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domingo, 26 de mayo de 2024

LA FLAMANTE PATRONA DE LOS LLANOS DE ARIDANE

    Arte, amor, devoción, compromiso… son términos que se conjugan con un solo verbo y en un determinado modo, con un abrazo eterno y fraternal a un templo único en el corazón de todos los habitantes del valle de Aridane, edificado originalmente a principios del XVI, en la ladera sur del barranco de Las Angustias, a instancias de los primeros pobladores castellanos de la isla de La Palma. En 1517, tiene lugar la segunda fundación de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, en su actual emplazamiento.

                              La Virgen de Los Remedios, leyenda e imagen, representada por una valiosa pieza flamenca, también, del XVI. A esta Virgen se le atribuye la constancia del Adelantado, Alonso Fernández de Lugo (1456-1525), y de sus tropas castellanas al conquistar el suelo insular palmero. Históricamente la advocación mariana de Los Remedios ha sido muy venerada en las Canarias, ejemplo de la cual, además, de la efigie presente que tratamos, está la de San Cristóbal de La Laguna, hoy Catedral diocesana, Diócesis Nivariense, según nuestros conocimientos existen otras referencias en el archipiélago por la profunda devoción popular que se tiene a esta advocación de santa María Virgen y Señora de los cielos, celebrándose la onomástica cada 2 de julio.

      Añadiendo otros datos de vital importancia como notable seña de identidad, así consta como lo más destacado de la arquitectura mudéjar y ubicada en zona peatonal del casco urbano, frente a la construcción del Ayuntamiento, Casa de la Cultura, Plaza de España y anexos como Correos y Casino, sitio de esparcimiento social y cultural, constituyen un punto de encuentro en el mismo centro ciudadano con una estampa singular.

                              La Virgen Nuestra Señora de Los Remedios ha vuelto a ser visible, a presidir la hornacina central del Retablo Mayor de la iglesia parroquial en donde convergen las miradas de los fieles y de aquellos que, por cualquier motivo, nos visitan y acuden al solar sacro a contemplar los vestigios de un pasado pletórico, garantizado, después de completarse los trabajos de restauración y conservación llevados a cabo por la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural en colaboración con el Cabildo Insular de La Palma, que forma parte de una campaña concreta desde 2023, con el objetivo de conservar el legado cultural en condiciones óptimas.

                              Los restauradores, Nieves Luisa Cabrera Castro (1972) y Domingo José Cabrera Benítez (1971), compartieron detalles sobre el proceso de restauración y conservación al que fue sometida con gran prudencia y experiencia la imagen mariana, resaltando la devoción que ha recibido a lo largo y ancho del tiempo. Se implementaron, no quepa la menor duda, medidas para garantizar la funcionalidad de la misma, que será utilizada en paseos procesionales durante las anuales fiestas patronales.

           Como flamante Patrona, la bella efigie, escultura de madera policromada de 94 centímetros, aproximadamente, aparece documentada en 1678, ocupando la hornacina central de su antiguo retablo mayor, deslumbrando desde que abrimos las cancelas, tanto principal como trasera, para indicarnos la joya amada por los cristianos y venerada por la iglesia católica, entre rezos y suspiros, según la apreciación que se tiene de la talla, estamos ante una obra producida en un taller de Bruselas en el segundo tercio del mencionado XVI o en las primeras décadas de la misma centuria.

                              Desde 1591, consta la existencia de una cofradía creada bajo esta advocación, al parecer, en 1608, había tomado el nombre de Nuestra Señora del Rosario.

                              Lo curioso de tal asunto es que la Virgen ya estaba inventariada en el inmueble de Los Remedios, iglesia principal del casco urbano de Los Llanos de Aridane, en 1584, según investigaciones. Mas tarde, entre 1705 y 1711, el mayordomo de fábrica rendía cuenta del dinero invertido en retocar la escultura y que fue dado al escultor palmero, Bernardo Manuel de Silva (1655-1721), en concepto de intervención en la hechura del Niño de la Virgen del Rosario, dorado de su retablo mayor y de algunas partes tratadas de la talla.

                              En el XVIII, se aplicó el añadido de mantos y capas de tela a la pieza original, cuyo uso se había iniciado entre 1691 y 1693, así como de valiosas alhajas, una luna y coronas de plata, entre 1718 y 1757. Pasado el tiempo, surgieron algunas reformas y cambios, introduciéndolos en la decoración del testero de la capilla mayor, aunque la imagen de la Virgen continuara presidiéndolo como titular indiscutible del cenobio.

       La Virgen de Los Remedios muestra al Niño Jesús desnudo en señal de humanidad, a la vez que cubre su brazo respetuosamente con su amplio manto. El infante divino acaricia con dulzura el mentón de la Madre celestial y ésta le hace entrega de la pera simbólica, alusiva al Misterio de su Encarnación. Mientras observamos la composición del conjunto, único y sensacional, mirándolo por donde lo mires, siempre encuentras algo para quedarte extasiado repentinamente y exclamar, inmediatamente, ‘Dios es grande y mucho más con su Madre’. Una singular postura la que adopta el Niño, sentado plácidamente, cautivándonos y llevándonos al lado de la Reina pura y hermosa, resplandor del alba y doncella coronada con corona de estrellas y rodeada de ángeles y querubines, alabando entre aclamaciones, de dar remedios a quienes se lo soliciten con fervor, Virgen de Los Remedios. El Niño sentado, tuvo gran aceptación en los medios escultóricos de los Países Bajos, durante el principio del XVI, a juzgar por varios motivos conservados.

                              No nos olvidemos nunca, que un rasgo distintivo de la talla virginal de Nuestra Señora de Los Remedios, aunque siendo simplemente Virgen y no Patrona del pueblo que la venera como tal, lo hace por su majestuosidad y elegancia. Muestra una plenitud de formas en su sereno semblante que evidencia el nuevo lenguaje renacentista, mostrando cierto parentesco con las Madonnas rafaelescas pintadas por Van Orley y Gossaert por las mismas fechas. No supone esto, una ruptura definitiva con el legado medieval, como se advierte en el plegado de los holgados ropajes y en el modelado de la cabellera, de largos mechones ondulados.

        Es maravilloso palpar el calor de quienes hace suyo un sentimiento, un patrimonio… tantas y tantas cosas más, que la Virgen haya recuperado su esplendor, porque la importancia de proteger lo nuestro como una manera de preservar la memoria del pueblo canario, sobre todo, en La Palma, ya que la isla tiene bastante interés con su legado.

                              Tras los trabajos pertinentes de restauración y conservación, el lunes, 6 de mayo, a partir de las veinte horas, comenzó el acto de presentación y exposición, que el nutrido número de personas asistentes, siguieron y pudieron conocer el proceso final de esta intervención.

                              ‘Desde 2023, se lleva a cabo una campaña de restauración sobre obras de arte flamenco con el fin de conservar este legado cultural en perfectas condiciones junto a otras acciones divulgativas o proyectos de investigación’.

                              Los restauradores compartieron en contexto al público el proceso al que se sometió la obra flamenca. Se trata de una pieza artística religiosa, anónima, que fue policromada, una vez más, en el XVIII y desde entonces no se había hecho ningún tratamiento de conservación integral hasta hoy, sino unos simples retoques puntuales.

                              A pesar de su estado de deterioro por el paso del tiempo y la devoción recibida ha propiciado el cariño y el trato haya sido muy bueno, por lo que la intervención se ha basado en solventar los daños provocados por la suciedad, los repintes, la pérdida de madera o policromía, entre otros aspectos.

                              Este tipo de detalles aportan mucha información sobre la historia de la obra, pero, también, sobre la propia historia del valle.

                              No faltó por parte de los restauradores, Domingo y Nieves Luisa, la propuesta de una serie de medidas de conservación por la funcionalidad de la misma y para que la talla no siguiera perdiendo sus rasgos identitarios.

       Jamás podré olvidar, a contemplar a la Patrona, como se le conoce por todo el suelo insular. No es necesario pronunciar su santo nombre, ‘María de Los Remedios’, cuando los palmeros la han llamado así desde tiempos inmemoriales. El Hijo la presenta a nosotros, testimonio de la iconografía de un Dios bueno y misericordioso, expresando el deseo de fidelidad, cuando acaricia la barbilla de su Madre.

                              Finalizo, sobre la advocación de la Virgen Nuestra Señora de Los Remedios de Los Llanos de Aridane, isla de La Palma en Canarias, reproduciendo la leyenda, recopilada por el que fue escritor y cronista oficial local, ciudad que alberga tan bello tesoro, Pedro Hernández y Hernández, que dice: ‘Cuenta que el Adelantado de Castilla, Alonso Fernández de Lugo, después de la derrota sufrida en el lugar de Adamancasis, El Paso, se retiró a Los Llanos. Allí, en el campamento de invierno, estudió con sus capitanes el definitivo asalto contra el jefe aborigen, Tanausú, y en su desesperación exclamó: ‘no encuentro fácil el remedio para acabar con la dureza y poderío del príncipe de Aceró’. Al escucharle una joven mujer dijo, con voz clara y dulce, lo siguiente: ‘la Señora del Cielo tiene remedio para todos’. Castellanos y aborígenes cristianizados no olvidaron las palabras de aquella mujer y, terminada la conquista, levantaron una pequeña ermita con la advocación de Nuestra Señora de Los Remedios en las inmediaciones del río de La Caldera de Taburiente o barranco de Las Angustias. 

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