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domingo, 1 de mayo de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXXIV)

          CALLE DÍAZ PIMIENTA (Calle CUNA): Es una vía pública con portales y zonas transitadas. Los usuarios que transitan por aquí muchas veces suelen pasar por la homóloga de Doctor Santos Abreu. Respecto a su ubicación, es un lugar emblemático. Independientemente de lo señalado anteriormente, aconsejamos firmemente visitarla.

                              El ayuntamiento rinde homenaje a la figura del Almirante Francisco Díaz Pimienta (1594-1652). El acto se llevó a cabo el jueves, 8 de diciembre de 2016, coincidiendo con la estancia del Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano en el puerto de Santa Cruz de La Palma. Con el descubrimiento de una placa de azulejos vidriados en la calle que lleva su nombre y en la que se dio cuenta de su condición como primer canario en alcanzar el grado de almirante en la marina española.

            La tradición conservada y transmitida en La Palma es que el insigne marino nació en la Villa y Puerto de Tazacorte por el año 1594, fecha que concuerda con las edades de este general en otros testimonios de su vida militar.

          Desempeñó el empleo de capitán, almirante y, finalmente, capitán General de la Flota Océano, formando parte del Consejo Real de Guerra. Fue, además, designado gobernador de Menorca, virrey de Sicilia y caballero de la Orden de Santiago.

                              No existe en los archivos parroquiales de la isla, la partida de matrimonio de Diaz Pimienta, subsanada esta falta en su lugar el contenido en el libro primero de bautismos de la parroquia de El Salvador, concretamente en los folios 194 y 281, sendas partidas correspondientes a sus hijas legítimas, Inés y Lucía. Tales partidas bastan para probar el enlace del capitán con Beatriz Rodríguez.

            Por escritura otorgada ante Bartolomé Morel, con fecha 8 de enero de 1601, se cedieron en propiedad con todos su derechos y acciones al capitán Díaz Pimienta y a su esposa Beatriz Rodríguez la capilla de Santa Ana, en la parroquia Matriz de El Salvador. Fue dada al mismo la posesión de la mencionada capilla en la forma ordinaria, cuya posesión fue aprobada y ratificada por el Diocesano en auto de 3 de junio de 1603. La mencionada capilla sería restaurada por sus nuevos dueños, dándole más elevación y construyendo paredes, arcos de piedra, techo, pavimento y retablo, sin olvidar el sepulcro para sí y sus descendientes. Posteriormente, el almirante, hijo no legítimo del capitán del mismo nombre, establecería como cláusula en su testamento: “Es mi voluntad que en la capilla de la Señora Santa Ana que está al lado del Evangelio de la iglesia mayor de la ciudad de La Palma, una de las Islas Canarias, fundación y entierro de mis padres se coloque una lámpara de plata (Votiva), dotada con seis arrobas de aceite al año, para que arda por nuestras almas, de mis padres, hermanos y descendientes”. En la actualidad, dicha capilla se halla reconocida a San Pedro, por haberse colocado en ella en el año 1818 el paso de la Negación del referido Santo Apóstol. No existen datos que así lo confirmen, pero se cree que fue sepultado en dicha capilla, cuyo patronato dejó a sus hijas y descendientes.

                              En la parroquia de Los Remedios, Los Llanos de Aridane, existe una lápida, muy antigua, colocada en el baptisterio, que dice: “Aquí fue bautizado don Francisco Díaz Pimienta. General y almirante de la Real Armada de Indias. Caballero del Hábito de Santiago. Marqués de Villarreal de Burriel. Que feneció gloriosamente sus días en el sitio de Barcelona y año del Señor 1652”.

                              Sin menospreciar la larga historia y quehacer de este ilustre palmero, ya que sería, quizás, tema para otro estudio. El ilustre personaje perdió la vida en el sitio de Barcelona, antes que la plaza fuera sometida. Sin embargo, la noticia no se dio a conocer hasta que los rebeldes desistieron de su empeño y con ello lograron el triunfo.

                              El sepulcro del almirante se encuentra en la ermita de San Andrés, en Barcelona, propiedad y patronato de los marqueses de Villarreal de Burriel. Los Llanos de Aridane y Tazacorte ha honrado su memoria dando su nombre a céntricas calles de las respectivas localidades. También, la compañía de correos interinsulares de Canarias bautizó con su nombre a uno de sus barcos en 1901.

                              Dicho lo expuesto, solamente recalcar que sería de cumplido deber decir que la vida del insigne marino no descansa, ya que existen señeros y abundantes estudios que de su persona y vida se han realizado. Sólo he querido dejar un pequeño testimonio de esta eminente figura.   

      La existencia de uno de los pocos estudios fotográficos del XIX que se conservan en España y Portugal, como existente en este rincón con nombre, han puesto de manifiesto una serie de investigadores. Se trata del inmueble en el que se instalaron los gabinetes fotográficos o “galería de Cristal”, utilizados sucesivamente por Aurelio Carmona López (1826-1901) y, más tarde, por el polifacético Miguel Brito Rodríguez (1876-1972), introductor del cine en Canarias. Destaco, que esta casa, con el nº 6, de la antigua calle de la Cuna es una auténtica joya arquitectónica. Es una vivienda, estudio de fotografía, que fue fundado en 1865 por Santos María Pego Díaz (1832-1905) y su socio palmero escultor, pintor, dibujante y artesano Aurelio Carmona.

                              El estudio se ubicó en la azotea del inmueble, siguiendo el modelo de cabaña o construcción rústica pequeña, de materiales pobres, destinada a obtener retratos gracias a la instalación de amplios ventanales que favorecían la entrada de luz natural en la estancia.

                              Alrededor de veinte años después, realizaron una reforma de la vivienda, en la que volvería a instalarse un estudio, denominado Fotógrafos y Dibujantes, bajo la dirección de Brito Rodríguez. Conservado en la actualidad, puede considerarse el estudio fotográfico más antiguo de Canarias.

      En concreto, ha subsistido el armazón primitivo de la galería y sus dependencias auxiliares como el laboratorio de revelado, elementos ornamentales y las pinturas publicitarias en el remate exterior del mismo.

                              Se defiende la conservación de la cámara primitiva, dos de los telones originales, la documentación contable, más de dos decenas de millares de negativos en vidrio y de un nutrido conjunto de imágenes fotográficas permitirían su plena restitución a todos los niveles en una ciudad que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1975.

                              El nombre de Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, nos traslada al memorial de dicha institución benéfica-sanitaria de tanto arraigo social en los habitantes de una población necesitada de medios de primera necesidad. Su fundación data del 30 de junio de 1514. Es inusual, ser lugar de acogida de niños abandonados a sus puertas, de ahí la Casa Cuna. Por ese entonces se padecía una escasez económica pronunciada y expuesta a las dificultades surgidas de los inconvenientes presentes en la época reseñada. Ha estado, siempre, al servicio de La Palma.

       Estaba ubicado en donde se haya La Recova, peculiar edificación de estilo colonial y sobre las ruinas calcinadas, incendio ocurrido en 1827, del viejo cementerio y jardines de un extinto convento de las Hermanas dominicas. A petición de los católicos reyes Fernando II de Aragón y V de Castilla (1452-1516), Rey Católico, y por Juana I de Castilla (1479-1555), Juana la Loca, hija del anterior y de Isabel I de Castilla (1451-1504), Reina Católica, se emitió la bula de autorización por la Santa Sede a través del PP. León X (1475-1521).

                              Situado al borde del cauce de los Dolores y junto a la capilla del mismo, denominado hoy Teatro Chico Municipal, fue adquirido por la Sociedad Terpsícore y Melpómene en 1866 y remodelado para el nuevo cometido, siendo decorado su embocadura por el pintor madrileño Ubaldo Bordanova Moreno (1866-1909), con alegorías del mundo teatral, musical y emblema de los nuevos propietarios.

                              La Voz de la Isla de La Palma, estación radiofónica perteneciente a la Cadena de Emisoras Sindicales del franquismo, que emitió desde 1960 hasta 1978, cuando se incorporó a Radio Cadena española. Se abre una etapa histórica de la radiodifusión canaria. En la actualidad dicho recinto está dedicado a sala cinematográfica, que acapara la atención de un público infantil y adulto, selecto y amante de grandes proyecciones.

   En diciembre de 1822, Manuel Díaz Hernández (1774-1863), conocido por el cura Díaz, expuso ante el pleno del ayuntamiento la necesidad de trasladar el centro hospitalario, concedido por Real Orden de 14 de junio de 1842, al cenobio de Santa Águeda de las monjas claras, alegando que en tales fechas se suprimiría a causa de la desamortización, 28 del mismo mes de 1837, por motivos de insalubre calidad y estar en el centro de la ciudad, lindando con el barranco, cuyas corrientes habían puesto en peligro y consternación al vecindario.

                              Así mismo, y con posterioridad, la calle fue adquiriendo importancia, ya que en ella se construyó, a la altura del nº 7, a mediados del XX, un sitio de ocio y esparcimiento llamado Bar Jardín y, más tarde, se edificó un cinematógrafo que llevó el nombre de Cine Avenida.

                              En este amplio solar, donde se encontraban desde antiguo varias casillas pertenecientes a diferentes propietarios, se levanta en la actualidad un edificio con fachada de siete plantas. Data de la segunda mitad de la década de 1970 y se debe a los arquitectos Rafael Daranas Hernández y Luis Miguel Martín Rodríguez. 

              A la altura del nº 11 se levantó un edificio de seis plantas que data de 1971, en cito, se encontraba Casa Electrón, desde 1907, donde se dispuso como industria para el suministro de luz eléctrica y alumbrado a la población. No quisiera dejar de mencionar unas palabras que ensamblaré textualmente, en base a sus cláusulas: “[…] Se obligó a encender el alumbrado público en todas las épocas del año a la hora que señalara la puesta de sol los almanaques de los Obispados de Canarias y a apagarlo a las veinticuatro horas a excepción de un número de lámparas equivalentes a mil bujías…”. Con las nuevas condiciones y el antaño presente en la mente de generaciones, recordando lo relatado en un inmueble determinado, durante muchos años.

                              De aquí dilucidamos que no sólo la propia calle, una de las más céntricas de la capital, en sí tiene una gran historia, sino que desde el propio nombre en que el ayuntamiento, en virtud del acuerdo municipal de 3 de noviembre de 1894 al cumplirse el tercer centenario de su nacimiento, hace de la misma calle, el nombre de Díaz Pimienta.

                              Avanzamos hasta llegar a la construcción de la Cooperativa de panaderías Panificadora Jorós, S.L. Fue una empresa fundada con siete u ocho más pequeñas de tipo familiar y artesanal en el año 1950, que funcionaban independientemente y esparcida en diferentes lugares de la ciudad. En su origen existía el afán de progresar.

            El cierre definitivo de la Panificadora ha significado un problema para sus trabajadores, pero lo ha sido, también, para quienes comprábamos el pan todos los días del año en su renovado punto de venta, que dejaba atrás el viejo mostrador y expositor de los ´80 y el reguero de migas por la acera, para dar paso a una novedosa etapa: la decoración, presentación de los productos y la amplia oferta, de la que aprendimos a qué sabía el pan chapata y nos enseñó a distinguir las distintas formas de amasar obras panaderas.

                              Más arriba nos sometemos a un punto de reflexión al llegar a los límites de lo que fue el paseo y jardines del Centro de Maternidad, que hoy es ocupado por un Centro Infantil de Educación. La predominante atención hospitalaria actual al embarazo y parto, nos ha hecho olvidar las particularidades de dar a luz en los domicilios y más aún en las zonas rurales. El objetivo es intentar comprender algo más el proceso del embarazo, parto y crianza en el ambiente rural de La Palma a mediados del XX.

                              Al término de la vía llegamos frente al colegio de Santo Domingo de Guzmán, La Palmita. Desde 1908, ha desarrollado su labor docente en el seno de la sociedad santacrucera, habiendo pasado por sus aulas generaciones ávidas de aprender.

          Su fundador Domingo Cáceres Kábana (1855-1907), prestigioso abogado, natural de Los Llanos de Aridane, había resuelto emplear una parte de sus bienes en la fundación de una Comunidad religiosa dedicada a la enseñanza, que admita alumnado gratuito. Poseedor de una bien saneada fortuna, demostró su altruismo y altos valores humanos al tratar de fundar en la casa de su hacienda, una institución benéfica para educar a huérfanas desamparadas.

                              Otorgó testamento ante el notario Aurelio Gobea Rodríguez a 14 de marzo de 1907, y en su cláusula sexta dice textualmente: “Quiero y dispongo que con las fincas que expresaré en este mi testamento, se constituya un instituto benéfico para la educación de huérfanas, señalando como local la casa enclavada en la finca titulada La Palmita, bajo las órdenes y dirección del Excmo. e Iltmo. Sr. Obispo de Canaria Doctor Fray José Cueto Díez de la Maza. O para cualquier otra institución que dicho Sr. Obispo tuviese por conveniente, de carácter benéfico-religioso”.

                              Sin embargo, aunque muy tarde, su última voluntad sí pudo ser cumplida por la Congregación. El 5 de junio de 1953, se trasladaron solemnemente sus restos a la capilla del colegio.

                              El Viernes Santo, en sentido descendente, el olor a incienso invade la calle con la presencia de La Piedad flamenca y anónima, que sale a partir del mediodía, desde la iglesia del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores y recorriendo José López, parsimoniosa, como el dolor sereno de la Madre mirando el rostro de su Hijo.

                              A cambio del comercio del azúcar y del afamado vino de malvasía, entre otros productos, llegaron de los talleres de Bruselas y Amberes, de Brujas y de Gante, retablos y esculturas, trípticos y tablas pintadas, etc., a través de las cuales tuvieron las islas cumplidos ejemplos del arte flamenco del último gótico y del Renacimiento, de los gustos manieristas y del barroco cercano a Rubens y a Van Dyck.

        Santa Cruz de La Palma, que se había erigido el tercer puerto en importancia durante el Imperio de Carlos I de España y V de Alemania, tras Amberes y Sevilla, fue la ciudad canaria donde arribó el mayor número de valiosas y bellas piezas flamencas.

                              Uno de estos ejemplos es el grupo escultórico de La Piedad, una escultura de madera policromada de 97 centímetros de alto, que se halla inventariada desde 1603 en la antigua iglesia del Hospital de Dolores. En 1610 se había colocado un tabernáculo enviado desde Sevilla por fray Pedro de Urbina y Montoya (1585-1663) y en 1655 fue aderezado por el escultor y dorador Antonio de Orbarán (1620-1671).

                              El escultor más sobresaliente de todos los que florecieron en La Palma, en la segunda mitad del XIX, remodeló la imagen de la Virgen, actualmente entronizada en la hornacina central del magnífico retablo del actual Hospital de Dolores. Debido a esta actuación, ha cambiado su semblante y parece una talla de estilo neoclásico.

                              La ciudad es una urbe de un incalculable valor patrimonial, que todavía sigue sorprendiendo. Queremos decir que la arquitectura doméstica no es el espejo mudo de nuestro pasado, sino que habla y lo hace de modo nítido e inconfundible. Sugerimos la defensa y conservación del patrimonio rico y singular que hemos heredado del pasado.

   - APÉNDICE -

                               A finales del siglo XVI se la denomina como calle del barranco (1590) y calle real de Jorós (1599), y en el XVII se le aplicaron los más variados nombres. Como calle real del Capitán Bartolomé de Frías (1620), calle que dicen del Sargento Mayor (1647) y calle del hospital que dicen del Sargento Mayor (1656), provienen del Capitán y Sargento Mayor Bartolomé de Frías que fabricó en ella su casa habitación, la última de la derecha, esquina al callejón Tres Codos. Al ser el personaje un destacado miembro de la sociedad palmera que ocupó una regiduría en el antiguo Cabildo y el tenientazgo de la gobernación de la Isla, de ahí que se tomara su graduación como referencia para clarificar una situación urbana. A su casa, curiosamente, se la llamó durante más de dos siglos la casa de la azotea porque se construyó de azotea y tejado, detalle no muy usual en la arquitectura doméstica de la ciudad. Otras denominaciones emanaron en razón a su proximidad con la casa-hospital que se encontraba donde actualmente está situada la plaza de mercado, en clara duplicidad con la que perduró a través del tiempo como tal calle del hospital (hoy, Pérez Volcán). La hemos visto señalada como calle de Nuestra Señora de los Dolores (1630), calle que corre por las espaldas del altar mayor del hospital de esta ciudad (1630), calle del hospital (1643), calle del hospital de Nuestra Señora de los Dolores (1673), calle de la casa hospital (1714), calle del hospital que sube a Jorós (1722) y calle que dicen del santo hospital (1775); esporádicamente se la mencionó calle de la cruz (1639) y calle de la cruz que va al hospital (1699). Con referencia al barrio donde se halla situada, se la ha consignado como calle real que va al barrio de Jorós (1675), calle real que va para Jorós (1703), calle que sube al barrio de Jorós (1744), calle que dicen de Jorós (1807) y calle de Jorós de abajo (1859), dominación ésta para diferenciarla de la actual calle Santos Abreu, que también se la llamó calle de Jorós, a la cual, en ocasiones, se le añadió de arriba (1807) con objeto siempre de determinar en lo posible su situación urbana. Esta calle de Jorós de arriba, arteria principal del barrio al que atravesaba en su totalidad, aparece asimismo mencionada como calle de Jorós que va a La Palmita (1834), en clara alusión a la hacienda de dicho nombre que se ha conservado hasta la actualidad. Al barrio se le decía como a las calles, Jorós de arriba y Jorós de abajo.

                              Si analizamos de forma retrospectiva la evolución urbanística de la calle podemos añadir que la misma, hasta época relativamente reciente, no estaba abierta hasta el final de su actual recorrido puesto que terminaba en el callejón de Picos. En este punto, al final de la calle, se debía encontrar el juego de la bola en vista de que, a principios del siglo XVII, en cierta documentación se la menciona como calle del juego de la bola de Jorós (1606), de lo que se deduce que este juego lo había en otros barrios de la ciudad, como efectivamente hemos podido comprobar, ya que de igual manera se relacionan en los de San Telmo y San José.

           TRANSCRITO de:

          -Santa Cruz de La Palma: recorrido histórico-social a través de su arquitectura doméstica. Jaime Pérez García. Edición patrocinada conjuntamente por Excmo. Cabildo Insular de La Palma, Caja General de Ahorros de Canarias y el Colegio de Arquitectos de Canarias, demarcación de La Palma. Pp. 45 y 46. Santa Cruz de La Palma. 2004.

 

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