LA VIRGEN DE ESTÉVEZ

Altar del Carmen

                              Vino a sustituir a otra imagen con la advocación del Carmen, hoy de La Luz, venerada en la parroquia Matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma. Bella talla que se ha restaurado recientemente su estructura escultural, dándole el esplendor oculto por la suciedad mostrada a lo largo y ancho de su contorno, motivado por los reiterados paseos procesionales y los efectos del tiempo transcurrido desde su creación, a punto de cumplirse casi dos siglos, dejando una impronta dificultad de flexibilidad de piezas anexas como el sol. Se suceden complejas maniobras cuando por su devoción, dentro y fuera del templo, al transcurrir el paso por la adoquinada calle Real (O´Daly) y en el tradicional embarque en el puerto por su Onomástica.

                              Siempre me ha surgido una curiosa duda de la que no he encontrado la respuesta. El Sr. Díaz artífice de la modelación del recinto sagrado, de dos estilos totalmente opuestos a su contenido y configuración del barroco al neoclásico, antagónicos en épocas y pretensiones arquitectónicas en el arte y uso de los elementos decorativos influyentes de una clase social imperante marcada por diversos flujos burgueses y eclesiásticos. No sería fruto de esos conocimientos adquiridos en sus dilatados estudios, que influyeron en decisiones no determinantes en mentes convencionales y populares.

Imagen restaurada

                              En este siglo XXI me surge la sospecha de su volumétrica figura, totalmente enorme y pesada, realizada con telas o lonas encoladas para la elaboración de los ropajes utilizados por el imaginero orotavense, midiendo aproximadamente 182 centímetros de altura, moldeadas a un rostro virginal y sonriente Niño Jesús, a diferencia de la otra producción de candelero para vestir. En una posesión de un 80% conforma una relación estrecha en la empleada por los escultores napolitanos y genoveses. Fue tallada siguiendo un corte clasicista con marcado acento barroco.

                              Sería propia la  intención de inmovilizarla en su hornacina, meditada entre el artista y clérigo, que sea o no cierto, se consiguió una maravillosa obra de tal factura, inigualable en el marco mariano de Canarias.