Hay que ser sincero cuando se siente pasión por unos colores
a nivel de clubes de fútbol. Alfredo Di Stéfano Laulhé (1926-2014), conocido
por el primer apellido, es considerado como el mejor futbolista de la historia
del deporte rey en su patria de nacimiento y en la que adoptó hasta su
fallecimiento. Posee en su haber un palmarés exitoso de inusitadas ilusiones en
su dilatada carrera. Al transcurrir el tiempo le ha convertido en mito y en
leyenda.
Bien se sabe que la vida de los seres humanos es un bagaje
ante los ojos de los demás. Distinto, único e irrepetible que deviene en
biografía. Durante ochenta y ocho años fue construyendo un relato valioso, que
se basa en una gran epopeya. Es la épica de lo cotidiano, con los límites y las
posibilidades de toda realidad inmanente y con apertura ilimitada a la vivencia
trascendente. Plasmo por escrito, según el recurso a mi alcance, una
aproximación a lo que me impele la memoria.
El nombre de la Saeta Rubia figuró en las mejores tertulias
futbolísticas mundiales. Ejemplo del comentario de sus jugadas como gran
maestro, dentro y lejos del estadio Santiago Bernabéu, lo hace la prensa local
de Canarias en la temporada 1961/62 al visitar el homónimo, Heliodoro Rodríguez
López, en un encuentro oficial.
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