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domingo, 15 de junio de 2014

HISTORIAS PARA QUE SE SEPAN

                              Una más de las tantas informaciones sobre la contienda nacional de 1936, pongo como ejemplo la de una reciente publicación: “El 25 de julio, ocho días después de empezada la Guerra Civil, el cañonero Canalejas arribaba al puerto de Santa Cruz de La Palma, transportando unidades militares y voluntarios falangistas procedentes de Gran Canaria. El desembarco de los sublevados provocó que cientos de partidarios del gobierno republicano se refugiaran en los montes a la espera de que las autoridades redujeran la rebelión. Se les llamó alzados y algunos de ellos se mantuvieron ocultos en el interior de la Isla hasta 1946. Sobre ellos cayó la vertiente más dura de la represión ejecutada por el bando franquista”.
                              Un referente lo tengo en mi familia con desagradable sabor agridulce. Fue un tío paterno, quién comenzó su calvario siendo perseguido sin tregua. Tan acuciante hasta tal extremo que a un hermano suyo amarrado a una cuerda o soga lo deslizaban hacia el mar, considerable altura, por el acantilado del barranco del Carmen. Enviado a la prisión de Fyffes (Tenerife) sus penurias fueron compartidas con un íntimo amigo, quienes fueron puestos en libertad por recomendaciones familiares y personales del otro con el auspicio de su benevolencia, mientras los demás no corrieron la misma suerte.
                              Además, de la durísima reprimenda contra dirigentes o miembros de los sindicatos obreros, militantes o simpatizantes de los partidos socialista y comunista, anarquistas o, simplemente, condescendientes o amigos, se denunciaban falsas acusaciones alevosas, siendo mi padre una víctima de tales atropellos. Consecuentemente se extendió a los sectores republicanos, tradicionalmente enfrentados a la derecha política, porque no compartían el golpe militar.
                              El no callar los hechos es un deber, bastante lo hemos hecho durante tanto tiempo. Así seguimos con el zulo descubierto de un alto dirigente a usarse las diversas artimañas con un menor de edad, hijo. En los actuales cimientos de la fábrica Harinera Palmera SL en la carretera del Galión, nº 21, de esta ciudad capitalina la aparición de esqueletos, atribuidos a nuestros aborígenes guanches, es lamentable cuando dicho lugar fue un campo de ejecución y exterminio de civiles.
                              La finalidad de lo relatado cuando oímos los trinos de los capirotes y canarios, revoleteando libres, entre las ramas de los árboles, aún, en primavera se nos escapa de las manos como tantos años desde que acaecieron los hechos. Las aciculares hojas de los pinos caídas, lentas y cadenciosamente, engrosando la capa de pinillo, que oculta secretos sin desvelar. Uno de ellos fue la desaparición de un doctor del Valle en el suspiro de la noche, que al día siguiente apareció su cadáver con una mano desenterrada y que fue reconocido por el anillo que llevaba en un dedo.
                              Ya nadie se acuerda de los paseos por la soledad solitaria y silenciosa de la ida a la muerte y de la miseria, de las cartillas de racionamiento… Ahora sólo se habla de la décima copas de Europa-2014 (Champions League) conseguida por el Real Madrid en el estadio Da Luz de Lisboa (Portugal), el Mundial de fútbol en Brasil, de los componentes de la selección española, de los conflictos bélicos actuales… La memoria continúa su curso y nosotros sumidos en las entrañas del ocaso, agazapado en el corazón y el recuerdo.

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