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domingo, 22 de enero de 2023

LA VENTANA DE CELOSÍA EN NUESTRO TIEMPO

Ejemplo de celosía de madera
                 El conjunto de ventanas y balcones de celosías que hoy posee el archipiélago canario, sobre todo las ventanas, reliquias heredadas del mundo hispanomusulmán, no tiene otro interés sino el que guarda por su propio origen, por su número, evolución y diversidad de formas en el resto del entorno hispánico, donde lamentablemente han desaparecido, como, primero, consecuencia de los nuevos trazados de las ciudades renacentistas y, en fecha más reciente, víctimas de la especulación y la incultura. Planes Especiales de Protección, escasamente protectores o rehabilitaciones sin rigor ponen en peligro la conservación de este extraordinario legado cultural, que debemos transmitir a las generaciones venideras como testimonio de nuestra verdadera identidad.

                              Tenemos el deber de reflexionar sobre lo antes comentado, ya que es una circunstancia muy seria a tener en cuenta. Es algo muy poco imaginado, cuando no se desea conservar el patrimonio, mientras en la Península se destruían, siendo la cuna y fuente de prolongación y asentamiento de la creación árabe por excelencia, en las Islas Canarias se construían, manteniéndose en buena medida hasta nuestros días y en La Palma se ha cuidado la existencia de una gran cantidad de ellas.

Casa con ventanas de celosías
        Santa Cruz de La Palma atesora peculiares formas y varios centenares de ventanas de celosías. Nada igual se ha hecho disfrutar de su presencia en ningún otro sitio de España o de América. Acostumbrados a su presencia, tomemos conciencia de su singularidad y de su excepcional contribución a la identidad, personalidad y belleza de nuestras ciudades.

                              Están formadas por varillas cruzadas en diagonal. El origen remoto de las mismas se remonta a la India, Irak y Egipto, donde se utilizaron para ventilar los estrechos espacios de reunión familiar y de tertulia y, así, dosificar el aire y la luz que circulaban por ellas. En el Cairo (Egipto) se usaron con ese fin, al igual que mantenía oculta a la persona, que miraba hacia el exterior. Guardan la misma similitud que en las islas por tener postigos abatibles.

Con postigos abatibles
       La carpintería hispanomusulmana se transformó en el mejor de los casos lo que define el mudéjar canario, traído desde el sur del país (Andalucía) y Portugal, que tuvieron las islas en una importante difusión, concretamente La Palma. Llegaron durante el reinado de los Reyes Católicos, al tiempo que iban desapareciendo, según hemos dicho en párrafo más arriba. Su empleo se vio favorecido por la existencia de una vida femenina íntima, ejecutada esencialmente dentro de la vivienda a modo andaluz y musulmán.

                              Tuvo a juzgar por los ejemplares conservados escaso arraigo de manera dominante en sustitución de la ventana de cojinete o cuarterones.

                              La que nos incumbe, ventana de celosía, es peculiar en tierra palmera. Además, se halla extendido el uso de la celosía en balcones, saledizos y ajimeces, que dio pie a un estilo de ventana particular privativa, asociada a la de asiento, convirtiéndose en un signo tradicional de relación social y en el elemento parlante más típico de sus fachadas.

Muestra de distintas ventanas
     Abundantes son en Santa Cruz de La Palma, que bien podría merecer el título de la “ciudad de las celosías”. Se ha contabilizado unas 327, distribuidas a lo largo de todo el núcleo urbano, tanto en el área central como en los barrios periféricos, que ocupan las partes altas de su orografía en 138 edificios pertenecientes a la práctica totalidad de las tipologías que conforman la arquitectura doméstica y, aún, religiosa. Lo que no se ha mantenido reseñable en ningún lugar hispánico.

                              Utilizadas con el fin de renovar el aire interior, su estructura es semejante a la de cojinetes, antepecho inferior con cuarterones, cristales superiores fijos o móviles y dos hojas divididas en recuadros cubiertos por celosías, en lugar de cojinetes. Tras las celosías, hay dos tapas luces que moderan a voluntad la penetración del aire y de la luz. En algún caso, desaparece el montante de cristalera y se sustituye por más celosías.

Tipología diferente a la tradicional
      En la actualidad, sin embargo, a pesar de las adversas contingencias, este legado es un bien que debe conservarse, siendo necesario articular una serie de incentivos dirigidos a los propietarios de los inmuebles que favorezcan su mantenimiento, que permitan en diferentes circunstancias recuperaciones como, también, el desarrollo de una normativa que las protejan.

                              Sin saber por qué, la circunstancia descripta hasta ahora abre el interrogante de si todas las tipologías se concibieron para solucionar unas exigencias funcionales relacionadas con las condiciones climáticas de la zona.

Con morfología original
     Además, aparte de sus propiedades funcionales, ha terminado por conferir un matiz cultural a los núcleos urbanos y construcciones históricas, que se localizan en Santa Cruz de La Palma, Los Llanos de Aridane o Icod de los Vinos. A pesar del empleo de otros elementos decorativos ajenos a su morfología original, los vanos de celosía han mantenido su esencia primitiva, que han proporcionado un innegable empaque al entorno y la han convertido en uno de los símbolos más característicos de la arquitectura canaria.

Riquísimo legado conservado
        La situación de las ventanas de celosías, hoy en día, ofrece un panorama incierto. De una parte, debe valorarse el riquísimo legado que se ha conservado. De otra, hay que incidir en una corriente cada vez más difundida de una mala praxis rehabilitadora. En los últimos años se han prodigado varias restauraciones o reconstrucciones que han cambiado la morfología completa. Se trata de intervenciones desafortunadas, que se abordan sin conocer las proporciones de los diseños tradicionales y se juega a ser nuevos diseñadores en los que se tiende a la simplificación, las líneas rectas y a la reducción de la ornamentación, muy acusada en los antepechos y los marcos. En este contexto, urge una formación a los carpinteros que se adentran en estas labores, a fin de preservar con las mejores garantías este valiosísimo legado.

Seña patrimonial de consistencia
         A lo largo de estas líneas se ha reiterado la relevancia de las celosías y las ventanas de celosías como una de esas señas patrimoniales y de mayor consistencia. La capital palmera atesora un auténtico monumento lignario, que debe de ser protegido y considerado en su justa medida. Nuestro propósito se ha centrado en el de remarcar su importancia. Se trata de uno de los elementos más singulares y que otorgan mayor prestación a Santa Cruz de La Palma y que, quizás, en el futuro pudieran aportar reconocimientos más amplios al conjunto histórico artístico. Antes de finalizar, solo me resta lanzar una propuesta, como lo han hecho otros tantos: cuidar lo nuestro dando testimonio de un pasado con imaginación y cordura, así construiremos un tiempo venidero con perseverancia, que solo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.

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