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domingo, 17 de marzo de 2019

LA RUTA DE LOS VOLCANES

                              Las Islas Canarias son de origen volcánico. Es obligado, por lo tanto, acercarnos a un volcán, pero hay cientos de ellos extinguidos o con una actividad manifiesta en energía térmica, produciendo fenómenos derivados y complejos a la observación y estudio por fuentes especializadas y atendidas por profesionales en vulcanología. La dorsal sur de la isla de La Palma se halla cubierta en su mayoría por el Parque Natural de Cumbre Vieja, presentando la mayor concentración de los mismos, como Montaña Quemada, San Antonio, Martín, San Juan, Teneguía… Unos son claros ejemplos del volcanismo histórico y otros jóvenes con erupciones recientes de no más de siete décadas.
                              La conocida como Ruta de los Volcanes es en realidad un viejo sendero muy frecuentado en el siglo XVII y al que entonces se llamaba Camino de los Palos Jincados en alusión a las estacas clavadas en el suelo, a modo de guía, indicando la dirección a seguir. Hoy en día, forma parte de El Bastón o GR131, por ser el último tramo desde Refugio de El Pilar y Faro de Fuencaliente.
                              No tengo la menor duda, que con sus diecisiete kilómetros de longitud nos enamorará y desearíamos volver a la Isla Bonita para repetir la experiencia, si somos forasteros. Nos limitaremos a comentar un trazado descriptivo por lo que otros han contado a través de los medios de comunicación:
                              Comienza a serpentear por un paraje natural de incalculable valor geológico con la intensión más respetuosa con el medio ambiente. La dificultad se somete a su larga trayectoria y desnivel de descenso.
                              A través de la caminata que hagamos contemplamos la majestuosidad de la Caldera de Taburiente y las costas del Este y Oeste, constituyendo un magnífico mirador a algo espectacular.
                              Las superficies lávicas, conos, cráteres, lapilli… se suceden entremezclados con los pinos canarios, resistentes a los incendios forestales con una capacidad increíble a enverdecer de nuevo en poco tiempo. Fascinado por la panorámica inhóspita veremos la rugosidad de la lava, color del terreno, y se pisa la cima, que divide simétricamente en dos la zona sur, hasta concluir extasiados y satisfechos por lo visto con tanta amabilidad en la recreación, nunca vista en idénticas condiciones.

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