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domingo, 10 de febrero de 2019

EL BOSQUE DE LOS TILOS Y NACIENTES

Bosque de Los Tilos. 
                              Hablar de joyas naturales en La Palma no es pensar en sueños imposibles de contemplar y de estacionar las miradas en algo fantasmagórico. Simplemente, es saborear la mayor experiencia jamás tenida en la vida, que se consume en un éxtasis admirable de tanta belleza sorprendida por la luz y humedad constante, en medio de la magnanimidad del clima.
                              Pura representación de los bosques de laurisilva del archipiélago canario, frágil ecosistema heredado de la era terciaria, en donde la jungla, silencio y sensación de querer tocar el cielo con las manos suaves de la brisa y espesa niebla marcan los pasos hacia una grandilocuente apoteosis nunca vista. Por algo se trata de una de las rutas de senderismo más agradecida.
Mirador. Interior del bosque
                              Este bosque jurásico, por llamarlo de alguna manera por su semejanza a los míticos existentes en el antaño, es toda una explosión de verdor, auténtico fósil viviente, que, sólo, se conserva en las Islas Canarias, porque la orografía escarpada se presta para el alumbramiento tan singular y único en el mundo, que le permite atrapar, literalmente, lo esencial del influjo atlántico o el vestigio de la remota Atlántida, traducido en señal de la existencia inexplicable del surrealismo sorpresivo a la búsqueda misteriosa de lo transformable en cuento o leyenda.
                              Esa formación arbórea une magia y conforma un patrimonio natural de excepcional valor. Es todo un paraíso de la biodiversidad, que se asienta en unos parajes inigualables. Declarada Reserva Mundial de la Biosfera desde 1983. Concretamente en el área del barranco del Agua y sus próximas ubicaciones en un lado u otro, alrededor de localizaciones propias para el disfrute de senderistas y meros visitantes atraídos por medios propagandísticos para gozar de un remanso de paz y a vista de pájaro observar la gloria de una pequeña porción de la naturaleza soberana y viva, que a cada segundo transcurrido nos maravilla, como un corazón salvaje.
Cascada. Barranco del Agua
                              Descubrimos, sin lugar a duda, que estamos ante una inmensa extensión de árboles y plantas retorcidas en busca de la luz y nubes arremolinadas entre sus ramas repletas de hojas fotosintéticas y clorofílicas. En cuanto a la flora, encontramos desde los tilos, que les da el nombre, hasta laureles, aceviños, madroños, fayas, brezos, palo blanco… y extraordinarios helechos gigantes y en la fauna destacan especies endémicas de gran rareza, como las palomas turqué y rabiche, pinzones, entre otras aves, y numerosos invertebrados.
Nacientes de Marcos y Cordero
                              La caminata por dos senderos propicia unas sensaciones fabulosas percibiendo el aroma de las hojarascas frescas, que es el mejor reclamo al relax medioambiental, culminando con la cascada en medio de un impacto visual nunca imaginado.
                              Ascendiendo unos mil metros hasta culminar los nacientes de Marcos y Cordero, a unos 1350 metros de altitud, se recorre trece túneles y al final de los mismos se alcanza el objetivo.

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