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domingo, 9 de junio de 2019

LEOCRISIA UNA MUJER MUY DIFERENTE

Leocrisia Pestana Fierro. La dama de blanco 
                              Leocrisia Pestana Fierro (1853-1926) fue una mujer adelantada a sus tiempos, como lo era el Señor Díaz, Manuel Díaz Hernández (1774-1863), con sus ideas y pensamientos muy diferentes, cuando deberían decir a mi juicio que se estimaba o se consideraba libre e igual a los hombres de su época, librepensadora. ¿Tiene mérito? Por supuesto que sí y con tal cualidad merecía la pena luchar, a pesar de las dificultades surgidas por unos entes sociales radicales y por otros enemigos adversos a reconocer la verdad por motivos de envidia u odio, siempre, teniendo en cuenta la marginación de los opositores. Suscito por criterios propios ser envidiable en su entorno palmero por su clase, talento y belleza. Proclamó con ímpetu, la inspiración por hombres y mujeres en libertad de expresión, honrados y de buenas costumbres. En este trabajo se trata de recuperar la figura rebelde, política y eclesial. En él se describen sus estudios y el contexto histórico que vivió reflejando, desde el nacimiento hasta la muerte, inmersa en un medio burgués hostil.
                              Defendió los estamentos más igualitarios a su condición femenina y se opuso a las propuestas de la iglesia, que no compartieran sus deseos de creencia. La libertad, igualdad y fraternidad formó parte de sus amores predilectos y reconocidos por muchos para ser motivo de homenaje en base a la concordia, mirando siempre al bienestar del otro y redención del oprimido por las presiones en contraposición al mal ajeno. Nació y murió en Santa Cruz de La Palma y desde muy niña se convirtió en una asidua lectora con una pronta inclinación a la poesía. Su cultura era vasta, sus intenciones firmes y claras, siendo recordada en su ciudad natal  como una de sus hijas más preclaras.
La Quinta Verde. Vista parcial
                              De los muchos apelativos atribuidos a su persona, destaco el de la dama de blanco o de negro, según qué color tuviese sus largos vestidos de cola, vestía a la moda de juventud. Recorría los aledaños de la hacienda, La Quinta Verde, construida entre 1672 y 1690, propiedad que tenía su origen en una casa situada dentro de tierra de viña, higueras y árboles frutales, que incluye un palmeral superior y presenta configuración en terrazas, formada por diversas huertas escalonadas, escalinatas, vías y portadas de piedra, que se halla al final de la avenida El Puente, junto al barranco de Nuestra Señora de los Dolores (barranco de Dolores), en el meridiano o línea divisoria del entramado ciudadano. Se decía que ella escribía versos sobre los pétalos de las rosas, que con mimo cultivaba en sus frondosos y cuidados jardines, que adoraba e incluso les hablaba, que se deslizaban bajo las luces crudas del sol. Además, pasaba bastantes horas contemplando el alumbrado urbano y el mar.
Leocrisia Pestana. Posando 
                              Aquella casona la heredó al morir su hermano Segundo, siendo ambos masones excepcionales por su actividad intelectual y manifiesta, adscritos a la logia Abora, convirtiéndola en residencia y en la que recibía personas ilustres destacadas en el mundillo literario y de otros menesteres, cubierta de rosales y enredaderas, que trepaban por los muros y que confortaban su soledad, viuda y sin hijos, en compañía de sus libros, sueños y versos. Una señora de personalidad muy acusada con carácter jovial, abierta al diálogo. En dichas dependencias se llegó a celebrar, según la transmisión fidedigna, reuniones de tipo masónico y refrigerios caritativos a los menesterosos de cualquier procedencia.
                              Se le distingue como una inteligente escritora cuando contempla su existencia. Pudo ser misteriosa, pero se consideró identificarla como un personaje de leyenda y de cuentos románticos en aquel paraje de ensueño.
                              Vino al mundo en la casa de la calle Santiago, nº 43, actual Pérez de Brito, nº 53, en donde se contempla una nueva edificación con ninguna placa alusiva a la misma.
Patio interior de la Quinta Verde
                              Aparece muerta, descubierta por un sobrino, y una vez realizada la autopsia su cuerpo fue velado durante dos días en el Salón de Actos de la Sociedad Juventud Republicana en Pedro Poggio, nº 7, construcción no existente. No fueron respetadas sus últimas voluntades, como el trasladar su féretro por donde lo había indicado en su testamento, ni la donación de su biblioteca a un centro altruista y que el dinero obtenido en la venta de los muebles fuera destinado a los pobres.
                              Aún, no se sabe si fue enterrada junto a su esposo, según sus deseos. Se hizo en el cementerio civil, habiendo un problema de no aparecer su enterramiento al quererse exhumar su cadáver. En dicho Campo Santo hasta 1930, cuatro años más tarde, no existe documento acreditativo de registro de defunciones y puede ser la causa de no constar el lugar, aunque hay una sepultura señalada en tierra que posee la capacidad de albergar dos cuerpos.
                              ¿Quién era esta privilegiada en medio de un círculo sociocultural decimonónico? ¿Por qué tantas leyendas han dado de que hablar? Unos decían, que la habían visto caminando por sus paseos altos y sentada entre las flores o detrás de las ventanas en las noches iluminadas de luna llena.

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