La Virgen de Los Remedios, leyenda e imagen, representada
por una valiosa pieza flamenca, también, del XVI. A esta Virgen se le atribuye
la constancia del Adelantado, Alonso Fernández de Lugo (1456-1525), y de sus
tropas castellanas al conquistar el suelo insular palmero. Históricamente la
advocación mariana de Los Remedios ha sido muy venerada en las Canarias,
ejemplo de la cual, además, de la efigie presente que tratamos, está la de San
Cristóbal de La Laguna, hoy Catedral diocesana, Diócesis Nivariense, según
nuestros conocimientos existen otras referencias en el archipiélago por la
profunda devoción popular que se tiene a esta advocación de santa María Virgen
y Señora de los cielos, celebrándose la onomástica cada 2 de julio.
La Virgen Nuestra Señora de Los Remedios ha vuelto a ser
visible, a presidir la hornacina central del Retablo Mayor de la iglesia
parroquial en donde convergen las miradas de los fieles y de aquellos que, por
cualquier motivo, nos visitan y acuden al solar sacro a contemplar los
vestigios de un pasado pletórico, garantizado, después de completarse los
trabajos de restauración y conservación llevados a cabo por la Dirección
General de Cultura y Patrimonio Cultural en colaboración con el Cabildo Insular
de La Palma, que forma parte de una campaña concreta desde 2023, con el
objetivo de conservar el legado cultural en condiciones óptimas.
Los restauradores, Nieves Luisa Cabrera Castro (1972) y
Domingo José Cabrera Benítez (1971), compartieron detalles sobre el proceso de
restauración y conservación al que fue sometida con gran prudencia y
experiencia la imagen mariana, resaltando la devoción que ha recibido a lo
largo y ancho del tiempo. Se implementaron, no quepa la menor duda, medidas
para garantizar la funcionalidad de la misma, que será utilizada en paseos procesionales
durante las anuales fiestas patronales.
Desde 1591, consta la existencia de una cofradía creada bajo
esta advocación, al parecer, en 1608, había tomado el nombre de Nuestra Señora
del Rosario.
Lo curioso de tal asunto es que la Virgen ya estaba
inventariada en el inmueble de Los Remedios, iglesia principal del casco urbano
de Los Llanos de Aridane, en 1584, según investigaciones. Mas tarde, entre 1705
y 1711, el mayordomo de fábrica rendía cuenta del dinero invertido en retocar
la escultura y que fue dado al escultor palmero, Bernardo Manuel de Silva
(1655-1721), en concepto de intervención en la hechura del Niño de la Virgen
del Rosario, dorado de su retablo mayor y de algunas partes tratadas de la
talla.
En el XVIII, se aplicó el añadido de mantos y capas de tela
a la pieza original, cuyo uso se había iniciado entre 1691 y 1693, así como de
valiosas alhajas, una luna y coronas de plata, entre 1718 y 1757. Pasado el
tiempo, surgieron algunas reformas y cambios, introduciéndolos en la decoración
del testero de la capilla mayor, aunque la imagen de la Virgen continuara
presidiéndolo como titular indiscutible del cenobio.
No nos olvidemos nunca, que un rasgo distintivo de la talla
virginal de Nuestra Señora de Los Remedios, aunque siendo simplemente Virgen y
no Patrona del pueblo que la venera como tal, lo hace por su majestuosidad y
elegancia. Muestra una plenitud de formas en su sereno semblante que evidencia
el nuevo lenguaje renacentista, mostrando cierto parentesco con las Madonnas
rafaelescas pintadas por Van Orley y Gossaert por las mismas fechas. No supone
esto, una ruptura definitiva con el legado medieval, como se advierte en el
plegado de los holgados ropajes y en el modelado de la cabellera, de largos
mechones ondulados.
Tras los trabajos pertinentes de restauración y
conservación, el lunes, 6 de mayo, a partir de las veinte horas, comenzó el
acto de presentación y exposición, que el nutrido número de personas asistentes,
siguieron y pudieron conocer el proceso final de esta intervención.
‘Desde 2023, se lleva a cabo una campaña de restauración
sobre obras de arte flamenco con el fin de conservar este legado cultural en
perfectas condiciones junto a otras acciones divulgativas o proyectos de
investigación’.
Los restauradores compartieron en contexto al público el
proceso al que se sometió la obra flamenca. Se trata de una pieza artística
religiosa, anónima, que fue policromada, una vez más, en el XVIII y desde
entonces no se había hecho ningún tratamiento de conservación integral hasta
hoy, sino unos simples retoques puntuales.
A pesar de su estado de deterioro por el paso del tiempo y la
devoción recibida ha propiciado el cariño y el trato haya sido muy bueno, por
lo que la intervención se ha basado en solventar los daños provocados por la
suciedad, los repintes, la pérdida de madera o policromía, entre otros
aspectos.
Este tipo de detalles aportan mucha información sobre la
historia de la obra, pero, también, sobre la propia historia del valle.
No faltó por parte de los restauradores, Domingo y Nieves
Luisa, la propuesta de una serie de medidas de conservación por la
funcionalidad de la misma y para que la talla no siguiera perdiendo sus rasgos
identitarios.
Finalizo, sobre la advocación de la Virgen Nuestra Señora de Los Remedios de Los Llanos de Aridane, isla de La Palma en Canarias, reproduciendo la leyenda, recopilada por el que fue escritor y cronista oficial local, ciudad que alberga tan bello tesoro, Pedro Hernández y Hernández, que dice: ‘Cuenta que el Adelantado de Castilla, Alonso Fernández de Lugo, después de la derrota sufrida en el lugar de Adamancasis, El Paso, se retiró a Los Llanos. Allí, en el campamento de invierno, estudió con sus capitanes el definitivo asalto contra el jefe aborigen, Tanausú, y en su desesperación exclamó: ‘no encuentro fácil el remedio para acabar con la dureza y poderío del príncipe de Aceró’. Al escucharle una joven mujer dijo, con voz clara y dulce, lo siguiente: ‘la Señora del Cielo tiene remedio para todos’. Castellanos y aborígenes cristianizados no olvidaron las palabras de aquella mujer y, terminada la conquista, levantaron una pequeña ermita con la advocación de Nuestra Señora de Los Remedios en las inmediaciones del río de La Caldera de Taburiente o barranco de Las Angustias.
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