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domingo, 16 de junio de 2019

RESTAURACIÓN DE UN RETABLO NEOCLÁSICO

Retablo neoclásico del Cristo de los Mulatos
            La intervención tiene como objetivo garantizar la conservación futura de las obras de arte. La restauración de la que fue objeto el retablo del Cristo de los Mulatos, capilla lateral derecha, nave del mismo lado de la Epístola, ubicada en la parroquia Matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, una vez finalizado su actuación de remozamiento, se presentó con vista al conocimiento de los parroquianos el viernes, 7 del presente mes. Forma pareja con el de San Juan Bautista, que se halla en la nave izquierda o del Evangelio. Son neoclásicos y le dan una singular armonía monumental de conjunto al bello templo.
                              Los trabajos comenzaron y finalizaron a buen ritmo. Los restauradores fueron los palmeros Nieves Luisa Cabrera Castro y Domingo José Cabrera Benítez, que expusieron con buen criterio y ayudados por imágenes referentes todos los entresijos hallados y resueltos posteriormente con acierto, conforme los dictámenes pertinentes en estos casos. En una primera fase, que consistió en la consolidación de los estratos pictóricos para garantizar la conservación, proceder a la desinsectación y saneamiento del soporte, se retiraron posibles repintes, habiéndose hecho la limpieza química de la policromía y estucado de las lagunas existentes para lograr la reintegración cromática.
Capiteles dorados. Detalle
                              A principios del siglo XIX coinciden en el ejercicio de su ministerio sacerdotal varios presbíteros, que emprenden obras y reformas en el recinto sagrado, adecuando su estética y presentación formal a los cambios de mentalidad impuestos por la solidez de los ideales del movimiento ilustrado en el seno de la iglesia canaria.
                              Entre estas corrientes intelectuales y especialmente por lo que afectan a las modificaciones hechas en dicho solar, cabe destacar el culto preferente por la imagen de Cristo y por el misterio de la Eucaristía, en el que radica la esencia del Cristianismo, desterrando los modos artísticos del barroco con su tendencia al horror vacui y a representar con pinturas y esculturas toda clase de santos mediadores.
Fustes lisos
                              La vuelta al Clasicismo, que desde el punto de vista genérico subraya el gusto por lo académico, orden simétrico y conjunto de elementos tomados directamente del mundo grecolatino, defensa de la emoción contenida e inclinación hacia la funcionalidad, portando un rechazo a los excesos de ornatos, que contribuían a dispersar y entretener la atención de los fieles asistentes a los oficios, en vez de inclinarlos  a la conversión.
Zona superior de la hornacina
       Con anterioridad se conocía por el de las Ánimas o del Cristo. Al igual que su gemelo, están integrados dentro del plan de actuación reformista de corte ilustrado, dirigido por el beneficiado Manuel Díaz Hernández (1774-1863) y en el que participó con notable protagonismo el otro clérigo y amigo José Joaquín Martín de Justa (1784-1843), principal artífice de diseños y codirector, ejecutando buena parte de las tareas. Presumiblemente, realizadas alrededor de 1813. La primera noticia explícita de su existencia y de su conclusión se tuvo casi 20 años después en una nota marginal, que consta en el inventario de bienes de la cofradía de Ánimas de 1807, en donde se indica que por decreto del primer obispo nivariense Luis Antonio Folgueras y Sión (1769-1850), expedido en Los Llanos de Aridane, 10 de junio de 1813, ya que se encontraba de visita pastoral en la isla, se ordenó regalar 2 lámparas  de plata, de las conocidas como arañas, al sochantre, Santiago Rodríguez de León, en premio a la labor que tuvo al pintar y dorar dicho retablo y que eran propiedad de la hermandad titular, que su mayordomo, Pedro Díaz del Castillo, entregó en virtud del superior mandato, firmado el 16 de junio siguiente.    
                              Tal como lo conocemos no volverá a documentarse hasta 1851. El 18 de septiembre se inventaría “como un retablo de color jaspe donde se halla colocado el Señor Crucificado con potencias de metal, la Virgen y San Juan con diademas de hoja de lata doradas y un crucifijo pequeño de plomo dorado en el respectivo altar y del cargo de Felipe Poggio y Alfaro”.
Pintado de tono marmóreo
                              Con respecto al de San Juan Bautista, guardan algunas variaciones como el frontal, carece de urna, aparece pintado con el tono marmóreo verdoso, hornacina central, no posee pilastras, arco apoyado en ménsulas y dimensiones mayores, porque alberga el conjunto de imágenes del Calvario: Cristo de los Mulatos (centro), Nuestra Señora de los Dolores (izquierda), que sale en procesión el Viernes de Dolores, y San Juan Evangelista (derecha). Cuenta con un fondo paisajístico acorde a la narración bíblica de la crucifixión.
                              Según el Informe definiendo sus medidas obtenemos que el alzado plano, 3,98 metros de anchura por 6,30 de altura, que sería 24,76 metros cuadrados. Con respecto al plano se le aplica un coeficiente por el desarrollo de molduras, hornacinas y fondos de 24,76 x 1,6 metros cuadrados, que daría un resultado neto de 39,62 de superficie.
Policromía original 
                              Presentaba muestra de colonización de xilófagos en la parte inferior, muy acusada en los plintos de las columnas pareadas de fustes lisos, que en partes horizontales existían gruesas capas de polvo en suspensión acomodo, sin duda alguna, de ácaros e insectos con sus patologías asociadas, pero por suerte no presenta actividad alguna, sino material de desecho como serrín o indicios de movimientos en su interior, pequeños problemas estéticos. La verdad se debe a ataques puntuales. Otra causa de su deterioro era la suciedad generalizada, adherida en las películas de acabado externo, ocultando el cromatismo original, estucos de mármol y jaspe, monocromía blanca en zonas planas, dorados en tiras, capiteles, basas de columnas, levantamiento de policromía y dorado por efecto de la humedad ambiental.
El frente restaurado del altar
                              Por el uso habido a lo largo y ancho de los años, como fue la confección de un nacimiento, en su limpieza se encontraron diversos objetos, que estuvieron expuestos para la recreación de los asistentes al acto, despertando la curiosidad de los mismos, y que fueron bombillas eléctricas de colores, trozos de papeles marrones y azules, plumas de aves, clavos de forja, velas de cera, parte de un dedo del crucificado, maderas corroídas y otros objetos indicados por la restauradora en su intervención descriptiva.
                              Otro punto y aparte, lo aporta los anclajes encontrados en la estructura, que, según parece por su ensamble, se utilizaron como integrante de la tramoya del fondo para sujetar los telones escénicos y otros artilugios adaptados a lo representado en ese momento de la Pasión.
                              Los tratamientos empleados cumplirán con los criterios de durabilidad y reversibilidad de los elementos aplicados, incluyéndose fichas técnicas de los productos empleados, para consultas futuras.

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