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domingo, 9 de julio de 2023

EL SOLSTICIO DE VERANO

     Para muchos es una suerte que haya llegada el verano, porque los días crecen de forma literal y real, las ilusiones eclosionan de alegría y supersticiones con una cara de fantasía. La piel se broncea bajo el flujo de un sol de justicia y las llamas candentes y rojas de las hogueras de junio o de San Juan incineran los malos augurios de aquellos, que se consideran poseídos de espíritus negativos, y alejan cualquier mal que se interponga entre sujetos de aquí o de allí, raza o religión, costumbres o creencias ancestrales y populares… Ha llegado el solsticio de verano con todas sus peculiaridades, condicionando todo lo relativo al tiempo, temperatura y estado general de humedad, calor y comportamiento del fenómeno atmosférico de luz y placidez anímica mental, emocional, física y cuántas otras influencias queramos y podamos agregar a unas disconformes circunstancias, que año tras año, nos visita y nos presenta su tarjeta de identificación.

                              El término solsticio de verano proviene del latín sol (Sol) y sistere (permanecer quieto), también, solsticio vernal, ocurre durante el verano de cada hemisferio, norte o en el sur. Lo hace dos veces al año, dos momentos en los que el Sol alcanza su posición más alta en el cielo, como se ve desde el polo norte o sur.

                              Sucede durante el verano boreal, en el hemisferio norte, y el de verano austral, en el hemisferio sur. Según el calendario gregoriano, el solsticio de verano se presenta entre el 21 y 22 de diciembre de cada año, en el hemisferio sur, y entre el 20 y el 21 de junio, en el hemisferio norte.

      La estación del estío nos atrae siempre con la promesa del buen tiempo, con los días de playa, de refrescantes baños en las azules aguas marinas, luciendo una musculatura acorde a los ejercicios hechos entre los hombres y un cuerpo femenino entre las mujeres ataviadas con sugerentes bikinis, curtiendo la piel con sal de reluciente brillo anacarado. Para tales menesteres contamos en nuestro litoral y tierra firme con piscinas y bellas playas, riquísimos helados y tardes de relax a la sombra leyendo o durmiendo una agradable siesta. Otros prefieren encender el móvil o cedular para enviar whatsApps…, etc.

                              Para quienes no sepan todavía, la estación oficial del verano, comenzó a las 16.58 horas en horario peninsular español, una hora menos en Canarias, el miércoles, 21 de junio del presente año, con la fuerza esperada y sin sobresalto.

                              En el solsticio de junio el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol, que durante cualquier otro día del año. Esto significa que en estas latitudes se vive el día más largo y la noche más corta. En el lado opuesto pasa lo contrario, ya que junio trae el de invierno y el día más corto.

                              Durante el verano recibimos más luz solar, pero esto no significa que el primer día sea el más caluroso. La atmósfera y el mar actúan como barrera para el calor, absorbiendo y sirviendo de pantalla a los rayos solares, que, entonces, necesitan varias semanas para liberar esa energía, teniendo como resultado, que los días más calurosos del verano, normalmente, coinciden en julio o agosto.

     Ha sido reconocido y celebrado por muchas culturas por todo el mundo. Los antiguos egipcios, construyeron las grandes pirámides de forma que el Sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides en el solsticio de verano. Los incas celebraban su correspondiente solsticio de invierno con una ceremonia llamada Inti Raymi, que incluía ofrendas de comidas y sacrificios de animales e incluso de personas.

                              Recientemente, los arqueólogos han descubierto restos de un observatorio astronómico en una ciudad maya enterrada en Guatemala, en la que los edificios estaban diseñados de modo que se alineaban con el Sol durante los solsticios.

                              Para muchas culturas modernas, ya no son tan importantes, cómo se celebran, sino la manera que se hacen para divertirse y estar alegres en lugares de ocio. Las únicas personas que realmente prestan atención a lo que pasa en el exterior de forma regular son los neopaganos y los agricultores, porque para ellos es importante las estaciones de cultivos y de cosechas.

                              El calendario, desde épocas remotas, jugaba un papel notable, mucho más de lo que lo es ahora, en un mundo invadido por el cambio, consumismo y con las nuevas técnicas sustitutivas en electrónica, conservación de alimentos, industrias u otros medios exotéricos. La gente quería saber qué era lo que iba a ocurrir, para poder estar preparados, aunque seguimos pendientes de las informaciones meteorológicas a través del móvil, prensa, radio y Tv. En la actualidad somos una cultura mucho más de interior, por lo que tenemos menos conexión con el cielo.

                              Las culturas antiguas y algunas religiones modernas prestan mucha atención a algunos alineamientos naturales y hay mucho misticismo y poderes sobrenaturales unidos a esto.

                              Está asociado a las fiestas de San Juan, que nacieron como rituales agrícolas más tarde adaptados por la religión cristiana.

         La Noche de San Juan o las Hogueras de San Juan, es la tradición más efímera en España, relacionada con el solsticio de verano y está basada principalmente en el fuego, como elemento purificador de numerosos males o posesiones malignas de espíritus negativos, que actúan de manera reiterativa sobre el ser humano. La ocasión nos invita a certificar extensas narraciones de lecturas transmitidas de parientes y familias, traducidas en visibles y elocuentes danzas, que no lo hacemos en este espacio para no extendernos demasiado. En un primer plano, esta fiesta estuvo arraigada a ritos de fecundidad y purificación, ya que se sacrificaban animales y se danzaban alrededor de las llamas para pedir buenas cosechas.

                              En nuestro país, la Noche de San Juan se hace con gran holgorio. En algunos lugares se salta sobre las llamas, en otros se camina sobre las ascuas o brasas, se lanza pirotecnia o fuegos artificiales, se queman artículos viejos o inservibles… Junto con el fuego, el agua es el otro elemento básico utilizado para dar la bienvenida al verano, ya que en muchas localidades costeras las hogueras suelen acompañarse de baños en el mar, que en un primer momento pudieron tener una intención purificadora.

                              El sol es un símbolo de vida y de luz, que asociado a los rituales con fuego eran algo común entre todas las civilizaciones antiguas.

                              El agua limpia y trae la fertilidad. Se dice, por ejemplo, que a partir de las 12 de esa noche el agua está bendecida y es milagrosa. Trae salud, alegría y felicidad.

                              Resumiendo lo expuesto no dudamos en afirmar que las festividades viven de mitos y costumbres, heredadas de generaciones anteriores, que transmiten el ímpetu de hacerse real y meritoria de continuidad.  

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