminar por el sendero de Dios, dejando huellas perennes y testimonios de un tiempo glorioso en medio de dificultades. Tampoco depende la procedencia familiar, ya que era primo de San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús, para concebir el sentido común que no basta levantar al débil con sus flaquezas, porque hay que sostenerlo después.
                              Siempre he admirado a los jesuitas y a éste, en especial, reflejo fiel del bregar constante por predicar el evangelio entre los indígenas americanos. Verdadero apóstol de Brasil, su nombre quedó grabado como venerable, fue de gran espíritu, coraje y convicción que, sobre todo, contribuyó a extender la cultura en el Nuevo Mundo y a valorar al hermano solo y desamparado, mediante la defensa de sus méritos. Creó un estado de bienestar, una calma en la política imperialista, un desahogo económico, un rayo de luz en el ánimo de los naturales, paz y un deseo a vivir.
Plaza del Adelantado. Casa natal
                              La Congregación construyó en el laberinto colonial una de las utopías históricas y la legaron a la posteridad, basada en el cambio del corazón por la fuerza del cristianismo, que supo armonizar la tecnología, organización, educación, poder y libertad. El proyecto misional se inscribe dentro de lo que se ha llamado la visión profética de Cristo y de la Iglesia. Defendieron a los nativos en un territorio alternativo y utópico, acercándose un poco al Reino de Dios en la tierra. Pocas páginas se han escrito tan llenas de avatares en la vida de un hombre, que nunca se rindió por cansancio, por un lugar mejor para los necesitados. 

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