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domingo, 27 de julio de 2014

GRACIAS POR TODO

                              Hay que ser sincero cuando se siente pasión por unos colores a nivel de clubes de fútbol. Alfredo Di Stéfano Laulhé (1926-2014), conocido por el primer apellido, es considerado como el mejor futbolista de la historia del deporte rey en su patria de nacimiento y en la que adoptó hasta su fallecimiento. Posee en su haber un palmarés exitoso de inusitadas ilusiones en su dilatada carrera. Al transcurrir el tiempo le ha convertido en mito y en leyenda.
                              Bien se sabe que la vida de los seres humanos es un bagaje ante los ojos de los demás. Distinto, único e irrepetible que deviene en biografía. Durante ochenta y ocho años fue construyendo un relato valioso, que se basa en una gran epopeya. Es la épica de lo cotidiano, con los límites y las posibilidades de toda realidad inmanente y con apertura ilimitada a la vivencia trascendente. Plasmo por escrito, según el recurso a mi alcance, una aproximación a lo que me impele la memoria.
                             El nombre de la Saeta Rubia figuró en las mejores tertulias futbolísticas mundiales. Ejemplo del comentario de sus jugadas como gran maestro, dentro y lejos del estadio Santiago Bernabéu, lo hace la prensa local de Canarias en la temporada 1961/62 al visitar el homónimo, Heliodoro Rodríguez López, en un encuentro oficial.

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