La agrupación Tajadre cumple medio siglo coincidiendo con el
año lustral y en medio de los preparativos de una celebración con la que poner
en valor su dilatado recorrido musical, su impronta cultural y su indiscutible
bagaje etnográfico en el contexto de una ciudad, con la que ha venido
creciendo. Los componentes son notables herederos de una de nuestras
tradiciones más arraigadas, al canto de lo Divino.
Al transcurrir los años, cincuenta o que es lo mismo cinco
extensas décadas, ha experimentado pérdidas e incorporaciones. Fecunda es su
trayectoria sin discusión alguna,
tratando de acrecentar siempre con fuerza y ahínco. Han formado un maravilloso
álbum artístico, cultural y con miras a un mañana halagüeño y prometedor.
Constructora de historia dentro del ámbito regional, que corroboran el peso que
en la población palmera poseen.
Parece un sueño estar constituida por más de treinta
componentes, distribuidos en tres diferentes clases de voces e instrumentos de
cuerda y percusión. Excelentes músicos, que ponen alma y corazón en sus actuaciones
ante un público ávido de verlos sobre las tablas de un escenario, que ya son
muchísimas y que han sido sueños cumplidos, destacando por su armonía,
compromiso y conjunción entre sus miembros, arrebatando abundantes aplausos y
elogios.
Recuerdo sus comienzos en 1970 como una rondalla de divinos
como representantes del Hospital de Dolores. En la actualidad se ha convertido
en una sobresaliente seña del panorama musical canario. Desde entonces hasta
hoy, el grupo ha experimentado cambios, como ya hemos dicho, teniendo en cuenta
el envejecimiento humano, repertorio y evolución del arte conventual.
Aflora el sentimiento de la Navidad por encima de todo, ya
que su origen no fue otro, sino el indicado antes, surgiendo de un círculo de
amigos que se reunían para ir a cantar villancicos en horario nocturno bajo los
balcones y ventanas de cualquier rincón de nuestra capital. Quizá ha sido la
unión de un montón de causas nobles lo que ha fortalecido e impulsado a la
unidad del grupo, que ha permitido sobrevivir en el tiempo.
A partir de 2001 se organizan unos exitosos festivales o
recitales navideños en años consecutivos, que llevan el nombre del anfitrión en
la plaza de España. En dichos eventos hemos contado con las participaciones
estelares de Chago Melián, Hector González, José Manuel Ramos, Juan Martín,
solistas de reconocido prestigio, y el Coro de voces blancas de la Escuela
Insular de Música de La Palma. Las referidas convocatorias se han convertido en
citas obligadas, que han conseguido consolidar la Navidad palmera.
En su larga vida, en medio de festivales y encuentros, ha
actuado en todas las islas, así como en todos los municipios de La Palma,
llevando su contenido en síntesis o compendio, repleto de admiración y
reconocimientos por su labor de recopilación.
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