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domingo, 8 de mayo de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXXV)

            CALLE GARACHICO: Historiadas ya las de Pérez de Brito y Díaz Pimienta, en el presente trabajo estudiaremos lo que se puede considerar el centro de la ciudad en un concepto más o menos amplio. Su longitud es muy corta, que sólo comprende un singular trazado con viviendas adosadas al risco denominado Mataviejas y otras con frentes hacia el saliente o este, discurriendo en paralelo, considerándose la parte trasera de los inmuebles referenciados con los números pares.

                              Ya se conocía con esta denominación en los primeros años del siglo XVII, sin embargo, consta en alguna documentación con nombre distinto o se la reseña de forma un tanto explicativa para que no existiera duda de la vía urbana que se trataba al no contarse en aquellos años con el callejero oficial, que vino a ser realidad en 1865. Cuando el ayuntamiento confeccionó el mismo se respetó el nombre de la misma, Garachico, que se había usado ininterrumpidamente cerca de trescientos años, o que es lo mismo tres siglos.

                              En el transcurso de los años, mientras transcurrían los acontecimientos cotidianos de una población con vista al mar, se la ha mencionado como calle trasera que va al hospital de Nuestra Señora de los Dolores en 1585, calle real que va derecha al hospital en 1603, y calle que dicen de los Izquierdos en 1647. En el XX en dos ocasiones se le cambió su nombre por General Bargés y, después, por Doctor Pérez Camacho, para restituirle su nombre tradicional cuando se le dio el de este prestigioso galeno, cirujano, a la calle que bordea uno de los laterales de la Alameda, al norte de la capital palmera.

        La calle evolucionó siempre marcada por el risco que la cierra por el poniente u oeste de manera que sus casas lindan con el llamado Lomo de Mataviejas. Esta evolución urbanística se desarrolló gradualmente y ya en el XVII estaba prácticamente fabricada, pues en el XVI consta que existían cuevas y corrales cerca del callejón que allí se encontraba, como los pertenecientes a Bartolomé García de Aguíar que dio a censo y tributo perpetuo a Antonio Álvarez, de oficio herrador, con sus entradas y salidas, y lindaban con solar y cuevas de María Ana de León.

                              A mitad de la referida calzada estaba el citado callejón, antes mencionado, que va a la cueva de los herederos del capitán Matías de Escobar Pereira, el cual todavía se conserva, aunque cerrado por una portada. En este callejón también existía algún inmueble como el que fue de Inés Martín, legítima esposa de Bartolomé Hernández, de profesión molinero, y Margarita Hernández Ortega, su hija, que lo vendieron en 1612 a Pedro de Escobar, Regidor de la isla y escribano del Juzgado de Indias. Se trataba de unas casas sobradadas en este sitio, que tenían por linderos, de una parte, las homólogas de Marcos Luis, de ocupación hortelano, al otro lado cuevas y corral del susodicho Pedro de Escobar y por delante el dicho callejón, estando por detrás la atalaya de Mataviejas.

                              Digamos, que en el presente trabajo hemos estudiado los inmuebles correspondientes a los números impares, puesto que los pares, corresponden a las fachadas traseras de las situadas en la de Pérez de Brito.

                              La primavera perfuma por Semana Santa los pasos procesionales, cuando se oyen las pisadas de los cargadores, cofrades, comitivas… en los desgastados adoquines, mirando el camino a seguir hacia el final cercano o el principio de la senda, en la Procesión Magna del Santo Entierro, nos conduce a la esperanza de disfrutar de la Resurrección de Jesús.

        La producción histórica muestra un sello único y señero en el transcurso de los siglos hasta su origen más remoto, sino que también nos muestra su convicción de que el hombre aislado e individual no existe, de que el hombre de hoy se explica en el de ayer y que resucitar a nuestros antepasados de los viejos documentos, rescatando volvemos la cabeza hacia el pasado y recorremos los siglos para alcanzar una visión más acabada de la andadura consumada, trasladándonos del presente al pasado, nos acerca a los hombres y mujeres que nos precedieron y a la realidad que envolvió sus vidas, que nos permite saber más de cómo éramos y descubrir algunas claves de cómo somos, todo ello en un viaje a través del tiempo, el espacio y la sangre que no es un ejercicio gratuito e intrascendente sino todo lo contrario, necesario y enriquecedor, porque lo presente está íntima e inseparablemente ligado a lo pasado y porque no podemos tener una idea cabal de la realidad actual. Es por ello que los clásicos llamaron a la Historia, justa y acertadamente, muestra de la vida, luz de la verdad, testigo de los tiempos y vida de la memoria. 

       FUENTE CONSULTADA:

     -Santa Cruz de La Palma: recorrido histórico-social a través de su arquitectura doméstica. Jaime Pérez García. Edición patrocinada conjuntamente por Excmo. Cabildo Insular de La Palma, Caja General de Ahorros de Canarias y el Colegio de Arquitectos de Canarias. Demarcación de La Palma. Pp. […], 21, 22 y 23. Santa Cruz de La Palma.

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