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domingo, 27 de enero de 2019

LAS SALINAS DE FUENCALIENTE

                              En el extremo sur de La Palma se hallan las salinas de Fuencaliente, operativas desde los años setenta. Su anatomía confortada por su epidermis de las costas accidentadas por acantilados abruptos y adornados por encajes espumosos, rompientes de soberbios embates de olas y pleamares, impacta su tonalidad blanca en claro contraste con el azul intenso del océano Atlántico y el negro del quemado paisaje volcánico, cuna de dormidos volcanes.
                              Es un lugar especialmente querido por las aves migratorias. De ahí parte su importancia natural. Por cierto, en el interior de las exviviendas de los torreros se ubica un centro de interpretación de la reserva marina y, un poco más allá, un refugio de pescadores y acogedora playa, que nos invita a un chapuzón confortador.
                              El complejo industrial de la sal marina gana, cada vez, mayor atractivo turístico con enormes potencialidades y todavía, aún  por descubrir, una exuberante explotación en el sector económico.
                              Sin saber cómo nos adentramos en un mundo de misterio y belleza, que va marcando el cambio de colores. Al comienzo con los tonos verdes y ocres de la pronta vegetación y las retorcidas viñas. Después, del insólito malpaís, se extiende el marrón clarificador de una zona castigada por los inhóspitos vómitos del inesperado magma, que al final reluce el negro de las rocas calcinadas. A ambos lados del punto geofísico se observan la bravura y suaves calmas.
                              Contamos con unas vistas formidables del Teneguía (1971) y con la anhelada Fuente Santa, constituyendo un sitio de interés científico, es un espacio protegido desde 1994 y seña de identidad de un pueblo. Son siete hectáreas en la que habitan flora y fauna con un alto valor biológico, asumiendo un antagonismo que conjuga perfectamente con su calidad sobre un suelo compacto, que compagina el tiempo,  materia prima y el trabajo. Se han consolidado como reclamo de cientos de visitantes.
                              Pienso haber contribuido a la propagación y conocimiento de una de las joyas naturales, que no puedes perderte si, algún día, visitas esta hermosa isla canaria, en dónde se destaca un recorrido único por su naturaleza pura, intacta y bien preservada. Buena prueba de ello es la invitación a contemplar y reflexionar de los humanos pensamientos.

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