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domingo, 25 de agosto de 2019

LA DANZA DE MASCARONES

                              Es un número popular en los grandes eventos anuales de Santa Cruz de La Palma, formado por la comparsa de gigantes y cabezudos, que toman las calles. Estamos ante uno de los motivos de fiesta más entrañables del calendario de efemérides, tanto para los pequeños como para los mayores, que no podemos dejar de sentirnos atraídos por la magia de estos personajes o figurones, vinculados estrechamente al imaginario de nuestra ciudad.
                              Hablar de ellos, es hacerlo con mimo, ya que se convierten en un trocito de nuestro propio corazón. El palmero se halla atado íntimamente con el recuerdo de las tradiciones de su tierra, componentes de su memoria histórica, que ha transcurrido en el tiempo, impregnando en su vida una huella imborrable.
                              Se valora la tarea desempeñada por la Asociación Cultural Los Mascarones, a la hora de mantener activa esta labor de festejos. Animo, desde estas líneas, a no perder este multitudinario desfile, seguido por los acordes musicales de bellos pasacalles y de la algarabía de asistentes.
                              La singular comitiva liderada por Biscuit, al frente de otros muchos como la Luna de Valencia, las Mendozas, el Asmático, Blanca Nieves y los siete enanitos, las brujas…, así, como el Médico Chino y el Liliputiense de reciente creación, forman un magnífico conjunto.
                              Por lo que haya sido se han perdido muchísimas otras figuras, que llegaron a ser el deleite en aquel entonces por La Naval y San Francisco. El origen de los mismos se remonta a la Bajada de la Virgen, Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de La Palma.
                              Se ha visto enriquecida en los últimos años con nuevas aportaciones relevantes, unas son las anteriormente comentadas, y otras con la novedad de coreografías y recuperación de viejas partituras de acompañamiento.
                              La razón nos infunde el deseo de denominarlos “Monstruos y Colosos” de papelón o elementos de la “Ilustración Palmera” plasmada en papel, cartón y colores. Un mundo de luz, ilusión y esperanza de ver una vida llena de pompas de jabón, bailando al ritmo de nuestras almas, en el admirable país de las Maravillas, en donde nuestros cuerpos flotarían y se volatizarían por arte de magia a través del ingenio del Mago de Oz.
                              Son inventivas, que nos trasplantan a una patente realidad en las redes sociales, reflejando el sentir de un pueblo que quiere extender los dominios de la imaginación y creatividad. Son algunos pocos protagonistas de distintas vivencias que, tras propagarse oralmente, hacen que nos sintamos parte fundamental de un gran relato.
                              Además, destacamos la importancia que han tenido en el Corpus Christi. Ellos dan la nota irónica y, a la vez, lúdica a la fiesta local con el estilo oriundo y caracterizado, resultando imprescindibles. Sin lugar a duda, acabamos manifestando que son el germen de los inigualables enanos. Según el cronista oficial, Manuel Poggio Capote, aparece documentado desde 1814. En los actos organizados por la restauración del reinado del rey absolutista, Fernando VII, y un año más tarde se refleja su no participación en las Fiestas Lustrales.

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