Una más de las tantas informaciones sobre la contienda
nacional de 1936, pongo como ejemplo la de una reciente publicación: “El 25 de
julio, ocho días después de empezada la Guerra Civil, el cañonero Canalejas
arribaba al puerto de Santa Cruz de La Palma, transportando unidades militares
y voluntarios falangistas procedentes de Gran Canaria. El desembarco de los
sublevados provocó que cientos de partidarios del gobierno republicano se
refugiaran en los montes a la espera de que las autoridades redujeran la rebelión.
Se les llamó alzados y algunos de
ellos se mantuvieron ocultos en el interior de la Isla hasta 1946. Sobre ellos
cayó la vertiente más dura de la represión ejecutada por el bando franquista”.
Un referente lo tengo en mi familia con desagradable sabor
agridulce. Fue un tío paterno, quién comenzó su calvario siendo perseguido sin
tregua. Tan acuciante hasta tal extremo que a un hermano suyo amarrado a una
cuerda o soga lo deslizaban hacia el mar, considerable altura, por el
acantilado del barranco del Carmen. Enviado a la prisión de Fyffes (Tenerife)
sus penurias fueron compartidas con un íntimo amigo, quienes fueron puestos en
libertad por recomendaciones familiares y personales del otro con el auspicio
de su benevolencia, mientras los demás no corrieron la misma suerte.
Además, de la durísima reprimenda contra dirigentes o
miembros de los sindicatos obreros, militantes o simpatizantes de los partidos
socialista y comunista, anarquistas o, simplemente, condescendientes o amigos,
se denunciaban falsas acusaciones alevosas, siendo mi padre una víctima de
tales atropellos. Consecuentemente se extendió a los sectores republicanos,
tradicionalmente enfrentados a la derecha política, porque no compartían el
golpe militar.
El no callar los hechos es un deber, bastante lo hemos hecho durante
tanto tiempo. Así seguimos con el zulo descubierto de un alto dirigente a
usarse las diversas artimañas con un menor de edad, hijo. En los actuales
cimientos de la fábrica Harinera Palmera SL en la carretera del Galión, nº 21,
de esta ciudad capitalina la aparición de esqueletos, atribuidos a nuestros
aborígenes guanches, es lamentable cuando dicho lugar fue un campo de ejecución
y exterminio de civiles.
La finalidad de lo relatado cuando oímos los trinos de los
capirotes y canarios, revoleteando libres, entre las ramas de los árboles, aún,
en primavera se nos escapa de las manos como tantos años desde que acaecieron
los hechos. Las aciculares hojas de los pinos caídas, lentas y cadenciosamente,
engrosando la capa de pinillo, que oculta secretos sin desvelar. Uno de ellos
fue la desaparición de un doctor del Valle en el suspiro de la noche, que al
día siguiente apareció su cadáver con una mano desenterrada y que fue
reconocido por el anillo que llevaba en un dedo.
Ya nadie se acuerda de los paseos por la soledad solitaria y
silenciosa de la ida a la muerte y de la miseria, de las cartillas de
racionamiento… Ahora sólo se habla de la décima copas de Europa-2014 (Champions
League) conseguida por el Real Madrid en el estadio Da Luz de Lisboa
(Portugal), el Mundial de fútbol en Brasil, de los componentes de la selección
española, de los conflictos bélicos actuales… La memoria continúa su curso y
nosotros sumidos en las entrañas del ocaso, agazapado en el corazón y el recuerdo.
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